EL MUNDO – 02/05/15
· El núcleo de Miguel Urbán reclama tras la marcha de Monedero volver a la esencia anticapitalista y abandonar la moderación.
La ruidosa salida de Juan Carlos Monedero de la dirección de Podemos, con sus incendiarias declaraciones contra la mutación del partido en una fuerza moderada y alejada de la «frescura» del 15-M y de la «irreverencia» de sus «orígenes», ha puesto en el foco la «tensión» interna entre las «dos almas» de la formación, tal y como reconoció el dimitido número tres de Podemos en la entrevista que precipitó su marcha de los órganos de dirección.
Una de esas almas fundacionales, la encarnada por el ala más izquierdista y próxima al movimiento 15-M –donde se encuadra el grupo de Anticapitalistas y el eurodiputado Miguel Urbán–, está promoviendo abiertamente una «refundación» de Podemos para que regrese el partido «que conocimos», y que sólo puede entusiasmar si deja a un lado el actual «márketing electoral» para volver a ser una fuerza «de izquierda».
Esta batalla sobre la línea política e ideológica de Podemos no sólo se está dando en las conversaciones privadas o en las reuniones de los círculos más críticos. También ha saltado en las últimas semanas a la luz pública y se está alimentando sobre el papel, negro sobre blanco, en una serie de artículos en Público que han avivado un debate que «existe y existirá» entre las «dos almas» de Podemos.
Un artículo de Pablo Iglesias titulado La centralidad no es el centro, donde reflexionaba sobre dónde debe posicionarse ideológicamente Podemos –en el espacio «abandonado» por el PSOE–, prendió la mecha de este debate, que hasta entonces permanecía latente, pero que ha encontrado en el sector más izquierdista del partido las reflexiones más ácidas y críticas sobre la deriva de Podemos. En ellas, por ejemplo, se reprocha a los dirigentes haber reaccionado «a la defensiva moderando su discurso y su práctica política» porque han aceptado que «los miedos de las clases medias son los límites» hasta donde se puede llegar «y, por lo tanto, los ejes en torno a los cuales hacemos política», escriben Brais Fernández y Jaime Pastor en un elocuente artículo en respuesta a Iglesias hasta en el título: Buscando la centralidad… apareció el conflicto.
Este debate entre el sector más ideologizado de Podemos y el oficialista, capitaneado por Iglesias, podría tener un peso relativo o pequeño en lo que es el partido en sí, pero, sin embargo, salta por los aires cuando Juan Carlos Monedero agitó sus descarnadas y sinceras reflexiones el jueves, antes de llegar a un callejón sin salida donde no le quedó más remedio que dimitir. El ya ex secretario de Programa apostó claramente por regresar a los «orígenes», por volver a mirar a cara a cara a los círculos en lugar de tanta televisión y por cambiar esa estrategia «práctica» de parecer unos «buenos chicos» que no van «a dar problemas al poder» en lugar de tener un discurso «irreverente».
Las reflexiones de la corriente anticapitalista defienden esas ideas pero van mucho más allá, como es lógico, en los planteamientos de fondo y forma. Por ejemplo, no se habla de virar la estrategia; se pide abiertamente una «refundación» de Podemos que, además de ideológica, también sea organizativa.
Emmanuel Rodríguez, en un artículo titulado La centralidad es la ruptura, plantea la postura más radical y agresiva con los actuales estatutos de Podemos, que fueron impulsados por Iglesias y aprobados mayoritariamente por las bases en el congreso de Vistalegre, el pasado mes de octubre.
«Lo decía recientemente Víctor Alonso Rocafort, el ‘error Vista Alegre’ debe ser reversible. El jacobinismo y el centralismo de Podemos se han levantado sobre demasiados cadáveres: el despilfarro de un esfuerzo y un potencial de inteligencia colectiva preciosos por miedo al desbordamiento interno y en aras de un blitzkrieg (una guerra relámpago) que se ha demostrado imposible. O en otras palabras, la recuperación de Podemos pasa por su refundación: una suerte de ingeniería inversa de Vista Alegre que permita una amplia descentralización y democratización interna, al tiempo que se da paso a una modalidad organizativa fundada en el protagonismo de los círculos y de direcciones colegiadas, plurales y complejas», asegura.
Pero más que un nuevo modelo de partido, que también, lo que el sector crítico considera más urgente es la posición ideológica.
Fernández y Pastor son categóricos al respecto. Consideran que Podemos está en una encrucijada donde sólo tiene «dos opciones»: una, «continuar constreñido a un campo de disputa que ya ni siquiera le va a ser rentable en lo electoral» porque los posicionamientos «vacíos» han encontrado en Ciudadanos u otras fuerzas «un formulador más creíble», o dos, «lanzarse» a construir un verdadero cambio «vinculado no sólo a las demandas sino también a las necesidades objetivas de las clases populares». Esto significa para ambos que Podemos no «renuncie» a ser realmente un partido de la «izquierda» en lugar de «una máquina de guerra electoral para ganar las elecciones».
Si Pablo Iglesias reclamaba en su reflexión construir un partido al espejo de la socialdemocracia nórdica, el sector crítico le enmienda. «No de la [socialdemocracia] que añora Zapatero», sino de la «alemana de principios del siglo XX», donde había hasta «revolucionarias como Rosa Luxemburgo».
EL MUNDO – 02/05/15