Fernando Garea-El Confidencial
- El presidente ha decidido asumir un papel protagonista en la campaña, y lo mismo harán varios ministros, a pesar de que las encuestas pronostican un resultado muy favorable a Díaz Ayuso)
La decisión de Pedro Sánchez de poner su Gobierno al servicio de la campaña de las elecciones madrileñas del 4 de mayo está empezando a sembrar inquietud entre los ministros. Consideran que es someter el Ejecutivo a un duro desgaste para unos comicios en los que solo una sorpresa mayúscula daría el triunfo a la izquierda. A ese temor se suma la impresión que muestra la encuesta del CIS conocida este lunes y que coincide con otros sondeos sobre una recuperación del PP en toda España, debido al efecto que produce la candidatura de Isabel Díaz Ayuso.
Constatan las fuentes que el crecimiento electoral del partido de Pablo Casado obedece al hundimiento de Ciudadanos, lo que a su vez provoca una conclusión preocupante para los estrategas de Moncloa: el PSOE no se beneficia de la caída de Inés Arrimadas. No obstante, fuentes de Moncloa argumentan que estos sondeos revelan una movilización de la derecha meramente coyuntural, a diferencia de la izquierda, más apática, precisamente porque solo en la Comunidad de Madrid hay elecciones a la vista.
El equipo de Moncloa que dirige la campaña de Ángel Gabilondo, candidato socialista en los comicios del 4 de mayo, prepara aún golpes de efecto para lo que queda hasta las elecciones con la finalidad de revitalizar la lista socialista. Los datos que maneja el PSOE no son buenos, a falta del debate de este miércoles en Telemadrid y del avance de la propia campaña.
Ese reparto de funciones en la estrategia entre Moncloa y el partido en Madrid está generando roces e incomprensión. Determinadas decisiones del equipo de Iván Redondo, quien como hiciera en los pasados comicios catalanes se ha involucrado al máximo, se ven con sorpresa en el PSOE de Madrid. No se entienden algunos movimientos de las últimas semanas, como las afirmaciones sobre la armonización de impuestos, las referencias a los datos de la pandemia de la comunidad y el anuncio sobre la vicepresidencia de Reyes Maroto, entre otros.
De hecho, consideran que Gabilondo ha vuelto a ser candidato porque ante las dificultades electorales y el hecho de que la legislatura dure solo dos años, no se quería quemar a ningún miembro del Gobierno situándolo como cabeza de lista, caso de la propia Reyes Maroto o de Margarita Robles, en quien se pensó como revulsivo. Esa precaución no es coherente con someter ahora el Gobierno a tanto desgaste.
Entienden que el riesgo es desgastar el Gobierno en un momento en el que el líder del PP, Pablo Casado, va a poder tener el impulso de una situación política ideal para sus intereses, con Vox frenado en su avance y Ciudadanos fuera de la Asamblea de Madrid.
¿Preludio de una crisis de Gobierno?
Si se cumple el escenario que muestran las encuestas, al día siguiente de las elecciones de Madrid el presidente tendrá que buscar fórmulas para revitalizar su Ejecutivo. En las apuestas, está una crisis de Gobierno, convocar un debate sobre el estado de la nación en junio o desatascar medidas aparcadas por las elecciones.
El empuje que a Casado le da Madrid no es tanto como para ganar las elecciones generales, pues sigue estando bajo mínimos en País Vasco y Cataluña, y aritméticamente le resulta imposible gobernar si no cierra la división de la derecha. Sin embargo, sí le permite comprobar que la desaparición de Ciudadanos le beneficia y que el PSOE no amplía su ventaja. Ayuso, aunque tiene unas características y un contexto muy concretos, puede ser una fórmula para ganar votos de Ciudadanos y frenar a Vox.Obviamente, si se produjera la sorpresa de un Gobierno de la izquierda en Madrid, el panorama para Casado sería el contrario, es decir, su liderazgo volvería a debilitarse, como ya ocurrió con las elecciones catalanas, y, por contra, el Gobierno de Pedro Sánchez saldría muy fortalecido.
El resultado puede tener un efecto para la política nacional porque disiparía la opción de elecciones generales próximas. Para plantearse disolver, Pedro Sánchez necesitaría el cruce de dos variables: buenos datos de encuestas y algunos datos económicos positivos. Ninguna de las dos se cumple a día de hoy, por lo que las elecciones del 4 de mayo no serán tanto unas primarias como unas elecciones de medio término o medio mandato. Servirán para medir las fuerzas de cada uno y la viabilidad de las estrategias o la necesidad de ajustar las decisiones para el medio plazo restante, hasta que acabe la legislatura a finales de 2023 si el presidente no adelanta las elecciones.