El inicio de la presidencia española de la Unión Europea ha provocado ríos de tinta en la prensa de todo el planeta. Y junto con los problemas económicos españoles derivados de la crisis internacional, todos los medios se fijan en el terrorismo etarra como una dificultad añadida al éxito de la gestión de los próximos seis meses. Como muestra, reproducimos aquí el editorial publicado por el periódico The Australian que, a su vez, lo tomó del prestigioso londinense The Times.
DOBLE DOLOR EN EL REINADO DE ESPAÑA
ESPAÑA ha fijado una serie de ambiciosas metas para sus seis meses de liderazgo de la Unión Europea pero, si quiere dejar huella en la primera presidencia de la era del post tratado de Lisboa, se va a enfrentar a obstáculos en su país y en Bruselas.
En Madrid ya se ha producido en primer disgusto en privado porque en la primera presidencia rotatoria tendrá un papel secundario con respecto al nuevo presidente permanente de la UE iniciado por el Tratado de Lisboa, Herman Van Rompuy, y de la nueva Alta Representante de la Política Exterior, Margaret Ashton. Estos dos presidirán las cumbres de la UE en lugar de Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, o del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Sin embargo, España está tratando de aprovechar el programa de los nuevos eurócratas.
Quiere reiniciar el proceso de paz de Oriente Medio impulsando un estado palestino y está promoviendo tanto nuevas conversaciones entre la UE y Cuba, como el fortalecimiento de la Unión del Mediterráneo.
Pero será por su gestión de la recuperación económica y de la lucha contra el terrorismo por lo que se juzgará la presidencia española y aquí Zapatero tiene importantes problemas internos.
Se prevé que España sea el último de los Seis Grandes de la Unión Europea en salir de la recesión. Si además le añadimos el resurgimiento de la amenaza del terror separatista vasco, sin olvidarnos de la reciente consulta no vinculante para la independencia en Cataluña, parece que Madrid está desbordado.
Los servicios de seguridad elevaron el nivel de riesgo de amenaza terrorista de uno a dos en una escala de cuatro, lo que indica un “riesgo probable de atentado terrorista” porque Madrid se prepara para ser el anfitrión de una serie de cumbres internacionales. El Ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, advirtió que ETA estaba preparando un atentado o un secuestro en los próximos seis meses mientras la atención internacional estuviera en España.
Madrid está esquivando los puntos de conflicto sobre cómo se desarrollarán los asuntos de UE junto con Van Rompuy, quien ya ha iniciado el mayor desafío político haciendo un llamamiento para duplicar el objetivo de crecimiento para este año del 1 al 2 por ciento. Moratinos ha adoptado una posición prudente, diciendo que España apoyará a Van Rompuy con “modestia y discreción” porque “éste es su show”.
Viendo una oportunidad para mantener la presencia nacional en los asuntos exteriores de UE, Moratinos ha expresado su buena disposición a para representar a Ashton siempre que ella tenga una agenda apretada, ofrecimiento que en Bruselas ha sido visto como posible inicio de un conflicto de competencias.
Iñigo Méndez de Vigo, eurodiputado español del partido conservador de la oposición Partido Popular, dijo: “Van Rompuy dirigirá. Será difícil cambiar el chip pero las cosas han cambiado. No será la presidencia española sino un trío de presidencias en las que habrá que organizar sectores diferentes”.
Ana Romero, columnista del diario español El Mundo, dijo: “Han acordado verbalmente que en las reuniones importantes Zapatero se siente a la derecha de Van Rompuy pero nadie sabe qué puede pasar. No hay reglas. Puede ir bien o muy mal”.
No obstante, Moratinos dijo que la llegada de un nuevo Presidente europeo y de una Alta Representante no debería “devaluar” el papel español.
“Personalmente, no siento ninguna frustración. Lo que tenemos que hacer es apoyar a la Alta Representante para que pueda desarrollar su nueva misión con todo el trabajo que España ha preparado el año pasado”, dijo Moratinos.
THE AUSTRALIAN, 6/1/2010