LIBERTAD DIGITAL 21/05/16
Tanto para el separatismo. Operación redonda con la estelada. La bandera de la banda terrorista Terra Lliure podrá exhibirse en el estadio Vicente Calderón, sede de la final de la Copa del Rey entre el Sevilla y el Barcelona. Un juez ha revocado la decisión de la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, de no permitir que se introdujera en el campo la enseña separatista que el club azulgrana ha hecho suya.
Un grupo de abogados denominado Drets (Derechos), especializados en contenciosos catalanistas, y el propio Barça presentaron recurso ante la decisión de Dancausa. Detrás de ellos, la Generalidad, el Ayuntamiento de Barcelona y las fuerzas vivas del nacionalismo catalán. E incluso un sector del PP catalán y una gran parte de Ciudadanos. Todos ellos confluían en la tesis de que la decisión de la delegada del Gobierno en Madrid era contraproducente. Para los nacionalistas, una oportunidad para despertar del letargo, y para el resto, un error de cálculo del Ejecutivo popular. Rajoy no tardó en desmarcarse de Dancausa. Tras él, el ministerio de Interior de Jorge Fernández Díaz.
En plena crisis del gobierno autonómico de «Junts pel Sí» por los presupuestos y el aumento de impuestos, con un cisma en la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y en las horas más bajas del proceso separatista, el anuncio de que no se podrían ondear esteladas en la final de fútbol resultó un provechoso clavo ardiendo para el separatismo. El presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunciaron que no asistirían al partido como medida de protesta por la «prohibición», mientras que la ANC anunció de inmediato el reparto de diez mil banderas de Escocia a las puertas del Vicente Calderón. La alcaldesa de Madrid, Carmena también se subió al carro del boicot a la final sin la bandera del grupo terrorista «Terra Lliure».
Tras la decisión judicial, el catalanismo ha descorchado otra botella. Puigdemont ha emitido un mensaje de Twitter en el que informaba de su presencia en la final y pedía «dimisiones» en alusión a Dancausa. Colau también se sentará en el palco del campo del Atlético de Madrid. En esta ocasión, la decisión judicial es impecable, al contrario que las sentencia del Tribunal Constitucional y el Superior de Justicia de Cataluña. Nada que objetar, salvo el «talante antidemocrático» del PP, de «Madrit» y de los «españoles».
La ANC ha retirado su campaña de reparto de banderas escocesas y el «Barça», a través de su vicepresidente Carles Vilarrubí (el exchófer de Pujol que aparece en casi todos los papeles del tres por ciento) ha aludido a la salvaguarda de la defensa de la libertad de expresión de los socios del club. Satisfacción mayúscula. Más cuando la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sostenía poco tiempo antes de la emisión de la decisión judicial que la medida de la delegación del Gobierno era «técnica». El fallo contra la Fiscalía y la Abogacía del Estado ha dejado en evidencia su declaración tras el Consejo de Ministros.
La batalla de la estelada ha acabado en un completo fiasco. Vía libre a la enseña de «Terra Lliure», la bandera adoptada por el «Barça» y los partidos nacionalistas. La final comienza con un gol en propia puerta. Según el catalanismo, en esta ocasión y como excepción, hay que respetar a los tribunales.