EL CONFIDENCIAL 20/07/15
Las citadas fuentes han explicado que la reunión fue de hora y media y que, en ella, sobre todo Felipe VI preguntó a Artur Mas todos los detalles de los pasos que pensaba llevar a cabo en lo que en la jerga de CDC y el resto de formaciones abonadas al independentismo se denomina como “la desconexión de España”.
Las preguntas del Rey fueron tan precisas y tan perseverantes, aseguran las fuentes consultadas, que al final el propio Artur Mas acabó justificándose ante el jefe del Estado, asegurando que él ya no podía dar marcha atrás y que la culpa era del Gobierno de Mariano Rajoy, al no haberle ofrecido en más de dos años ninguna salida. Mas llegó a alegar ante Felipe VI que, si desde Moncloa le hubiesen dado alguna alternativa digna, él nunca habría llegado a los extremos actuales.
El monarca instó a Artur Mas a que extremara la prudencia fuese cuál fuese el resultado electoral que obtuviese la lista unitaria encabezada por Romeva
Felipe VI escuchó atentamente a su interlocutor y se mantuvo en todo momento fiel al papel que le otorga la Constitución como representante de la unidad del Estado, pero instó a Artur Mas a que extremara la prudencia fuese cual fuese el resultado electoral que obtuviese la lista unitaria que encabezara el antiguo ecosocialista Raül Romeva y que quiere ser una apuesta por la independencia, en la que CDC y ERC se repartirán los puestos que no sean para personalidades independientes al 60% y 40% respectivamente.
En medios políticos catalanes se valora que el encuentro fuese tan prolongado. En este sentido, se señala que Felipe VI asume mucho más que su padre que Cataluña es un problema y que hay que remangarse para mantener la unidad de España.
Doble lenguaje
La reunión con el Rey y su contenido muestran que Mas mantiene la herencia de la ya disuelta CiU: mientras de cara al 27-S se radicaliza el mensaje político público, en los despachos se intentan mantener las puertas abiertas para llegar a un acuerdo posterior.
El factor tiempo es clave, y en parte, la trampa que Artur Mas ha tendido a ERC para que aceptase participar en lista unitaria a la que Oriol Junqueras llevaba meses resistiéndose como gato escaldado al agua. El acuerdo firmado entre CDC y ERC prevé declarar de forma unilateral la independencia en un período que oscilará entre los seis y los ocho meses posteriores al 27-S. Es decir, como muy tarde a finales de mayo del 2016. Pero para ese momento ya se habrán celebrado elecciones generales en España y el panorama político podría haber cambiado de manera radical, lo que podría facilitar un nuevo acuerdo político entre la Generalitat y el Gobierno español, lo que empresarios y fuerzas políticas como Unió y el PSC denominan “la tercera vía”.
Acabar con el inmovilismo
Desde los sectores de CDC más reacios a la aventura independentista, la esperanza es que tras las generales se pueda llegar a un acuerdo de este tipo que garantizaría la unidad de España y la estabilidad institucional. Para estos sectores, esta posibilidad es más cercana tras la actitud que mostró Felipe VI en su reunión con Mas. También abrió la puerta a un pacto el propio Romeva, incluso aunque la lista unitaria ganase de manera clara los próximos comicios autonómicos.
Y eso que en todo momento el monarca valoró como muy preocupante lo que estaba pasando en Cataluña y verbalizó ante Artur Mas su preocupación por la actitud asumida por la Generalitat en los últimos tiempos, puesto que al fin y al cabo se trata de una parte del Estado y de la Administración española. El propio Felipe VI mostró ante las cámaras cuando recibió a Artur Mas un semblante inusualmente serio, acorde con la tensión política del momento.
Tras la reunión ninguna de las partes desveló nada de forma oficial. La Casa del Rey porque considera que es más útil trabajar de puertas adentro para mantener la cohesión territorial. Y Artur Mas y su equipo porque el contenido del encuentro no acabaría de casar con la escenificación rupturista de la precampaña electoral que vive Cataluña. Pero más allá del regate político corto, la voluntad de la Corona es mantener vivas las relaciones institucionales de la Generalitat con el resto del Estado.