EL CORREO – 06/11/14
· El partido de Iglesias se convierte en la primera fuerza en intención de voto para los españoles, y en Euskadi disputaría la cuarta plaza.
Podemos, sin ser aún un partido, sin programa y sin líderes oficiales, ha dado una patada al tablero político. Se ha convertido en la expresión del cabreo nacional y ya es la primera fuerza en intención de voto con apenas diez meses de existencia. El último ‘barómetro’ del CIS concede a la organización que encabeza Pablo Iglesias un 17,6% de los sufragios. Sin embargo, cuando los expertos introducen otras variables en el cálculo de apoyos que podría obtener si las elecciones fueran ahora se queda como tercer grupo, con un 22,5% de cuota frente al 23,9% del PSOE y al 27,5% del PP.
A día de hoy es imposible predecir quién va a ganar las próximas generales. Un pronóstico que hace un año sin género de dudas apuntaba al PP. La encuesta del CIS –realizada entre el 1 y el 13 de octubre en plena tormenta de las ‘black card’ de Caja Madrid y la crisis del ébola, pero antes de la ‘operación Púnica’, la imputación de Ángel Acebes y el pago en negro de 1,7 millones de euros para remodelar la sede del PP– refleja que Podemos sería el partido más votado. La situación varía, sin embargo, cuando se hace el cálculo de estimación de voto, la llamada ‘cocina’ del estudio, que introduce otras variables propias de estos análisis y habituales en cada sondeo.
Entonces, la fuerza de Iglesias aparece en tercer lugar, aunque a una escasa distancia de los dos grandes partidos. A pesar de esta rémora técnica, la fotografía es nítida. La nueva fuerza política ha puesto en jaque el modelo bipartidista vigente desde las primeras elecciones de 1977. Un sistema en el que el PSOE solo ha tenido un rival, primero UCD, y después Alianza Popular y el PP, y que parecía inamovible.
Nunca en la reciente historia democrática ha habido una tercera fuerza que discutiera la hegemonía a los dos grandes. La ola de escándalos de corrupción que afectan al PP y al PSOE, aunque con más virulencia al primero, el descrédito de los líderes políticos y la desafección hacia los partidos han aupado a Podemos. Los expertos, sin embargo, advierten que este sondeo, como todos, refleja un estado de ánimo y no se le puede dar un carácter predictivo de lo que ocurrirá dentro de un año.
Hecha esta salvedad, Podemos crece sin parar. En julio tenía un 15,3% de estimación de voto; hoy tiene siete puntos más. Se alimenta de todos los caladeros, pero IU es la gran perjudicada. El 44,4% de las papeletas que logró la coalición de Cayo Lara en las generales de 2011 iría ahora a Pablo Iglesias. También UPyD sufre una sangría a favor de Podemos que se haría con el 27,4% de sus votos. El 23,4% de los seguidores socialistas emigrarían asimismo a la nueva sigla. Y casi el 6% de los simpatizantes del PP se irían con Iglesias. Otro importante granero es el de los abstencionistas: el 15,5% de los que no votaron en 2011 darían hoy su papeleta a Podemos, lo mismo que el 36,4% que se refugió en el voto nulo y el 18,5% del voto en blanco.
Malos datos para el PP
Si la encuesta del CIS es excelente para Podemos, resulta bastante preocupante para el PP. Es el tercer partido en intención directa de voto con el 11,7%, una posición que nunca había ocupado antes y que ayer hizo que algunos dirigentes y barones llamaran, inquietos, a la «reflexión» mientras la dirección pedía calma. En su descargo, el partido mantiene la primera posición en estimación de voto con el 27,5%, pero su diferencia sobre el PSOE es de apenas 3,6 puntos, la más estrecha desde las últimas generales. Los populares pierden 17 puntos en relación a los comicios que dieron la mayoría absoluta a Rajoy hace tres años, y confirman la tendencia regresiva de los sondeos del CIS. Solo respecto a julio, el PP pierde 3,6 puntos, y casi siete si la comparación es con octubre de 2013. La gestión del Gobierno es considerada mala por siete de cada diez ciudadanos, opinión que comparte el 30% de los votantes del PP.
El semblante de los dirigentes populares ayer describía muy bien su alicaído estado de ánimo. El de los socialistas era algo mejor, pero sin excesos. El PSOE cosecharía ahora el 14,3% en intención directa de voto, y recibiría el 23,9% de las papeletas si las elecciones fueran hoy. Un dato que implica una recuperación de 2,7 puntos respecto a julio, aunque todavía está tres por debajo respecto a octubre de 2013. La gestión de Pedro Sánchez, con apenas cien días al frente del PSOE, recibe un tímido espaldarazo.
Lo mismo ocurre en el caso de la valoración de líderes. Clasificación en la que no figura Pablo Iglesias porque Podemos no tiene presencia en el Congreso. Sánchez recibe una nota de 3,85, siete décimas más que Rubalcaba, mientras Rajoy se queda en el 2,31. El secretario general del PSOE es el líder nacional mejor valorado por los ciudadanos dentro del suspenso general que reciben todos. El coordinador de IU, Cayo Lara, obtiene un 3,48 y la portavoz de UPyD, Rosa Díez, un 3,63.