Javier Caraballo-El Confidencial
- Lo que sigue a continuación refleja con fidelidad el pensamiento de quienes siguen considerando dentro del PSOE que Pedro Sánchez reúne como líder político grandes virtudes y condiciones que se mantienen intactas
[En el peor momento electoral desde que es presidente del Gobierno, Pedro Sánchez vuelve a Sevilla para iniciar una gira de mítines y encuentros por toda España, como si buscara el talismán que, en 2017, lo impulsó para ganar las primarias del PSOE contra todo pronóstico. No será en Dos Hermanas, como entonces, sino en un barrio obrero de la capital andaluza, en Pino Montano. Lo que sigue a continuación refleja con fidelidad el pensamiento de quienes siguen considerando dentro del PSOE que Pedro Sánchez reúne como líder político grandes virtudes y condiciones que se mantienen intactas y con las que podrá, de nuevo, remontar la crítica situación actual aunque, como entonces, tenga los elementos en contra]
«El sanchismo no ha muerto, pues claro, aunque todo depende de lo que consideres tú por sanchismo, que debe ser muy distinto a lo que pensamos aquí dentro. Puedes imaginar que, como son ya muchas las décadas que llevo en este partido, he visto de todo. Así que no vengas con el mantra que se ha instalado en la prensa española sobre el personalismo, el cesarismo que dicen otros, de Pedro Sánchez. Ahora te demostraré que Pedro Sánchez es menos sectario y rencoroso que otros secretarios generales, pero vamos a lo del personalismo. Aceptemos que es así. ¿Cuál es la novedad? ¿Más personalista que Felipe, por ejemplo? ¿Y el culto a la ceja de Zapatero? Vaya, hombre, parece que os habéis olvidado de que el arqueo tan característico de su ceja se convirtió en una seña de identidad, como una contraseña: el personal se llevaba el dedo índice arqueado hasta el ojo y mostraba su identificación con la causa. Hasta Miguel Bosé lo hizo, no digo más. Y se creó una plataforma que se llamaba PAZ, Plataforma de Apoyo a Zapatero. Es, simplemente ridículo, insostenible, que se quiera cargar sobre Pedro Sánchez el personalismo político que, en todo caso, viene muy de atrás».
«Es verdad que el partido, en los primeros años, era más rico en debates internos, porque había corrientes internas y dirigentes de otros partidos que se habían integrado, desde el PSP de Enrique Tierno y Pepe Bono hasta la izquierda socialista de Pablo Castellanos. Pero eso era un signo de los tiempos, igual que la derecha y el centroderecha estaban muy divididos. La propia evolución del partido, y la cantera de dirigentes que ha ido creciendo en democracia, es la que ha orillado todo eso. Aquí y allí, solo que los socialistas, por mucho que os empeñéis en lo contrario, seguimos siendo el partido más vivo. Y si no, que se lo pregunten a Pablo Casado… Mira, no, mejor aún, que le hablen de personalismo a Feijóo o a Juanma Moreno, que se presentan a las elecciones y solo ponen su nombre y esconden las siglas del PP».
«En lo que se equivocó fue en algunos nombramientos, pues claro, y por eso los ha corregido en cuanto ha podido»
«De modo que, si el sanchismo es culto al líder, pues qué quieres que diga, ni más ni menos que lo que ya ha ocurrido y lo que seguirá ocurriendo. Pero no más. Si el sanchismo lo forman aquellos que lo apoyamos desde el primer día, pues aquí seguimos, porque es el secretario general que nos ha llevado al Gobierno cuando nadie daba un duro por el PSOE y porque es quien mejor ha interpretado los tiempos que corren. Además, te lo he dicho antes: en contra de la impresión que estáis extendiendo, Pedro Sánchez no solo no es egoísta con los cambios, sino que es todo lo contrario: se traga los sapos que tenga que tragarse, incluso personales, si piensa que es lo mejor para el partido. No para él, sino para el PSOE. En el Congreso federal del año pasado ya lo hizo, y muchos lo criticamos, pero él tenía claro que quería cerrar las heridas de las primarias y unificar a todo el partido. Ni Felipe ni Zapatero, como sabes bien, lo apoyaron cuando Susana Díaz lo echó de la secretaría general y se fueron a primarias, pero allí estaban. Por mucho que le haya dicho Felipe, allí estaba. En lo que se equivocó fue en algunos nombramientos, pues claro, y por eso los ha corregido en cuanto ha podido, después del batacazo que nos hemos dado en las andaluzas».
«Héctor Gómez es buen tipo, y de una fidelidad absoluta, pero no transmitía PSOE, que es lo que nos hace falta ahora como el comer. Así que da un paso al lado, sin problemas, para que se ponga en su lugar Patxi López, y con eso ya tienes otro ejemplo de integración del partido, igual que lo que pasó con Antonio Hernando. ¿Habrá un ejemplo mayor que el de Antonio Hernando para simbolizar la traición a Pedro Sánchez? ¿No, verdad? Pues ahí lo tienes otra vez en plena sala de máquinas de la Moncloa y no te extrañe que dé un paso más y acabe de portavoz del Gobierno, algo que bajo mi punto de vista también sería un acierto. Pero bueno, en definitiva, que aquí lo único que no hacéis es mirar para atrás. Hace un año, todo dios decía que Pedro Sánchez estaba en manos de Iván Redondo, su Rasputín de las conspiraciones, pero cuando Redondo salió del Gobierno, lo acusaron de ser un frío calculador que solo quería rodearse de leales. Ahora que ha quitado a algunos de esos leales, porque el partido necesita una imagen más sólida, lo que dicen es que el sanchismo ha muerto… Una crítica para cada decisión, sin reparar en el contexto y en las razones. Entenderás que no es serio».
«A nosotros siempre nos ha funcionado muy bien el boca a boca en los territorios que dominamos»
«¿Resentido con la prensa? Bueno, no llego a tanto porque tampoco me sorprende. Con Felipe ya pasó, como acabaron reconociendo algunos de los que estuvieron en el cotarro, y con Zapatero también ocurrió. Ahora, con Pedro Sánchez, solo tienes que echarle un vistazo a los accionistas y a la línea editorial de los grandes medios de comunicación de este país, ya verás como es toda contraria al Gobierno y, sobre todo, al presidente. Eso es indiscutible. Lo pensaba uno de estos días de calor, en los que el precio de la electricidad ha estado en España cuatro o cinco veces más barato que en Francia o Alemania. Y nadie decía nada. Nadie repara que eso es gracias a la presión del presidente en Bruselas para conseguir la ‘excepción ibérica’, que ahora quiere implantarse en toda Europa. ¿Alguien lo ha valorado? Pero bueno, por mucho que el panorama de los medios de comunicación en España sea el que es, desde luego no lo pongo como excusa. Tampoco lo hace Pedro Sánchez. Fíjate en lo que ocurrió en julio. Hicimos una cumbre de la OTAN que salió a las mil maravillas, pero a los dos días se había olvidado… Ganamos el Debate sobre el Estado de la nación y al día siguiente ya se había pasado… Si eso ocurre, el problema es nuestro. No lo oculto. Pero que sepas que así nos ocurre con todo: la cantidad de medidas de protección y de apoyo que se ha aprobado desde la pandemia, luego con la crisis económica y ahora por la guerra de Ucrania. Si las buenas noticias nos duran poco o nada, el problema es nuestro. Por eso estamos convencidos de que, si cambiamos eso, todavía queda mucho partido hasta las elecciones».
«A nosotros siempre nos ha funcionado muy bien el boca a boca en los territorios que dominamos, en los que el partido está fuertemente arraigado, y ese es el sentido que tiene esta campaña de ahora, del Gobierno de la gente. Cuando las cosas no están bien, todo el mundo se pone nervioso. Así que es hora de que la gente se serene, que se acaben los roces que había en la Ejecutiva federal, y que cada cual se dedique a lo suyo. Porque tenemos acción de gobierno para vender. Y lo vamos a hacer. Nosotros a lo nuestro, a dirigirnos a «clase media y trabajadora», como acordamos en la última reunión. Hay tiempo para enderezar lo que se ha torcido y lo vamos a hacer. Ya lo veréis».