- mientras el cupo catalán avanza hacia ningún lado, en Navarra le crecen los enanos a la presidenta María Chivite. Al «Todo fue legal» que clamó en el proceso de adjudicación de las obras del túnel de Belate le ha salido la réplica de la Cámara de Comptos
Dijo esta semana Josep Borrell, hasta hace poco Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, que el proyecto de nueva financiación para Cataluña es como un supositorio pero «que nos lo van diciendo poco a poco porque el calibre del supositorio es demasiado grande para que pase de una vez. Entonces lo dicen poco a poco porque de golpe saben que no colaría. En este momento no sabemos gran cosa: no sabemos cuál sería el importe del cupo, ni cuál sería el importe de la famosa solidaridad. Solo sabemos una cosa segura y es que Cataluña va a gestionar el impuesto de la renta en Cataluña dentro de un par de años».
El antiguo Secretario de Estado de Hacienda y ex Ministro de Obras Públicas sabe de lo que habla. Su postura contra el cupo catalán no es de hoy. La defendió sin éxito en un congreso de su partido, el PSC. Porque allí sí que discutieron el modelo de financiación catalana: nada que ver con el PSOE nacional que se traga todo lo que le manda Pedro Sánchez, con la excepción consentida de los presidentes regionales Emiliano García Page y Adrián Barbón. Aunque también es verdad que este último tardó cinco días en decir que por ahí no pasaba: el frenillo que siempre aplica a sus discrepancias.
Pero decía que Borrell ya se opuso al cupo catalán. Nada nuevo. Lo que sí es nueva –a falta de estudiar el contenido del proyecto socialista– es la argumentación utilizada contra la presentación pública y pre veraniega del proyecto. Dijo, a preguntas del entrevistador de la Ser, que aunque no está garantizado que salga adelante el proyecto –Junts se opone–, ya se «están contratando en Cataluña con grandes alharacas consultoras e informáticos para el proyecto antes de que se haya aprobado nada donde se tiene que aprobar que es el Parlamento; y antes de que el Partido Socialista haya tenido la menor ocasión de conocer y discutir de lo que se trata porque que yo sepa –y Borrell lo sabe porque está casado con Cristina Narbona, presidenta del PSOE– en los órganos del Partido Socialista nunca se ha hablado de esto. Pues bien, antes de esto ya está Cataluña gastando dinero para crear una administración que sustituya a la Administración del Estado para recaudar el impuesto sobre la renta».
Me dirán que lo que diga Borrell va a dar igual. Que aquí el que manda es Salvador Illa y sus diputados por Barcelona –reducto electoral del PSOE nacional– y tienen razón. Pero si insisto en sus palabras es porque representan el sentir de un socialismo que ya se ha hartado de renunciar a sus ideas –también económicas– a costa de mantener al grupo sanchista en el poder. Por eso dice Borrell «Yo agradecería que no me hagan comulgar con ruedas de molino. Es decir, la excepcionalidad vasca y navarra está establecida en la Constitución (…) pero aquí se propone básicamente lo mismo: Cataluña va a recaudar todos los impuestos, va a tener plena capacidad normativa, va a fijar las normas al mismo nivel que el País Vasco y de lo que recaude le va a dar una parte al Estado (…). Se parece incluso a lo que proponía la Liga del Norte (italiana) para la fantasmagórica Padania. Por eso siento tener que llevar la contraria a mi Gobierno, pero esto no es ni federal, ni progresista ni generalizable a todas las comunidades autónomas». Más claro agua.
Y mientras el cupo catalán avanza hacia ningún lado, en Navarra le crecen los enanos a la presidenta María Chivite. Al «Todo fue legal» que clamó en el proceso de adjudicación de las obras del túnel de Belate le ha salido la réplica de la Cámara de Comptos. El órgano fiscalizador autónomo recuerda que aunque entonces «no detectó ilegalidades, sí apreció irregularidades», casi todas coincidentes con los votos particulares de tres de los ocho integrantes de la mesa de contratación. El presidente de Comptos, Ignacio Cabeza, dijo incluso en el Parlamento Navarro que esas «irregularidades» nunca deberían haberse dado «en una obra tan importante» y recordó que aún no han fiscalizado las obras finales de duplicación del túnel de Belate, pues los trabajos aún se están ejecutando. Cabezas también señaló que el informe de valoración era «muy descriptivo» y no se apreciaba una «clara identificación de las diferencias» entre las ofertas técnicas que justificaran la distinta puntuación que habían obtenido y que había sido «determinante» para la adjudicación de la obra. También lamentó que Comptos no hubiera recibido toda la información
El lío de Belate se completa con las dos versiones que el Gobierno de Navarra mantiene sobre quién pidió un informe de valoración de las obras al Ministerio de Obras Públicas. Si el pasado 15 de julio, el consejero de Cohesión Territorial del Gobierno, Óscar Chivite, en la comisión de investigación del Senado sobre el caso Koldo, sostuvo que fue Acciona, quien solicitó al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ese certificado, el director de Obras Públicas del Gobierno foral, Pedro López Vera, mantiene –lo dijo en el Parlamento de Navarra– que fue él el que lo pidió: «Al objeto de clarificar la propuesta, solicité información al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, para que me aportaran un certificado que reflejase cuál es la valoración del túnel incluido en dicha obra». Y es que los funcionarios navarros ya no quieren cargar con el muerto del tío Chivite y su sobrina a estas alturas de la película. Todo un síntoma de cómo están las cosas en el feudo de Cerdán.