Del Blog de Santiago González

Son muchas las evidencias que ha dejado el pobre Simancas a lo largo de su tristísima biografía, hasta esa explicación de nuestro lugar en el ranking  de los contagiados y fallecidos: Es porque en España está la Comunidad de Madrid.

A Rafael Simancas Simancas, qué hermosa redundancia de apellidos, le llaman ‘el Sirio’ en su partido. El porqué no ha llegado a mi conocimiento, aunque se me ocurre una razón para explicarlo. Él, hijo de emigrantes cordobeses, nació en Kehl (Alemania). Dirán que no se acierta a ver la relación entre una pequeña ciudad a orillas del Rin y Siria, pero puede que Pedro Sánchez haya impartido magisterio para explicar Geografía a sus adeptos. En ‘La Colmena’, Concha Velasco encarnaba a Purita, una prójima que parecía buena chica. “Y a esa”, preguntó Sacristán señalando a otra coima, “¿por qué le llaman ‘la uruguaya’?” a lo que ella respondió muy puesta en razón: “Toma, porque es de Buenos Aires”.

Simancas Simancas ha sido una causa muy principal de que nunca los socialistas hayan tenido la más mínima oportunidad de presidir  la Autonomía madrileña desde las tres primeras legislaturas que encadenó entre 1983 y 1995 un socialista decente (que también los hay), Joaquín Leguina. En el 99 tuvieron de candidata a Cristina Almeida y luego vino Simancas, tres fracasos consecutivos. Tengo clavada en la memoria desde entonces una columna tan cruel como esplendente que le dedicó Jaime Campmany en ABC, dando cuenta de dos revelaciones de carácter del pobre Simancas.

La primera, que por ser pobre no había podido pagar la ‘play station’ de su hijo. La segunda era un regalo envenenado del pérfido Pepe Bono, que había dado cuenta de una tragedia íntima del frustrado candidato: su madre no sabía leer. Campmany  se preguntaba lo que se preguntaría cualquier persona normal ante aquel dato: cómo era posible que este tipo que para entonces había sido concejal, diputado y secretario general del Partido Socialista de Madrid no hubiera ocupado parte de su tiempo en sacarla del analfabetismo. O le hubiese pagado un particular. Concluía Campmany que las dos noticias, la de la play del niño, y la de la madre ágrafa, eran terribles para los madrileños: “En la familia del pobre Simancas encontramos el ejemplo de lo que nos espera: el juguete roto y los niños sin escuela”.

Simancas es garante de que Díaz Ayuso volverá a repetir cuando quiera que haya elecciones, aunque el sirio cuente con el apoyo de los socios de Ayuso en el Gobierno de la Comunidad:  los miembros de C’s. De ahí salió la filtración envenenada del aparthotel de la presidenta. Zafra, que es portavoz, se apuntó entusiasmado a motejar de ‘cayetanos’ a los manifestantes antigubernamentales. De verdad quiere hacernos creer la bella Inés que la filtración es “un error humano de carácter administrativo”? Mientras, el Gobierno deja a Madrid en una fase 0,5 empeorada, ese limbo arbitrario para un gobierno autonómico que fue en todo momento más diligente que el de Sánchez contra la pandemia. Aunque el sirio no lo entienda.

Addenda de Sanchez Dragó sobre Simancas: “habré hecho a lo largo de mi vida profesional unas cuatro mil entrevistas, si no más. Una vez me preguntó un periodista que quién había sido el entrevistado más tonto. Dije que Rafael Simancas. Eso fue en 2008. Compruebo hoy que desde entonces no ha mejorado mucho”.