La sombra del yihadismo planeó ayer de nuevo sobre el corazón de Europa. Un ataque terrorista sacudía anoche Alemania, golpeando esta vez uno de los tradicionales mercadillos de Navidad –situado en pleno centro de Berlín– y con un modus operandi calcado al que el pasado verano acabó con la vida de decenas de personas en Niza.
Un camión, de matrícula polaca, irrumpió a las nueve menos cuarto de la noche en el mercadillo de Breitscheidplatz del distrito de Charlottenburg, que en ese momento se encontraba lleno de personas que habían acudido a hacer compras o a cenar, según informaban los medios de comunicación alemanes.
El atropello, que la policía calificó de «ataque», acabó con la vida de al menos nueve personas y dejó medio centenar de heridos.«Un camión se ha metido en la zona peatonal en la plaza de Breitscheid. Nuestros compañeros han registrado heridos. Más información aquí», señaló la policía en su cuenta de Twitter poco después de conocerse la noticia.
Testigos presentes en la escena del presunto atentado, hablaban de pánico entre los puestos de un mercadillo situado al pie de uno de los grandes símbolos de la capital alemana: la Gedächtniskirche, un monumento en recuerdo del emperador Guillermo que no fue reconstruido como símbolo de la Segunda Guerra Mundial y de las cicatrices que dejó la contienda en la capital de Alemania.
El incidente trajo inmediatamente a la memoria las escenas dantescas del atentado del pasado julio en Francia, cuando un terrorista de nacionalidad tunecina arrasó la vida de 86 personas con un camión de 19 toneladas que ensangrentó en su ruta sucida el paseo de los Ingleses de Niza.
La fecha escogida por el yihadismo entonces tampoco pudo ser más simbólica, la fiesta nacional de Francia, el día de la Bastilla, para el que miles de personas se habían congregado entre festejos y fuegos artificiales. Horas después del ataque el Estado Islámico reivindicaba la matanza, que volvía a vestir de luto un país golpeado una y otra vez por el terrorismo y aún en shock por la masacre en la sala Bataclán del 13 de noviembre.
Otro chófer con parecida estrategia sembró ayer el miedo en Berlín, una ciudad que había sufrido repetidas amenazas en el último año. «Escuché un gran ruido y me acerqué al mercadillo de Navidad, había escenas de caos, con muchos heridos», contaba Jan Hollitzer, vicedirector del Berliner Morgenpost, a la cadena CNN, según informó la agencia Reuters. «Fue realmente traumático».
La canciller alemana Angela Merkel dijo hallarse «en duelo» tras conocer la noticia. «Estamos en duelo y esperamos que los numerosos heridos reciban la ayuda necesaria», dijo su portavoz, Steffen Seibert, en su cuenta Twitter, haciendo referencia a las «terribles noticias» provenientes de Berlín. El alcalde de la capital, Michael Müller, declaró a última hora de la noche que la situación estaba bajo control.
Coches de policía y ambulancias convergían en las calles aledañas al lugar de los hechos mientras una gigantesca operación de seguridad cortaba la capital alemana.
El conductor del camión, que se había dado a la fuga según las primeras informaciones del diario Bild, fue detenido finalmente, mientras el copiloto falleció por heridas de bala, según fuentes policiales. Un video en Facebook del diario berlinés Berliner Morgenpost mostraba puestos navideños destrozados en cerca de la iglesia Gedächtniskirche.
Emma Rushton, una turista que se encontraba de visita en Berlín, contaba a la CNN que el camión parecía circular a una velocidad de 65 kilómetros por hora cuando atravesó el mercadillo en el que niños y adultos se congregaban en una de las horas más animadas del día en el mercadillo. Preguntada sobre el número de heridos, dijo que ella había visto al menos una decena que yacían en la calle.
La policía pidió a través de los redes sociales a los habitantes de la capital alemana que permanecieran en casa y evitaran difundir rumores.
Recientemente ya hubo otros intentos de golpear los tradicionales y concurridos mercadillos de Navidad en Alemania. El pasado viernes, según informó la Fiscalía Federal, un niño germano-iraquí de 12 años fue detenido por intentar en dos ocasiones –el día 26 de noviembre y el día 5 de diciembre- atentar contra los puestos de la ciudad de Ludwigshafen.
El menor se había radicalizado y pretendía viajar a Siria para unirse a las filas del califato proclamado por Abu Bakr al Bagdadi. El niño fue trasladado a un centro de menores.