EL CORREO 05/10/13
El Tribunal Supremo confirmó ayer la condena a 34 años de cárcel que la Audiencia Nacional impuso a Mikel Otegi por el asesinato de los ertzainas Iñaki Mendiluze y José Luis González en la localidad guipuzcoana de Itsasondo en 1995, delito del que había sido absuelto previamente por un jurado popular.La sentencia considera probado que el 10 de diciembre de aquel año Otegi, tras una noche en la que consumió bebidas alcohólicas durante un concierto, regresaba en su coche a su caserío a excesiva velocidad y fue seguido por dos agentes de la Policía autonómica. Cuando los agentes acudieron a su casa para multarle, les disparó a menos de dos metros y por la espalda con una escopeta de caza.
Más tarde, usando la emisora de radio de la patrulla, llamó a la comisaría diciendo: «Batasun, batasun. Para 1035. Un casero ha matado a dos cipayos por la política que seguís». Además, a uno de sus vecinos le espetó: «Dos hijos de puta menos».
Otegi fue absuelto por un jurado de nueve miembros un año y medio después del crimen, ya que se consideró que no era dueño de sus actos cuando hizo los disparos, que «se arrepintió» y que sufría un trastorno psíquico consistente en «una personalidad propensa» a creerse acosado «por la Ertzaintza».
Aunque la sentencia fue inmediatamente recurrida, Otegi aprovechó la absolución para escapar a Francia, donde se incorporó a ETA para luego ser detenido y condenado desde 2003 por pertenencia a banda terrorista. Una vez cumplida la pena, fue entregado a España.
Más tarde, usando la emisora de radio de la patrulla, llamó a la comisaría diciendo: «Batasun, batasun. Para 1035. Un casero ha matado a dos cipayos por la política que seguís». Además, a uno de sus vecinos le espetó: «Dos hijos de puta menos».
Otegi fue absuelto por un jurado de nueve miembros un año y medio después del crimen, ya que se consideró que no era dueño de sus actos cuando hizo los disparos, que «se arrepintió» y que sufría un trastorno psíquico consistente en «una personalidad propensa» a creerse acosado «por la Ertzaintza».
Aunque la sentencia fue inmediatamente recurrida, Otegi aprovechó la absolución para escapar a Francia, donde se incorporó a ETA para luego ser detenido y condenado desde 2003 por pertenencia a banda terrorista. Una vez cumplida la pena, fue entregado a España.