Antonio Burgos-ABC
- Con Feijóo vuelve a haber oposición a Sánchez, que estaba en sede vacante
Para muchos, Alberto Núñez Feijóo ha surgido de Galicia como por un ensalmo de meigas y no conocen de su biografía más que su concatenación de mayorías absolutas como presidente de la Xunta. Pero no saben que antes, mucho antes, en 1996, se trasladó a Madrid para formar parte del gobierno de Aznar. Fue nombrado secretario general de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y Consumo, y ese mismo año se convirtió en secretario general de Asistencia Sanitaria y presidente del Insalud, cuando las competencias en Salud aún no habían sido totalmente troceadas entre las autonomías. Entre mayo de 2000 y enero de 2003, Feijóo fue director general de la Empresa Estatal de Correos y Telégrafos. En esa etapa,
Correos sufrió un viraje desde el servicio público monopolístico hacia la libre competencia empresarial. Mantener el tipo ante las mensajerías privadas fue algo que Feijóo hizo muy bien, en algo aparentemente tan oscuro como director general de Correos; donde triunfó, antes de volverse en 2003 a su tierra para dedicarse a una Xunta que habría de llevarlo primero a la presidencia del ente autonómico y después al actual liderato del PP en toda España, según acaba de ser elegido presidente en Sevilla.
Sevilla debe traer buenos recuerdos de esta etapa de Correos a Feijóo. Entonces fue cuando lo conocí y me di cuenta de su talla de político. Como director general de Correos rompió una costumbre que hasta entonces había: dedicar los sellos sólo a personajes ya desaparecidos. Feijóo, y nunca mejor dicho, se puso esa costumbre por montera y decidió en 2001 dedicar un sello a Curro Romero, que acababa de retirarse en octubre del año 2000. ¡Cualquiera es el guapo que ahora dedica un sello a nada ni a nadie relacionado con los toros, bueno está el patio como para arriesgarse! Pero eran otros tiempos, y Feijóo vino a Sevilla para presentar en su propia tierra el sello de Curro, en el que aparecía dando una de sus históricas medias verónicas cargadas de arte. Había una contradicción en el sello, que algunos le advertimos cuando lo presentó en los Reales Alcázares. El sello tenía un valor facial de 260 pesetas, equivalentes a 1,6 euros. Y consultando las tarifas postales se podía comprobar que 260 pesetas era el franqueo de las cartas urgentes. Con lo despacito que toreaba Curro Romero, el que más lento lo hizo nunca, Feijóo lo homenajeó… ¡con un sello urgente!
Sevilla y aquel sello urgente para el torero que manejó más lento su capote le trajeron buena suerte a Feijóo. Sevilla siempre le trae buena suerte al PP. Aquí refundó Aznar el partido que lo llevó a La Moncloa y aquí lo ha puesto el gallego de modo que con Feijóo vuelve a haber oposición a Sánchez, que estaba en sede vacante. Parece que le ha puesto al partido aquel sello de urgente a lo que iba tan lento, en este caso como un defecto, no como una virtud artística. Con sus palabras en estos días ha demostrado Feijóo que tiene un sello especial. Ojalá que esa personalidad en el liderazgo, ese sello de urgencia en los cambios, sea la que nos libre de Sánchez por el bien de España.