EL MUNDO – 13/04/16
· Convoca con 13 días de antelación una ronda de consultas exprésRenuncia a proponer un candidato si antes del 26 de abril no se logra un acuerdo político para formar Gobierno.
· El Rey sorprendió ayer al grueso de los partidos con el pie cambiado. Justo cuando el bloqueo institucional parece irremediable y el escenario político se ve ya contaminado por una nueva campaña electoral, Felipe VI ha retomado el testigo del proceso con la convocatoria de una tercera y última ronda de consultas exprés.
Y ello, con dos objetivos: primero, apremiar a los grupos a un último intento de acuerdo en los 13 días que faltan para que se inicie la ronda de consultas; segundo, dejar constancia de que la Jefatura del Estado tiene su papel institucional en el proceso y que, a falta de acuerdo, será la que eche la llave al mismo con la ya probable disolución de las Cámaras.
Así, la Casa del Rey divulgó un comunicado en el que fijaba para los próximos días 25 y 26 la citada ronda de consultas con los grupos. Una ronda con la que algunos ni siquiera contaban ya.
La coincidencia entre La Zarzuela y La Moncloa fue total cuando, al cabo de la investidura fallida de Pedro Sánchez en la primera semana de marzo, se consideró innecesario un nuevo desfile de los grupos por Palacio y se abrió un nuevo periodo de negociaciones políticas, que ha durado más de un mes.
Ayer, en parte del Ejecutivo se juzgaba todavía «innecesaria» esta tercera ronda y se recibía la decisión del Rey como una «formalidad» institucional que «ni pone ni quita» a la situación política y que es «indiferente» a la realidad preelectoral que vive España.
Así se expresaba un miembro del Gobierno, al tiempo que trasladaba la convicción de sus compañeros de Gabinete sobre que el Monarca sólo se propone tomar nota expresa del «estado de desacuerdo» político y parlamentario para la formación de Gobierno, y sobre que Felipe VI «ni siquiera pretende generar una última dinámica, que ya no existe en los partidos».
Esta interpretación venía abonada por el propio comunicado. Y es que la Casa del Rey dejaba bien claro en su segundo apartado que, a diferencia de lo hecho hasta ahora, Felipe VI no hará ninguna propuesta de candidato que no venga precedida de un acuerdo político previo. «…Que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados le otorgue su confianza», rezaba el escrito.
Una decisión no exenta de discusión porque, pese a los genéricos elogios a su gestión, no existe unanimidad entre los expertos constitucionalistas al respecto. Entre los juristas de referencia de este diario, la más crítica era ayer la catedrática de Derecho Constitucional de la UNED, Yolanda Gómez. Si ya en su día, tras la fracasada investidura de Sánchez, la jurista reprochó a la Casa su decisión de no convocar nuevas consultas, ayer aplaudió la decisión y constató que, con la Carta Magna en la mano, la «había echado en falta».
«Habría sido inaudito», añadía, que llegáramos al 2 de mayo sin una intervención del Rey». Sin embargo, Gómez señalaba que «la Constitución, en su artículo 99, habla de que el Rey hará, no consultas, sino sucesivas propuestas», lo que en su opinión aún le obliga a hacer «una propuesta más».
«Jurídicamente está claro», aseguraba, «que la Constitución no le obliga a que el candidato sea investido, pero mi impresión es que, políticamente, la Casa entiende que ello podría menoscabar la imagen del Monarca».
Sin embargo, su colega de la Universidad de Santiago, Roberto Blanco, opinaba justamente lo contrario. En línea con lo recogido en el seno del Gobierno, aseguraba que la última ronda de consultas es un «puro trámite» con el que el Monarca viene a «cerrar el proceso». No obstante, y a diferencia de lo dicho en el seno del Ejecutivo, el experto constitucionalista opinaba que se trata de un trámite absolutamente «necesario». La propia fecha «tardía» de la ronda de consultas –una ronda exprés, por cierto, que reduce de cinco a dos los días de audiencias– le servía a Blanco para insistir en que «la idea no es proponer candidato, sino sólo cerrar el proceso».
El desempate, en favor de esta última tesis, lo ponía el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense, Jorge de Esteban. «Desde el principio dije que el Rey sólo debía proponer un candidato que estuviera en condiciones de obtener los apoyos necesarios», aseguraba, no sin apostillar, por eso mismo, que esta tercera ronda sin propuesta asegurada «es una rectificación» de la Casa del Rey.
De Esteban disculpaba al Monarca por lo inédito de la situación –«a su padre se lo daban todo hecho», argumentaba–, pero insistía en que cometió su primer «error» al ofrecer a Rajoy la candidatura, y el segundo, al proponer a Sánchez: «Debió limitarse a proponer un candidato con posibilidades, si bien no hay mal que por bien no venga, y con el debate de investidura de Sánchez hizo correr el plazo constitucional».
EL MUNDO – 13/04/16