ARCADI ESPADA-EL MUNDO
Como era de esperar, Sánchez se apoderó también de las torpes palabras del Rey del 4 de agosto («Es mejor encontrar una solución antes de ir a otras elecciones»), falseándolas a su impávido antojo para asegurar («Como dijo el Rey», se atrevió a decir) que los españoles no quieren la repetición de elecciones. Un alto, ejemplar e improbable ejercicio de pedagogía política consistiría ahora en que el Rey convocase formalmente a los partidos para una consulta precisa: cómo verían que, dada la falta de acuerdo evidenciada en la investidura, la búsqueda de otro candidato que suscitara el apoyo de una mayoría parlamentaria. Los españoles comprobarían entonces cómo Sánchez se negaba tajantemente a esa posibilidad, argumentando que él ganó las elecciones. Lo que les demostraría, a los españoles, al Rey y a Sánchez mismo, la obviedad de que evitar otras elecciones no es la prioridad absoluta. La prioridad es el poder y quién lo ejerce. Y Sánchez no lo tiene, pero en su afán está el tenerlo, y por eso ayer en Marivent dio inicio formal a una campaña que pretende reeditar el buen resultado que obtuvo Rajoy de la repetición electoral. Partiendo de un suelo superior y de la descomposición que presagia de parte del electorado del partido Podemos y de Ciudadanos, Sánchez se ve cerca de la mayoría absoluta o, al menos, de una mayoría incontestable.
De modo que llegado a este punto, Majestad, debo pedirle perdón por mi apresuramiento y hasta por mi plebeya ligereza al juzgar de torpes sus palabras de la otra mañana. Por el contrario estaban tocadas de una razón benéfica y sutil. Realmente, es mejor encontrar una solución antes de ir a otras elecciones.