EL MUNDO – 04/01/15
· Temerosos de que la irrupción del partido altere el proceso, CiU y ERC redoblan sus críticas.
Podemos, todavía sin representantes en ninguna institución catalana y una presencia en el territorio limitada a sus bisoñas estructuras municipales, ha logrado convertirse en el centro de la política catalana. Específicamente, en el epicentro de los discursos de las formaciones soberanistas, que se encuentran enfangadas en el debate sobre las elecciones anticipadas, pero que han encontrado en la amenaza que supone el partido que lidera Pablo Iglesias una causa común con la que enfriar la imagen de tensión que puede debilitar el proceso soberanista.
Las críticas más contundentes hasta el momento han procedido de CiU, que vive presionada por ERC y colectivos soberanistas como la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para que apruebe cuanto antes el avance electoral. La federación nacionalista, sin embargo, evita entrar en el cuerpo a cuerpo con los republicanos y apunta en casi todas sus declaraciones contra Podemos. La última prueba de ello la ofreció ayer el presidente del grupo de CiU en el Parlament de Catalunya, Jordi Turull, quien tachó de «casposo» el discurso que la formación de Pablo Iglesias mantiene en torno al proceso soberanista y a la independencia. Se trata, dijo en Catalunya Ràdio, de un argumentario que «ya se escuchaba cuando todavía no habían nacido».
Turull, en cambio, evitó criticar a ERC, pese a que el partido que lidera Oriol Junqueras amenazó el viernes abiertamente con forzar la comparecencia en el Parlament del presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la comisión sobre el caso Pujol. Tampoco contestó a la advertencia del secretario general de los republicanos, Lluís Salvadó, de que si Mas no avanza los comicios autonómicos –y pretendidamente plebiscitarios– para antes de las elecciones municipales de mayo puede «pasar a la Historia como el presidente que descarrila el proceso hacia la independencia». Conciliador, Turull se limitó ayer a responder que confía en llegar a un acuerdo sobre las elecciones con ERC.
Las críticas de los partidos soberanistas contra Podemos arreciaron especialmente tras el masivo mitin que Iglesias protagonizó el 21 de diciembre en el pabellón de la Vall d’Hebron de Barcelona. Su estudiada ambigüedad sobre el referéndum de independencia en Cataluña sirvió entonces a Convergència Democràtica (CDC) para presionar a ERC para que los republicanos acepten acudir a las elecciones en una lista unitaria. El coordinador general de CDC, Josep Rull, advirtió el 27 de diciembre a Junqueras de que en caso de no acudir unidos a los comicios, mayor daño haría Podemos, «el caballo de Troya» contra el proceso, tal y como lo definió. «Cuanto más normales sean las elecciones, más facilidad tendrá Podemos para avanzar», zanjó.
ERC, cuyos cálculos internos apuntan hacia la pérdida de apoyos en favor de la formación de Pablo Iglesias si el proceso soberanista se dilata aún más en el tiempo, también ha entrado en la batalla contra el partido indignado. El propio Oriol Junqueras se encargó el 1 de enero de elevar el tono de las hostilidades. En sus primeras palabras sobre el fenómeno político asambleario, equiparó su postura sobre la independencia con las que sostienen el PP y el PSOE: «Desgraciadamente, la actitud del Estado no cambiará en función de quién sea el presidente del Gobierno: desde Podemos, al PSOE o el PP».
La CUP, por su parte, ha evitado el choque abierto contra un partido con el que coincide en múltiples reivindicaciones sociales, pero del que le distancia el debate soberanista. Sin embargo, después de que Iglesias criticara en su mitin el abrazo entre Mas y el diputado de la CUP David Fernández en la noche del 9-N, el partido de este último le contestó a través de una de sus cuentas oficiales en la red social Twitter: «Un abrazo a Pablo Iglesias. Pero comprometerse con la celebración de un referéndum de independencia, ¿qué?».
EL MUNDO – 04/01/15