Ignacio Camacho-ABC

  • Los ricos son un señuelo; no serás tan ingenuo de creer que hay tantos como para enjugar un déficit estratosférico

Mientras te distraes con la tómbola trucada de las fases de desconfinamiento -que tampoco tienen tantas diferencias, no vayas a pensar que la etapa 1 es un paraíso donde las fuentes manan leche y miel- y las manifestaciones de la derecha cabreada, el Gobierno ha empezado ya a estudiar de nuevo cómo subirte los impuestos. Sí, a ti, no a esos «ricos» de más de un millón de euros a los que Pablo Iglesias se ha referido esta semana en tono de cachondeo. A ti, funcionario de carrera, comerciante, abogado, médico, economista, ingeniero, autónomo que llevas dos meses sin ingresos; a ti, profesional de clase media, empresario de cierto éxito que aun así sudas para mantener el negocio abierto y

poder pagar nóminas y créditos. Vete preparando que vienen otra vez a por tu dinero, que el régimen subvencional que sueña Podemos requiere una liquidez muy superior a la de este Estado tieso por la quiebra técnica de las pensiones y la crecida exponencial del desempleo. Los ricos son un señuelo; no serás tan ingenuo de creer que en España hay tantos como para enjugar un déficit estratosférico. Tú eres el objetivo, la panacea, el burladero en el que esconderse para evitar las condiciones que impondría la solicitud de un rescate europeo.

Echa cuentas. Aunque Iglesias sacara adelante la «tasa Covid», que la sacará si se empeña porque no hay idea suya ante la que Sánchez no ceda, obtendría en el mejor de los cálculos un cinco o un seis por ciento de la recaudación total de Hacienda, que además y por razones obvias se ha desplomado esta primavera. Y como habrá que pedir prestados 300.000 millones en el mercado de deuda será imposible eludir la disciplina fiscal de Bruselas. Las nuevas figuras tributarias en ciernes -transacciones financieras, combustibles contaminantes, etcétera- son letra pequeña, mera calderilla con la que rebañar unas perras. Y el IVA no lo va a tocar un Ejecutivo de izquierdas, de modo que no le queda más recurso que el impuesto de sociedades y el de la renta. De TU renta. El salario de tu trabajo y los beneficios, si los logras, de tu empresa. La gran bolsa cautiva y segura de los que no tienen manera de eludir las reglas.

Ya lo pensaban hacer el año pasado, antes de que la epidemia disparase objetivamente la necesidad de gasto. Ahora disponen de la coartada de combatir la pobreza y el desamparo; si protestas te tildarán de privilegiado insolidario, y de demagogo si señalas el incremento hipertrofiado del aparato burocrático. Te van a exponer a escarnio por conservar tu empleo o mantener en marcha una consulta, una tienda, un despacho. El modelo populista es una sociedad subsidiada, un sistema en el que la mitad o más de los ciudadanos vivan bajo la protección directa del Estado. Y te tocará sufragarlo. Tal vez incluso llegue un día en que te conformes con sobrevivir al Covid y no depender del todo de los que te han arruinado.