- El PNV dice que Luther King se parece al xenófobo Sabino Arana, que usaba el término «negros» en un sentido despectivo para referirse a los maquetos.
Esta gente de la Fundación Sabino Arana no se cansa de hacer el ridículo. Pero tienen bula.
Es tal el poder político que acumulan (a través del partido, en la sociedad vasca; y en el ámbito general español, por cómo se le trata al partido desde el Gobierno, en las Cortes y en los medios de comunicación), tal el respeto y la consideración que se les dedica (recordemos la reciente y graciosa concesión del palacete de París), que se permiten salir con cualquier majadería que se les ocurra.
La última ha sido en la reciente entrega de los Premios Sabino Arana, que cada año concede la fundación del mismo nombre con motivo del nacimiento del fundador un 26 de enero de 1865.
El PNV compara a Sabino Arana con Martin Luther King en los premios de su Fundación pic.twitter.com/zI35QSwLtV
— ViOne (@viOnemedia) January 27, 2025
La frase, pronunciada por la secretaria del Euskadi Buru Batzar (o sea, el órgano máximo de dirección del PNV) y presidenta de la Fundación Sabino Arana, Mireia Zárate, en su alocución ante todo el auditorio del Teatro Arriaga de Bilbao, fue esta:
«Hace pocos días también recordábamos el nacimiento de Martin Luther King. Sabino y Martin son dos personajes que, a pesar de no ser contemporáneos, sí tienen sus similitudes.
Además de tener vidas muy fecundas, pero a la vez también muy cortas, Sabino murió joven, por causa de una enfermedad rara, y Martin fue asesinado, pero los dos tuvieron un sueño. Sabino, el sueño de ver a Euskadi recuperar sus derechos históricos como nación en el concierto de los pueblos de Europa; Luther King, recuerda aquel mítico I have a dream, soñó con la igualdad entre todas las personas, con independencia de su origen, color de piel, extracción social, defendiendo siempre los derechos civiles universales. Hoy podríamos decir que damos siete premios a siete sueños».
Menos mal que no dijo que Sabino Arana murió a consecuencia de una enfermedad contraída en las cárceles españolas, porque este tópico también es habitual en el nacionalismo. Ahora, por fin, reconocen que fue una enfermedad rara. Seguramente están todavía bajo el efecto del palacete y se cuidan de no ofender a esa España que tan reverencialmente les trata. Ya llegará el momento de volver a hacerlo. Aunque con lo bien que les va despotricando contra España, para qué iban a cambiar.
En lo único que se parecen Martin Luther King y Sabino Arana es en que ambos murieron jóvenes, con treinta y ocho años los dos. Pero eso es lo único. No en que tuvieron ambos un sueño, como dijo Zárate; para nada.
«En lo único que se parecen Martin Luther King y Sabino Arana es en que ambos murieron jóvenes»
El de Luther King sí fue un sueño, el de la igualdad entre las personas. Pero el de Sabino Arana fue una auténtica pesadilla: la de diferenciar a los vascos en función de su origen.
Y hoy todavía siguen en eso.
La elección de Imanol Pradales Gil fue un auténtico espejismo. Y eso es algo que se ha demostrado después, en las elecciones a los órganos de representación provinciales del partido, donde las personas elegidas están todas cortadas por el mismo patrón. La inmensa mayoría tienen los dos primeros apellidos eusquéricos, cuando el porcentaje de los mismos en la sociedad vasca es mucho menor.
Fíjense, por ejemplo, en los elegidos para la dirección del partido en Guipúzcoa: prácticamente todos tienen los dos apellidos eusquéricos, cuando el ratio en esa provincia, en el último estudio serio sobre el tema, que es de 1998, arrojaba un porcentaje de 42% de personas sin ningún apellido eusquérico.
Algo parecido ha ocurrido en Vizcaya. Hasta en Álava, donde el porcentaje de personas sin apellido eusquérico es mayoritario (63%), la mayoría de los elegidos para el Araba Buru Batzar son también de apellido eusquérico.
Esto no puede ser casual. Lo que ahora ya se adivina como premeditadamente casual fue la elección de Pradales. Un individuo expresamente elegido para captar el voto mayoritario de la población vasca descendiente de la inmigración española de los años centrales del siglo XX, que, por un proceso de abducción, directamente relacionado con la presión terrorista de ETA durante 50 años, ha basculado hacia el voto nacionalista, dando el resultado que conocemos hoy, con un Parlamento vasco integrado por un 70% de PNV y Bildu.
Cuando todo el mundo pensábamos en el País Vasco que, con el gesto de la elección de un Pradales Gil como lehendakari, el PNV empezaba a abrirse a la sociedad y a reflejar en su seno la real proporción apellidística y social vasca, la designación de los órganos provinciales nos ha vuelto a mostrar la discriminación que ya conocíamos.
«El ‘sueño’ para Sabino Arana era un País Vasco libre de maquetos, conformado solo por vascos puros, sin mancha»
Todo fue un espejismo. Volvemos así al origen del partido. Con un Sabino Arana que entre sus pocos libros publicados (sobran con los dedos de una mano para contar los que se pueden considerar propiamente libros) tiene uno dedicado expresamente a recoger los apellidos eusquéricos, para con eso poder discriminar a quienes los tienen o no dentro del partido y así clasificar a la militancia en función de eso.
Para Sabino Arana, los maquetos, como el lehendakari actual Pradales Gil, eran un estorbo para su sueño de una Euskadi libre en Europa, por emplear la expresión utilizada ahora por la secretaria del partido en su insólita comparación. El sueño para Sabino Arana era un País Vasco libre de maquetos, conformado solo por vascos puros, sin mancha.
Hablando pestes de los maquetos, como hacía el fundador del nacionalismo vasco, para qué iba a hablar mal de los negros como Martin Luther King. No le hacía falta. Ya se le suponía. Además, los negros le pillaban demasiado lejos.
Era mucho más práctico para él considerar negros a los maquetos, y a España en general, a la que Sabino Arana comparaba con África sin ningún pudor (véase su serie titulada «El baskuence en toda el África», donde África aparece reducida exactamente a España).
En una de sus muchas polémicas, la que tuvo al principio de su trayectoria política con Ramón de la Sota, el naviero que luego apoyaría al nacionalismo, le llamó a este -y a uno de sus colaboradores, apellidado Sevilla-, fenicio. Fenicios eran para Sabino Arana los nacionalistas como Sota y sus seguidores, más preocupados por el dinero que por el porvenir de la nación vasca. Y los describía así:
«Los fenicios eran negros, y dos de los nombres que en Euskera se da a los maketos, a cuya raza pertenecen Sevilla y Sota, son baltzak (negros) y azurbaltzak (huesos negros), calificativos que denotan el color del alma española».
*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU.