Con el atentado de ETA en Hipercor, muchos pensaron que asistíamos al principio del fin de la banda. Pero el seísmo político únicamente sacudió a Txema Montero, que poco después sería apartado de la secta. Ahora, después del fracaso de la última tregua y con medio ANV en los ayuntamientos, vuelven a aparecer los espejismos en este desierto de lucidez política.
La incomparecencia de los electos nacionalistas y de EB Aralar a la hora de tomar posesión de sus cargos en algunos municipios vizcainos como Ondarroa y Mendexa es consecuencia de la coacción ejercida por el entorno de Batasuna, desde luego. No por casualidad tan sólo el concejal del PP se atrevió a presentarse en un ayuntamiento en donde se habían contabilizado nada menos que la mayoría absoluta para los votos nulos. Pero también es fruto de cierta comprensión profesada desde los ambientes más radicalizados del nacionalismo, que no se encontraron cómodos, desde un principio, con la impugnación de la mitad de las listas de ANV.
No es el caso del presidente del PNV, Josu Jon Imaz, que insiste en ordenar a todos sus cargos electos que deben hacerse cargo de su responsabilidad y no hacer ‘mutis por el foro’ ( como ha ocurrido en estos dos casos tan vergonzantes) pero en su partido, así como en EA, no pocos dirigentes criticaron, en su día, la impugnación parcial de las listas del partido ‘ocupado’ por Batasuna. De hecho, en algunas localidades pequeñas se ha dado el caso de haber pactado una sucesión en el mando entre EA y ANV. Así está el panorama.
Justo cuando se cumple el vigésimo aniversario del atentado de ETA en Hipercor, momento en el que muchos empezaron a pensar que estábamos asistiendo al principio del fin de la banda. Y después de semejante salvajada, el seísmo político únicamente sacudió al abogado Txema Montero, que poco después sería apartado de la secta porque sus críticas ya no encajaban en las doctrinas del Movimiento de Liberación Nacional Vasco. Ahora, después del fracaso de la última tregua, y con medio ANV en los ayuntamientos, vuelven a aparecer los espejismos en este campo tan desierto de lucidez política.
El proceso ha fracasado porque ETA atentó en diciembre y ahora se lo ha puesto por escrito al presidente Zapatero, para que se entere. Pero todo el mundo sabe ahora que la banda seguirá poniendo señales en el camino de aquí a las elecciones generales. De hecho, Otegi el mismo día que se publicaba el comunicado de la banda insistía en que el proceso podía continuar. Seguramente si el presidente hubiera explicado bien las cosas desde un principio (ese vértigo incomprensible que tiene a hablar de derrotar a ETA está ejerciendo de freno en su comunicación a la ciudadanía) ahora no estaríamos tan pendientes del péndulo de la información que toda publicación que se precie está obligada a recabar.
Nuestros dirigentes están agarrotados. Hoy el lehendakari Ibarretxe, en su reunión con Zapatero en La Moncloa, le hablará al presidente de la necesidad de «hacer política con decisión» a pesar de la ruptura del alto el fuego porque la organización terrorista «no puede tener el timón de nuestro futuro». Pero ¡hombre! ¿cómo no va a tener el timón si parte del barco municipal ha caído en manos de ANV?
Tonia Etxarri, EL CORREO, 20/6/2007