Editorial ABC
- La cita en la capital bávara permitió que todo el mundo pensara en 1938, cuando la jugada de Putin es repetir lo de Stalin en 1945 en Crimea
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha convocado para este lunes en París a «los principales países europeos» para debatir sobre el escenario creado por el presidente estadounidense Donald Trump al ofrecer unas negociaciones directas de paz sobre Ucrania a Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, de las que Europa quedaría excluida. La reunión se gestó durante una reunión de los embajadores de varios países con la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, al terminar la Conferencia de Seguridad de Múnich. Allí se decidió que no fuera una cumbre de la UE, sino una reunión informal de gobiernos que más o menos comparten una misma actitud frente a Trump, lo cual explicaría la ausencia del húngaro Viktor Orbán, firme aliado del norteamericano.
Precisamente la cumbre de París irá de exclusiones, en concreto la de los países de la UE de las negociaciones de paz sobre Ucrania. Washington ha citado a los representantes de Rusia esta misma semana en Riad, capital de Arabia Saudí, para retomar los contactos de alto nivel entre ambos países y preparar la reunión entre Trump y Putin. Muchos países europeos creen que el líder ruso quiere hacer de la reestructuración del orden de posguerra la condición previa para un alto el fuego, y esto porque en la Conferencia de Múnich se agotaron las comparaciones históricas con la cita celebrada en 1938 en esa misma ciudad entre Hitler y los aliados, y la reunión terminó con la conciencia clara de que, en realidad, el símil histórico más ajustado es que el mundo camina hacia una conferencia similar a la de Yalta, de febrero de 1945, en un balneario de los zares en Crimea donde Stalin impuso la doctrina de las ‘áreas de influencia’ que hizo que el telón de acero cayera sobre la Europa del Este.
Otras cuestiones también imponen urgencia a esta «reunión de trabajo», aunque el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, advirtió de que no se debe «dramatizar demasiado». La reunión de Múnich quedó marcada por el discurso hostil del vicepresidente J.D. Vance hacia la UE, pero la reunión de este lunes no debería ser escenario del juego de los ofendidos, sino para acordar una política proactiva frente a EE.UU. y Rusia, sin olvidar que por debajo de Trump Europa tiene millones de aliados en su país. Lo cierto es que tres cuartos de siglo de existencia de la OTAN han conseguido infantilizar a Europa, que no es consciente de su gran riqueza y de su población, pero que se ha negado a desarrollar plenamente los medios para defenderse. La economía de Rusia es más pequeña que la de Italia y poco más de una décima parte del PIB de la UE, pero es la existencia del paraguas de la OTAN y las políticas entreguistas de la izquierda radical las que han disuelto las responsabilidades militares y creado la impresión de que Europa puede dar forma al mundo sin poner los medios para ello. El Reino Unido, uno de los países más desacomplejados militarmente, vivió un auténtico escándalo cuando, poco antes de la guerra de las Malvinas, se propuso reducir a 50 las fragatas de su Marina Real. Hoy apenas tiene 18, de las que sólo 12 están operativas, según cifras publicadas por ‘The Times’.
Macron ha declarado que Europa debe intensificar sus esfuerzos para aumentar su seguridad y su autonomía estratégica, pero eso llevará entre cinco y diez años. Desgraciadamente, Ucrania no tiene tanto tiempo. Una paz forzada permitiría a Rusia tomar aire y regresar para terminar el trabajo en tres años. Las declaraciones de los enviados de Trump han cometido una gran injusticia al no reconocer que Ucrania es la parte agredida y no admitir el terrible precio pagado por su independencia. En París se abre una oportunidad para empezar a corregir errores.