Victoria Prego, EL MUNDO 05/01/13
El Rey ha sido entrevistado otras veces antes, es verdad. Muy pocas, apenas dos más. Pero ésta es la primera vez en que Don Juan Carlos se somete al juego de pregunta-respuesta sin que sus intervenciones formen parte de un documental con otros añadidos, incluidos un guión y una voz de narrador o narradora.
Por lo tanto, hay que decir que ésta ha sido la primera auténtica entrevista, entrevista a pelo, que concede el Rey. Y eso ha permitido a los españoles escuchar la voz de un hombre que, sin salirse del papel que la Constitución le reconoce, no eludió apuntar a las grandes amenazas, y a los únicos caminos de éxito, que tiene delante en estos momentos el país.
Una entrevista a un Rey no es una rueda de prensa a un líder político. Y, por lo tanto, es del todo comprensible que no se abordaran esos temas de rabiosa actualidad que muchos querrían, querríamos, escuchar directamente de boca del Monarca. Pero ni el Rey podía en un momento como el de ayer abordar con crudeza los problemas que ha causado a la Monarquía y a su imagen las actividades de su yerno Urdangarin -porque eso incluso habría podido tener unas repercusiones casi diría que judiciales-, ni era el momento de enfrentarse, directamente y de cara, al morlaco de las tensiones secesionistas que nos llegan desde Cataluña. Eso es propio de una comparecencia, no de una conversación.
Y, sin embargo, no fue ése un tema que don Juan Carlos eludiera porque, aun en formato entrevista, dejó bien claras dos cosas: una, que esa tensión rupturista es exactamente la que más nos amenaza; y dos, que sólo si caminamos juntos podremos salir adelante.
Ayer vimos al Rey real, en el sentido de verdadero. Un hombre cordial, sentimental, añorante de su padre -y, aunque ayer no lo dijera, de su madre también-, entregado a su país, decidido a seguir trabajando, preocupado por lo que todavía no hemos conseguido y por lo que estamos perdiendo por el camino, y orgulloso y confiado en el papel que desempeña su hijo. También eso lo dejó clarísimo: el Príncipe de Asturias será un gran sucesor y en eso pueden estar muy tranquilos los españoles. Él lo está y así lo dejó dicho.
Entrevistar al Rey no es fácil, por muchos motivos. Pero crear el clima para hacerlo sin contar con el apoyo de las imágenes ni la muleta de un guión es más difícil todavía. Gran trabajo, por eso, el de Jesús Hermida, que ayer nos hizo uno de esos paseíllos de maestro de los que muy pocos saldrían indemnes.
Victoria Prego, EL MUNDO 05/01/13