«Fuera la Justicia española». Éste fue el grito más insistentemente coreado ayer en la concentración que reunió a miles de independentistas en Barcelona para rebelarse ante las actuaciones judiciales contra cargos electos catalanes que decidieron desobedecer o bordear la ley para impulsar el proceso secesionista.
Unas 80.000 personas, según la Policía Local de Barcelona, respondieron al llamamiento que las principales asociaciones y partidos independentistas y el propio Govern llevaban semanas realizando para que la ciudadanía «reaccione» ante una teórica actuación judicial orquestada desde el Gobierno para impedir la consumación de la independencia de Cataluña, y para tomar represalias contra los dirigentes políticos que pusieron en marcha e impulsan el procés. Actualmente, hay una decena de cargos catalanes y 250 ayuntamientos investigados por actuaciones que desafiaron las leyes para promocionar el independentismo.
Bajo el lema «por la democracia», la manifestación estuvo encabezada por todos los políticos independentistas imputados. Entre ellos, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, investigada por permitir la votación de la hoja de ruta secesionista en el Parlament, o el ex presidente de la Generalitat Artur Mas y sus ex consejeros Francesc Homs, Joana Ortega e Irene Rigau, que deberán responder ante la Justicia por organizar la consulta del 9-N pese a la prohibición explícita del Tribunal Constitucional (TC).
También fueron arropados por los asistentes otros representantes públicos de menor rango que en las últimas semanas han alcanzado un notable protagonismo, como la dirigente de la CUP y alcaldesa de Berga, Montse Venturós, que fue detenida por los Mossos d’Esquadra y llevada ante el juez después de negarse a comparecer para explicar por qué mantuvo colgada una estelada en su Ayuntamiento durante las jornadas electorales del 27-S y el 20-D; como su compañero de partido, Joan Coma, que se negó a declarar ante la Audiencia Nacional por un presunto delito de sedición; o como el miembro de Badalona en Comú y teniente de alcalde de esa ciudad barcelonesa, Jose Téllez, que abrió las puertas de su Consistorio durante la Fiesta Nacional tras romper la sentencia judicial que lo prohibía ante los fotógrafos y las cámaras de televisión.
La comitiva se completó con el presidente de ERC y vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras; la número dos de la nueva Convergència y portavoz del Ejecutivo catalán, Neus Munté, o con representantes de Barcelona en Comú como los concejales de Barcelona Gerardo Pisarello y Jaume Asens.
Los grandes ausentes fueron la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien, sin embargo, participó en una manifestación paralela en su localidad natal, Amer, a la que acudió para ser nombrado hijo predilecto y desde la que llamó a «los demócratas de Cataluña a alzarse contra la pulsión antidemocrática del Estado».
La llegada masiva de autocares desde todos los puntos de la geografía catalana –más de 200– permitió llenar la avenida María Cristina de Barcelona y obligó a cortar al tráfico la cercana plaza España, algo de lo que se jactó el presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez. Tras repasar las últimas actuaciones judiciales contra el desafío secesionista y las resoluciones del TC contra la ley antidesahucios catalana o la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, Mas y el resto de cargos electos investigados subieron al estrado para ser jaleados por los manifestantes.
«No desfalleceremos, continuaremos adelante, sabemos la importancia de lo que estamos haciendo, nos dejaremos la piel», exclamó Mas. «La voz del pueblo de Cataluña no la van a callar», añadió Homs, quien dedicó la concentración al «señor Rajoy y a aquella gente que considera que la democracia tiene que estar subordinada a la ley». Forcadell se limitó a subrayar que «no contempla» que la inhabiliten, porque «quien pone o quita» al presidente de la Cámara «son los diputados».
«No tenemos miedo, que les quede bien claro. Comienza la movilización permanente», sumó el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. Mientras que la presidenta de la Asociación de Municipios por la Independencia, Neus Lloveras, llamó a los secesionistas a «no parar ante el juego sucio de un Estado decadente» porque el procés «debe acabar con la fuerza de la gente».