Miquel Giménez-Vozpópuli
  • Felipe, Zapatero y él. La imagen del inexorable declive de la social democracia española

Anda Sánchez con la camisa que no le llega al cuerpo. Por más que Tezanos pergeñe encuestas de esas que fuman y llaman a los hombres de tú o por mucho que las terminales mediáticas izquierdosas lo pongan por las nubes sabe que está en tiempo de descuento. Sus asesores, más deseosos de quedar bien que decirle la verdad, le dan consejos extravagantes y contradictorios: sal a la calle y date un baño de masas, uy, no, no salgas que te silban y abuchean – ¿se entiende mejor ahora el ataque de cuernos que tuvo Sánchez cuando Don Juan Carlos fue aplaudido a rabiar en Sangenjo? -, mejor dedícate a meterte con el PP o casi mejor no te metas que hay que pactar con Feijoo lo de los jueces, quizá acércate a Podemos pero igual sería mejor con Yoli, aunque no sabemos si es más útil hundirla que ensalzarla, bueno, Dios o Soros verán. Lo que se denomina la Headless Chicken Strategy, la estrategia del pollo sin cabeza.

Como imagen no está mal, pero no en el sentido que han pretendido. Porque refleja, igual que el retrato de Dorian Grey, como el rostro del PSOE se ha ido degradando.

La última ha sido tirar de fondo de armario y hacerse foticos con Felipe González y Rodríguez Zapatero. ¿Motivo y alcance de la visita? Una exposición sobre el cuarenta aniversario de la primera victoria del PSOE en democracia. Junto a ellos Sánchez incluso parece normal y no ese ser con la empatía hecha de teflón. Como imagen no está mal, pero no en el sentido que han pretendido. Porque refleja, igual que el retrato de Dorian Grey, como el rostro del PSOE se ha ido degradando. Felipe se codeaba con la élite socialista y, aunque fuese por ósmosis, algo se le debió pegar de Willy Brandt o Mitterrand que, siendo lo que ustedes quieran, no carecían de inteligencia ni sentido del estado. Felipe fue de más a menos y mal empezó la cosa con la expropiación, que no nacionalización, de Rumasa.

El cabildeo con la OTAN fue de premio extraordinario fuera de concurso y de ahí hacia abajo todo fue rodar: los GAL, Roldán, Barrionuevo, desguace de sectores estratégicos como la siderurgia, la minería, la agricultura, la ganadería, la pesca, abandono de inversión en defensa y una corrupción dorada en lo económico más otra en lo democrático que llevó a Narcís Serra a dimitir acusado de escuchas ilegales, incluido el Rey, con buena parte del congreso en pie cantándole Adiós Lili Marlen. Luego vino Zapatero tras el horrible atentado de Atocha del cual todavía existen más zonas oscuras que iluminadas y llegó la Alianza de Civilizaciones, el “Aprobaré el Estatuto que aprueben los catalanes”, la Ley de Memoria Histórica, sentarse ante el paso de la bandera de los EEUU, lo nunca explicado de ETA y la negación de una crisis que dejó a España temblando. Es con estos dos con quien Sánchez se hace fotografiar creyendo que eso le da mayor credibilidad.

Porque si hablamos de siglas el PSOE fue engullido por las arenas de la historia detrás de una cortina y una urna para ser sustituido por un partido de lametón al líder y enjuague ideológico

Hasta ahí llega el hombre. Porque a nadie con medio dedo de frente se le ocurriría pensar que salir junto a los dos ex lo hará parecer mejor. Si acaso, lo contrario, porque no pocos socialistas dirán “Felipe, ese sí era buen presidente”. Que fue indiscutiblemente más beneficioso para España que ZP y ya no digamos Derribos Sánchez. Eso, en lo que respecta a las personas, porque si hablamos de siglas el PSOE fue engullido por las arenas de la historia detrás de una cortina y una urna para ser sustituido por un partido de lametón al líder y enjuague ideológico. Ya puestos, podría haberse hecho la foto con Iceta, que ha conocido, trabajado y sobrevivido a ambos, y que ya estaba en los años ochenta con Narcís en vicepresidencia, en Las Semillas. De allí hasta ahora, que es ministro, encarna el peripatético camino socialista que va del todo a la nada en su más rotunda expresión.

Fueron lo que fueron, son lo que son y ahí siguen. No espere nadie cambios ni correcciones. No dan para más.