M. M. MADRID-El Mundo

EDMUNDO BAL FRANCÉS

‘NÚMERO 4’ DE CS AL CONGRESO POR MADRID

Antes de digerir su destitución y explicar con humor que ha pasado a presentarse como «el cesado», Edmundo Bal Francés (Huelva,1967) podía haberse presentado como el temido, por su bravura en las acusaciones que presentaba como jefe de Penal de la Abogacía del Estado.

A muchos condenados por fraude fiscal les debió de parecer demasiado tardía la decisión del Gobierno de destituirle y situarlo en el área de contencioso-adminsitrativo en la que se pueden pedir multas, pero no prisiones.

Bal accedió en 2002 al puesto de abogado del Estado-jefe del Departamento de Penal, donde fue responsable de acusaciones como la del caso Gürtel. No sólo sus peticiones de condena fueron más duras que las de Anticorrupción, sino que su intervención final quedó muy lejos del tono plomizo en el que es fácil caer en acusaciones tan técnicas: «Les voy a pedir una sentencia ejemplar. No puede ser que vuelvan a pasar las cosas que durante este año y pico hemos oído en esta sala y que se han tomado los acusados con una naturalidad que da miedo. No puede ser. Esta sentencia tiene que servir para que el empresario español que se encuentre en la tentación de sobornar a un cargo público o colaborar en un delito fiscal diga: ‘Jolín, qué miedo me da, fíjate la cantidad de años de cárcel que le ha caído a estas personas’».

De su mano vieron también cerca la prisión famosos futbolistas como Messi, Cristiano Ronaldo, Falcao, Di María, Modric… En algunos casos, como el de Messi, la acusación de la Abogacía –en su caso, la condena– llegaba incluso en contra del criterio de la Fiscalía.

Otro damnificado por Bal fue el banquero Jaime Botín, que vio como por intentar vender un Picasso de contrabando la Abogacía pedía no sólo prisión, sino que pasara a manos del Estado su bien más preciado, la goleta Alix con la que que supuestamente intentó sacar el cuadro del país.

Bal estudió derecho en la Universidad Complutense de Madrid. En 1993, con 25 años, obtuvo la plaza en la Abogacía del Estado. Antes de asumir la jefatura de Penal y de que el 1-O se cruzara en su camino, había ejercido en Huesca, en Zaragoza, en el TSJ de Madrid en las áreas de laboral, civil y contencioso, en la Delegación del Gobierno en Madrid, en Administraciones Públicas y en la Subdirección General de lo Consultivo. Fue también presidente de la Asociación de Abogados del Estado y estuvo en un despacho privado durante una excedencia de dos años. Si le funciona el nuevo proyecto, la idea es que la actual excedencia le dure como mínimo una legislatura.