Ignacio Camacho-ABC

  • Si el chat con Ábalos no guarda alguna bomba de retardo, el sustituto de Sánchez en el PSOE aún está en el bachillerato

Decía Quevedo que es imposible hallar a Roma en Roma, y eso que entonces no existía la saturación turística que impulsa las ciudades-monumento para luego arrastrarlas a una crisis de éxito. Si a ese fenómeno moderno le añades la muerte de un Papa y la elección de otro en pleno Jubileo, el municipio debería regalar una noche de hotel al viajero que se encuentre por la calle a un romano auténtico. La semana pasada, con el cónclave en su apogeo, al cruzar el Tíber no se veían más que peregrinos, periodistas y clérigos hablando con plena naturalidad de «el sucesor de Pedro», sintagma que podría confundir a un español lo bastante despistado para interpretarlo fuera de contexto. Pero ese Pedro de la sede vacante no se parecía al nuestro ni de lejos.

Porque la sucesión de Pedro Sánchez Pérez Castejón ni está prevista ni se la espera. El que espera es Feijóo, o desespera más bien, aunque eso no sería un relevo sino una alternativa… si no vuelve a quedarse a medias. El jefe del Gobierno no sólo se atornilla al cargo al precio que sea, sino que se ha ocupado de laminar en el partido todo atisbo de disidencia para que en el supuesto de que pierda unas elecciones, que está por ver, no quede nadie en condiciones de disputarle la primogenitura interna. Se ha ido cargando a los barones capaces de oponerle resistencia, y los ha sustituido por gente de su confianza con la clara intención de aguantar una eventual derrota en la oposición y hacer ‘un Trump’, es decir, postularse para la vuelta.

Sólo queda en pie Page, que tiene mayoría social en su región aunque está en posición muy minoritaria entre sus propias filas. Claro que esa situación podría alterarse en la hipótesis de un Sánchez de salida; así de voluble es la vida partidista. Para esa contingencia, improbable dada la correlación de fuerzas que el presidente ha diseñado a su medida, aguarda en la recámara una solución llamada Salvador Illa, avalado por su cómoda hegemonía en Cataluña y su pedigrí sanchista. Y si el manchego tropieza en su comunidad, o se retira o le montarán una operación de derribo similar a la que sufrió en Andalucía Susana Díaz.

Los chats que ha publicado ‘El Mundo’ entre Pedro y Ábalos –ojo, Ábalos, el repudiado– demuestran que Moncloa vigila todos los flancos desde hace al menos cinco años. De entonces a hoy se ha producido el citado desembarco de pretorianos, con una lista de víctimas que va desde Díaz a Espadas, Lambán, Vara, Puig y Lobato, todos ellos resarcidos con un escaño en el Senado –del que ya se ha apartado el aragonés– y una embajada cómoda para el valenciano. Si las conversaciones intervenidas a Koldo no guardan alguna bomba de retardo, el sustituto de Sánchez en el liderazgo socialista debe de andar aún cursando el bachillerato. Y por si acaso, a diferencia de los cónclaves papales, en los congresos del partido se vota a brazo alzado.