Miquel Giménez-Vozpópuli
  • El presidente García-Page se ha marcado un Lambán criticando a Sánchez. Vaya por Dios

Dice el actual presidente de Castilla-La Mancha – ¡que dos preciosas palabras unidas! – que las leyes acerca de la sedición y la malversación que benefician a los golpistas lazis “Son un traje a medida para los delincuentes”. Vamos, que ha expresado en voz alta lo que opinamos la mayoría de los españoles y, no lo digo con ironía ni duda alguna, una gran parte del electorado del PSOE. Page se ha desabrochado el cinturón, aflojado el botón del cuello de la camisa, la corbata de barón socialista y se ha manifestado en contra de los separatistas que “Están imponiendo sus condiciones al Estado”. Ah, y ha añadido que presentará una iniciativa legislativa para impedir la posibilidad de hacer ningún tipo de consulta que afecte al conjunto de los españoles. Oséase, el referéndum de independencia pactado entre Sánchez y Junqueras desde hace mucho tiempo. Siempre vale más tarde que nunca, evidentemente, y no será este modesto columnista quien le afee a García-Page que retome el sendero de la socialdemocracia sensata y con sentido de Estado. También creo que podía haber dicho algo el otro día cuando se expulsó del partido a Joaquín Leguina, por decir algo. O hablar antes de ahora, que mucho y malo es lo que Sánchez lleva perpetrando desde que accedió al cargo de presidente el gobierno. Pero, insisto, nunca es tarde si la dicha es buena.

Señor presidente de Castilla-La Mancha ¿cómo se sustancia? Amén de esa iniciativa, ¿qué oposición piensa usted ejercer dentro de su partido al intento de desmontar España y a su Constitución que tiene en Sánchez a su mejor adalid?

Ahora bien, todo eso, señor presidente de Castilla-La Mancha ¿cómo se sustancia? Amén de esa iniciativa, ¿qué oposición piensa usted ejercer dentro de su partido al intento de desmontar España y a su Constitución que tiene en Sánchez a su mejor adalid? ¿En un Comité Federal que apenas se reúne? ¿Organizando una corriente crítica dentro del PSOE? ¿Apoyando a los exministros y ex altos cargos del PSOE que han puesto el grito en el cielo? ¿Llamará usted a capítulo – cosa que no ha hecho hasta ahora – a los diputados en Cortes que sean de su autonomía? ¿Qué piensa usted hacer para evitar que lo que está sucediendo a día de hoy, y que, ciertamente, es gravísimo, no vaya a más? ¿O esto lo dice usted porque tiene autonómicas a la vuelta de la esquina y no quiere perder las elecciones? Dispense si soy malpensado, pero es que la vida ha tratado muy mal a los que son como yo, refractarios a los líderes omnímodos y vengativos.

Digo esto porque si sus palabras no van acompañadas de actos contundentes, qué sé yo, una rueda de prensa en la que explicite públicamente su total desacuerdo con este gobierno y su pérdida de credibilidad en Sánchez, la cosa no irá a más. Ni siquiera va a serle de utilidad en esos comicios que se barruntan malos para usted, porque las encuestas, ay, esas encuestas que no perpetra Tezanos, dicen que es más que posible un vuelco en su comunidad en favor del PP. Lo único que están dispuestos a aceptar quienes viven con la angustia de saberse gobernados por la banda de Sánchez son los hechos. El tiempo de las buenas palabras, las declaraciones de intenciones y los deseos de paz mundial y amor fraterno ya no mueven de sus sofás ni a la propia familia.

Si opta por lo segundo, todo quedará en un simple murmullo del servicio, un rumor de cocina que apenas le llega al señorito en su sala de estar

A mi juicio solo le quedan estas posibilidades: tira usted por la calle de en medio y pone cual no digan dueñas al César de hojalata o se hace usted un Lambán y pide perdón aduciendo que sus palabras han sido malinterpretadas por la canallesca. Si opta por lo segundo, todo quedará en un simple murmullo del servicio, un rumor de cocina que apenas le llega al señorito en su sala de estar. Así que usted decide. ¿Opta por subir a la planta señorial y decir las verdades del Lucero del Alba o se queda en la cocina limpiando la plata y refunfuñando en voz baja?

Porque ya no queda ni tiempo para tirar la piedra y esconder la mano.