IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Si quiere verlo bien, mire la ratio de deuda sobre PIB, que ha bajado un poco hasta el 117,7%. Si prefiere conocer la cruda realidad, sume la deuda total que, nuevo mes, nuevo récord, se sitúa en lo nunca visto: 1,453 billones de euros. Tranquilo, ya sabe que no pasa nada y no voy a darle la lata con esto del desastre de las cuentas públicas, que no quiero empeorar la visión pesimista que le transmito y que tanta zozobra causa. Únicamente quería recordarle que este aumento de la deuda contraída coincide en el tiempo con un incremento tremendo de los ingresos públicos, provocados por la subida general de los precios y el desagradable hecho de que el Gobierno no ha querido deflactar los tipos impositivos. Al contrario, ha preferido participar en la fiesta. Alguien en el Ministerio de Economía ha debido pensar que la mejor manera de luchar contra la subida de los precios es castigarles con unos impuestos mayores. ¡Qué cosas pasan…!

Para que vea que tengo una mente abierta, voy a creerle al Gobierno cuando asegura que esto de la inflación es un episodio desagradable pero muy transitorio. Eso quiere decir que esta bonanza de los ingresos será igualmente transitoria. ¿Qué pasará después, cuando se cumpla la previsión de la UE, se moderen los precios y vuelvan a su nivel habitual? ¿Bajaremos los gastos? Está usted de broma, ¿no? Ni lo sueñe. Eso no se hace nunca y no lo hace nadie; menos que nunca, en momentos inmediatamente anteriores a las elecciones.

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, expresó anteayer su preocupación por el endeudamiento de algunos países, y entre ellos por el nuestro. No crea que es miembro de algún asqueroso partido neoliberal o de la más extrema derecha. No, qué va. Pertenece al Partido Socialista Europeo y aseguró que no es el momento de acumular compromisos de gasto, como la actualización de las pensiones con el IPC. ¿Cree usted que le haremos caso a este desaprensivo correligionario? ¿Sigue usted con las bromas, eh? Vaya día tiene… El Gobierno se ha comprometido a hacerlo y ahora no es el momento de negarlo. Lo que le digan en Bruselas, incluso los suyos, le trae sin cuidado. Máxime, cuando el mismo Paolo Gentiloni dijo que va a esperar a 2023 para revisar la situación de la deuda española. ¡Qué lejos nos lo fía! Seguro que seguimos fatal, pero, para entonces, ya se nos ocurrirá algo. Y, en el peor de los casos, que le pregunten a Núñez Feijéo. Él sabrá…