Diego Rodríguez Veiga-El Español
DISCURSO DEL REY
- Felipe VI pide «un ejercicio de responsabilidad», que se trabaje atendiendo «al interés general de los españoles» y siendo «ejemplo de rectitud».
Por primera vez en nueve años, el discurso de Navidad de Felipe VI ha estado más dedicado a los políticos y servidores públicos, a los que ha llamado a hacer «un ejercicio de responsabilidad» en estos momentos, que a los ciudadanos de a pie.
El Rey ha sido valiente y ha abordado de frente la crisis institucional que vive el país. En su mensaje, ha centrado los problemas de España en tres claves: «la división», «el deterioro de la convivencia» y «la erosión de las instituciones del Estado». Y en su exposición ha quedado claro que los principales responsables de «generar confianza» y «unión» son los dirigentes.
«Una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas», ha dicho Felipe VI. En una clara alusión a las tensiones de estos días entre el Parlamento y el Poder Judicial, y entre el Gobierno y la oposición, ha pedido «instituciones que respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y que sean un ejemplo de integridad y rectitud».
«Las democracias en el mundo, y España no es excepción, están expuestas a muchos riesgos que no son nuevos; hay 3 en los que quiero detenerme porque me parecen muy importantes: la división, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones.»#MensajeNavidadRey pic.twitter.com/v0YD3hUtN6
— Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) December 24, 2022
Entre todos los agentes políticos e instituciones del país, no han sido capaces de cumplir el mandato constitucional de renovar el CGPJ ni el Tribunal Constitucional, al albur de los intereses partidistas de cada uno, y han elevado el termómetro de los debates que habrían tenido que servir para llegar a acuerdos.
El culmen de esta división se materializó el pasado lunes cuando el Constitucional frenó la tramitación de la reforma del Código Penal impulsada por el Gobierno con la que pretendía reformar la composición del propio tribunal de garantías sin seguir los procedimientos establecidos.
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Desde el Congreso y el Senado se ofrecieron sendas declaraciones institucionales acusando al Constitucional de intromisión en la «soberanía popular» y desde algunos grupos parlamentarios, en especial los que conforman el Ejecutivo y sus socios, se habló incluso de un «golpe» a la democracia.
«Las democracias en el mundo están expuestas a muchos riesgos», ha subrayado el Rey, «y España no es una excepción». «Creo que, en estos momentos, todos deberíamos realizar un ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones», ha alertado.
«Decidimos todos juntos»
Para Felipe VI, la solución a estos problemas pasa por reivindicar los valores heredados de la Transición y por actuar dentro de los parámetros marcados en la Constitución. Muchas cosas han cambiado desde la aprobación de la Carta Magna hace 45 años, reconoce, sin embargo, «el espíritu que la vio nacer, sus principios y sus fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse ni deben caer en el olvido».
La Constitución, ha dicho, es el «lugar donde los españoles nos reconocemos y nos aceptamos los unos a los otros, a pesar de nuestras diferencias; el lugar donde hemos convivido y donde convivimos en libertad«.
En su discurso ha apuntado que los valores constitucionales son la referencia donde «debemos seguir encontrando la unión que nos asegura estabilidad, cohesión y progreso». Ello garantizará una convivencia que es «nuestro mayor patrimonio».
«Una convivencia que requiere en nuestra vida colectiva el reconocimiento en plenitud de nuestras libertades, junto al respeto y la consideración a las personas, a las convicciones, y a su dignidad. Que necesita guiarse por la razón, que demanda anteponer la voluntad de integrar frente al deseo de excluir«, ha pedido.
Pese a que se había especulado con que Felipe VI podía caer en la tentación de pasar de puntillas por encima de la crisis institucional y la polarización del país, su mensaje ha sido directo. Hace responsables a todos por igual y señala el camino a seguir en la defensa de los valores democráticos.
Por otra parte, el Rey ha subrayado que es el conjunto de los españoles el que debe tomar las decisiones que afectan al país, una referencia directa a quienes desde el nacionalismo abogan por convocar referendos de autodeterminación. «Somos una de las grandes naciones del mundo, con muchos siglos de historia, y los españoles tenemos que seguir decidiendo todos juntos nuestro destino, nuestro futuro«.
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Inflación y Ucrania
El Rey también ha querido detenerse en la turbulenta situación económica. Ha mostrado su preocupación por la inflación, que atribuye -en línea con lo que viene diciendo el Gobierno- a la guerra en Ucrania, y ha hecho especial hincapié en los precios de los alimentos.
«La subida de los precios», ha dicho, «provoca inseguridad en los hogares» y «hay familias que no pueden afrontar esta situación de manera prolongada y necesitan el apoyo continuo de los poderes públicos para paliar sus efectos económicos y sociales».
Para paliar esa situación en las «familias que no pueden afrontar esta situación de una manera prolongada», Felipe VI reclama «el apoyo continuo de los poderes públicos».
Tras mandar un recuerdo a los ucranianos refugiados en España y a todos sus compatriotas, el Rey ha subrayado la necesidad de reforzar, de la mano de los aliados, «la capacidad de defensa colectiva».
En ese objetivo considera que España ha desempeñado un papel fundamental y que se vio durante la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid el pasado mes de junio. De la importancia que para el monarca tuvo este encuentro, da cuenta el hecho de que ha pronunciado el discurso junto a una foto de la cena que ofrecieron los Reyes en el Palacio Real a todos los dirigentes que acudieron al encuentro.
Tal y como suele ser habitual, Felipe VI no ha hecho tampoco en esta ocasión referencia a la situación de su padre, el Rey emérito Juan Carlos I, actualmente fuera de España.
A pesar del tono solemne de su discurso por las dificultades que atraviesa el país, el Rey ha terminado sus palabras con optimismo y un llamamiento a «mirar al futuro con esperanza». «Debemos seguir compartiendo objetivos con un permanente espíritu de renovación y adaptación a los tiempos. Con confianza en nuestro país, en una España que conozco bien, valiente y abierta al mundo. […] Esa España saldrá adelante», ha dicho