ABC 07/08/15
EDITORIAL
· La facción soberanista incluye en su estrategia inocular el factor miedo en los catalanes y embarrar con un lenguaje belicista todo el discurso de aquí a las urnas
LA facción soberanista catalana ha dado un paso más en su estrategia disgregadora adoptando un discurso repleto de alusiones violentas o belicistas con el claro objetivo de aprovechar este mes y medio hasta los comicios autonómicos para amedrentar al electorado autoproclamándose como solución al «conflicto». Primero fue Artur Mas al alegar el «derecho a la legítima defensa de un pueblo cuando es agredido», en una fantasmagórica excusa en la que se supone que es el Estado el que agrede a Cataluña, incluso con los 40.000 millones inyectados en esta legislatura para evitar su ruina. Y ayer mismo fue su cabeza de lista, el comunista Raül Romeva, quien auguró «una respuesta beligerante de España si gana el no a la independencia». La irresponsabilidad de los partidarios de la secesión va a más. Ya no bastan las falsedades actuales («España nos roba» o «una Cataluña independiente seguiría dentro de la UE y de la OTAN) o históricas («Cataluña es una nación milenaria»); ahora se trata de asustar a los votantes de aquí al 27-S fabulando sobre un hipotético aniquilamiento de Cataluña por parte del Estado. No tardarán en volver a desfigurar la historia para recrear en estas vísperas electorales un nuevo 11 de septiembre de 1714, el fetiche –convenientemente manipulado– preferido de los adeptos de esta insensata cruzada soberanista.
Mas, Junqueras y sus presuntos «arietes de la sociedad civil» (generosamente sufragados con dineros públicos) tienen demostrada su alergia a la ley y a las normas que han de regir en un Estado de Derecho, así como su pericia en el manoseo de los sentimientos aun a riesgo de fracturar la convivencia y hacer irrespirable el clima social en Cataluña. De la lealtad ni hablamos, claro. Ahora sabemos también que su estrategia incluye inocular el factor miedo en los catalanes y embarrar con un lenguaje belicista todo el discurso de aquí a las urnas. Nada ayudan a que no sea así las interpretaciones que salen tanto desde el PSC como del PSOE (Sánchez) sobre el supuesto «choque de trenes» entre Gobierno central y Generalitat, equiparando culpas y responsabilidades en esta cuestión. Cabe esperar que Ferraz cese en esa pastueña equidistancia y que el socialismo (que lleva la E de España en el nombre) se centre en apoyar la causa constitucional y la indivisibilidad de la nación y no en aprovechar también este trascendental asunto para erosionar a Rajoy.
Romeva puede estar tranquilo. La respuesta del Estado, sea cual sea el resultado de las autonómicas, se ajustará a la ley. Esa es la gran diferencia entre unos y otros: los que creen y cumplen con el Estado de Derecho y quienes pretenden saltárselo, especulan, mienten y ahora intentan meter miedo con una impresentable reedición de Hazañas Bélicas. Es su último cuento.