FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 22/10/13
· Desde hace bastantes meses, el ambiente entre los presos de ETA estaba marcado por el desánimo y el malestar. Estaban desanimados porque su situación penitenciaria no había cambiado a pesar de que la banda terrorista había renunciado a la violencia y no se habían cumplido las expectativas que habían alimentado tras la declaración del 20 de octubre de 2011. Creían que a partir de ese momento todo iba a cambiar de forma radical, que pronto estaría en cárceles vascas y un poco más tarde en la calle, pero no ha sido así. Estaban, además, cabreados con todo el mundo: con el Gobierno español, por supuesto, pero también con la izquierda abertzale y con su propia base social a los que reprochan no movilizarse lo suficiente y ocuparse en demasía de su papel en las instituciones sin salir a la calle.
La sentencia del Tribunal de Estrasburgo a buen seguro que habrá cambiado, al menos momentáneamente, el depresivo ambiente de los etarras encarcelados. Es fácil imaginar que ayer hubo euforia detrás de los barrotes, al igual que la hubo en las movilizaciones convocadas en la calle por la izquierda abertzale para dejar constancia pública de que consideran la sentencia como un triunfo político, a pesar de que predican con falsa modestia aquello de que no hay ganadores o perdedores.
Las consecuencias prácticas del fallo se manifestarán en las próximas semanas o meses cuando se vaya produciendo la excarcelación de los 56 etarras a los que se ha aplicado la ‘doctrina Parot’ y ya tenían fijada fecha de salida de prisión. Entre los potenciales beneficiarios están muchos de los que protagonizaron la ofensiva terrorista de los años ochenta. Y entre los que se beneficiarán también de la anulación de la ‘doctrina Parot’ está alguno de los más significados exjefes de ETA que se ha mostrado contrario al abandono de las armas, como es el caso de Lasa Mitxelena, ‘Txikierdi’.
Las consecuencias políticas comenzaron a manifestarse ayer mismo con las expresiones de júbilo de la izquierda abertzale. Esas manifestaciones de satisfacción contrastan con el desánimo que afecta a las víctimas del terrorismo que habían encontrado en la ‘doctrina Parot’ el parche que tapaba los agujeros que dejaban en la ejecución de las penas las interpretaciones tradicionales de las redenciones de la condena.
Con la ‘doctrina Parot’ se había alargado una media de casi nueve años el tiempo de estancia efectiva en prisión, pero la sentencia de Estrasburgo vuelve a abrir el roto que ha permitido la salida de la cárcel de muchos terroristas de las épocas más duras sin haber permanecido en prisión un tiempo proporcionado a la gravedad de los delitos cometidos.
FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 22/10/13