La calma de los últimos meses en Jerusalén fue arrollada ayer por unos 30 segundos de pánico, caos y sangre. El tiempo suficiente para que Fadi Al Qunbar, de 28 años, atropellara a un grupo de soldados israelíes que había llegado a la avenida de Armon Hanatziv para asistir a una charla como parte de su curso de oficiales. La asignatura ante el mirador de la ciudad amurallada se convirtió en examen práctico ante las embestidas del camión blanco conducido que segó la vida de una oficial de 22 años y tres cadetes de 20 (dos mujeres y un hombre). Entre los 17 heridos, dos seguían en estado crítico.
El terrorista, abatido por un guía turístico armado con una pistola, procedía del barrio palestino de Jabal Mukaber en la parte oriental ocupada por Israel en la guerra del 67.
Por primera vez desde el inicio de la llamada Intifada Al Quds o Intifada de los cuchillos, la reacción del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no apuntó en primera instancia hacia «la incitación» del liderazgo palestino, sino la inspiración del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés).
«Estamos aquí tras el salvaje atentado terrorista en el que han sido asesinados cuatro soldados, tres chicas y un chico. Conocemos la identidad del terrorista y, según todos los indicios, era un simpatizante de Daesh [acrónimo árabe para el IS]. Sabemos que hay una continuidad de atentados y es posible que haya relación entre ellos: Francia, Berlín y ahora Jerusalén», reveló Netanyahu en el lugar del ataque. «Nosotros luchamos contra este virus y lo doblegaremos», advirtió.
«La calma de los últimos meses no significa que hubiéramos reducido nuestro despliegue, pero es muy difícil evitar el ataque terrorista de alguien que decide atentar en pocos segundos y sin que lo haya comunicado a nadie», dicen fuentes policiales a EL MUNDO confirmando además que una de las primeras consignas del minigabinete reunido de urgencia es destruir la casa del atacante. Otra es practicar «detenciones administrativas» (sin necesidad de llevarles a juicio) de aquellos que se identifican con la ideología del IS.
Las dimensiones del vehículo y la velocidad que tomó explican que sea uno de los ataques más letales de los últimos años en Jerusalén. Y el balance podía ser mayor si no fuera por la rápida reacción de Eitan Ron. «Pensé que era un accidente, pero cuando [el camión] fue para atrás y luego volvió a atropellar a los jóvenes entendí enseguida que era un atentado. A mí me golpeó, pero por suerte tenía conmigo la pistola. Me levanté y disparé varias veces contra la parte delantera del camión», comenta desde Armon Hanatziv, donde miembros de un grupo radical gritaron, como es habitual tras cada atentado: «Muerte a los árabes».
Esta vez, sin embargo, añadieron una denuncia: la supuesta falta de reacción de los soldados se debe a que tenían miedo a disparar tras la sentencia del tribunal contra Elor Azaria. Este sargento fue condenado por homicidio por disparar en la cabeza a un palestino que estaba herido en el suelo tras haber apuñalado a otro soldado en marzo del 2016.
Ante las imágenes de soldados huyendo en los primeros segundos, un portavoz del ejército destacó que dos cadetes dispararon al atacante: «El caso Azaria no influye. Los soldados siguen actuando de forma decidida y sin miedo».
Mientras unos dirigentes israelíes enviaron mensajes a la ONU y a EEUU recordando la resolución contra las colonias y otros alertaban de una mayor influencia del IS entre jóvenes palestinos, el grupo islamista Hamas elogió el ataque. Sin reivindicarlo, señaló: «Es la respuesta natural a los crímenes de la ocupación. Los intentos de frenar la Intifada no tendrán éxito».
La familia de Al Qunbar, cuya casa está a escasos centenares de metros del lugar del atentado, negó que tuviera relación con Hamas. Eso sí, su hermana alabó su «martirio»: «Ha sido enviado por Alá para una muerte dulce y bella». Cinco familiares, entre ellos la hermana, fueron arrestados horas después del ataque que, por un lado, recordó la última ola de lobos solitarios y, por otro, conectó Jerusalén con Niza y Berlín.
JERUSALÉN ESTE. El ataque tuvo lugar cerca del asentamiento israelí de Armon Hanatziv. Un lugar muy turístico situado en Jerusalén Este y desde donde se puede contemplar la Ciudad Vieja.
PROCEDENCIA DEL AUTOR. Según fuentes palestinas, el autor del atropello podría proceder de Jabal Mukaber, un barrio vecino a la zona de los hechos.