EL CORREO 18/05/14
· La cuestión catalana pasa a primer plano: Rajoy pide por primera vez el voto para una Cataluña «unida, española y europea»
Nada mejor para hacer olvidar el ya célebre desliz de Miguel Arias Cañete sobre la superioridad intelectual y el machismo que un mitin de gran formato en Barcelona con presencia de los ‘primeros espadas’ del PP. Eso debieron de pensar los ‘cerebros’ de la estrategia electoral de Génova y Mariano Rajoy que, por primera vez en la hasta ahora descafeinada campaña europea, entró de lleno ayer en el debate soberanista.
En su primer acto electoral con el cabeza de lista popular –el previsto en Valladolid se suspendió por el asesinato de Isabel Carrasco–, Rajoy ni mencionó el patinazo del exministro de Agricultura y entró en harina desde el primer momento, a diferencia de sus intervenciones anteriores, siempre centradas en rentabilizar para los populares los primeros ‘brotes verdes’ tras la recesión. Ayer defendió el voto al PP como la garantía de una Cataluña «unida, española y europea» frente al territorio «dividido, fuera del mundo o aislado» al que conduce, según advirtió, el órdago de Artur Mas y la consulta convocada para el próximo 9 de noviembre.
Hasta ahora, al margen de las fuerzas catalanas que apoyan el referéndum y de EH Bildu, solo partidos pequeños como Vox, que hacen de la unidad de España su razón de existir, habían convertido la cuestión catalana y territorial en argumento central de campaña. Su líder, Santiago Abascal, rompe papeletas de la consulta en sus mítines y pide encarcelar al presidente de la Generalitat. Pero ni siquiera el PNV, que concurre a las urnas en coalición con CiU, ha agitado excesivamente el discurso soberanista o el derecho a decidir, que figura como punto destacado del programa electoral de Coalición por Europa, su alianza con los nacionalistas catalanes, Coalición Canaria y Compromiso por Galicia.
Los jeltzales han preferido centrar la campaña en presumir de perfil europeísta, exhibir los resultados del trabajo de Izaskun Bilbao y en pelear con el PP por el voto útil vasco. Eso sí, los peneuvistas sí han impregnado de simbolismo abertzale la campaña y han aprovechado para reivindicar la Euskal Herria de los siete territorios al presentar lista en la circunscricpción española y en la francesa: de hecho, arrancaron la carrera hacias las urnas en un bote sobre el Bidasoa.
En todo caso, la reivindicación de Euskadi como una nación en Europa ha sobrevolado todos los actos, pero no ha pasado al primer plano salvo en casos muy especiales como el mitin del viernes en Bergara, en que el PNV tuvo como invitado al parlamentario de CiU Jordi Turull, el hombre que defendió en el Congreso de los Diputados la petición catalana para que le fuera transferida la potestad de convocar referendos. «No os dejéis engañar. Nadie va a echar de Europa ni a catalanes ni a vascos», proclamó Andoni Ortuzar.
No obstante, llegado el ecuador de la campaña y tras un primer tiempo frío, desangelado y poco propicio para movilizar a un electorado desencantado y falto de interés, los asuntos que apelan directamente al terreno de las emociones cobran protagonismo. Ha sucedido con el desafortunado comentario de Arias Cañete, que insinuó que dejó ganar a Elena Valenciano en el cara a cara televisado para que no le acusaran de acorralar «a una mujer indefensa», y pasa ahora con la secesión de Cataluña, un argumento que el PP cree idóneo no solo para tapar el ‘cañetazo’ sino también para cumplir otro de los objetivos centrales de sus estrategas: movilizar a todos sus fieles, evitar fugas a Vox, UPyD o Ciudadanos y ganar así, aunque sea por la mínima, al PSOE, lo que le permitiría encarar las generales de 2015 con más margen.
Horizonte «insensato»
Así que ayer tocaba Cataluña, un asunto en el que, por cierto, todos los candidatos a presidir la UE han evitado ‘mojarse’ con el argumento de que corresponde al ámbito doméstico de los Estados, excepto la candidata de los Verdes, Ska Keller, que ha abogado por la posibilidad de que las naciones que lo reclamen ejerzan su derecho a decidir y, en su caso, continúen dentro de Europa. Rajoy denunció el «insensato horizonte» –ganar representación en Europa para luego «salirse» de ella– de los nacionalistas catalanes y se presentó como la única «garantía de futuro» de que «no pasará nada en Cataluña que luego haya que lamentar». El propio Cañete llamó a movilizarse contra «cánticos separatistas instalados en el pasado» y Alicia Sánchez Camacho instó a no votar a Coalición por Europa, una candidatura «trampa» que implica apoyar «la ruptura de España» al incluir a CiU, en su opinión.
Si los populares sacaron ayer toda su artillería dialéctica para presentarse como únicos garantes de la unidad de España, el PNV desempolvó también su discurso más nacionalista, ansioso, como el resto, por movilizar a su electorado. Por la mañana –lo más sorprente, en una jornada sobre empleo y competitividad–, Joseba Egibar defendió un «proyecto político propio y diferenciado» para Euskadi y se congratuló de que el PP vasco haya entrado «de lleno» al debate al pedir al Gobierno central en el seno de la ponencia de autogobierno un informe sobre el coste de la independencia.
«Antes, cuando se hablaba de autodeterminación decían que era como viajar a la Luna; ahora, por si acaso, piden presupuesto de lo que cuesta el viaje», ironizó. Por la tarde, el lehendakari Iñigo Urkullu insistió en reclamar una relación «bilateral» entre Euskadi y España en el marco de una Europa «federal» que apueste por «las soberanías compartidas».
EL CORREO 18/05/14