ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 28/04/16
· A los pocos minutos de haber acabado las elecciones todo el mundo en España celebró la muerte del bipartidismo. Pues bien, ahí está el bipartidismo, la venganza cobrada: el 26 de junio unas nuevas elecciones evaluarán la salud del bipartidismo y la de su modelo alternativo. Todos los medios subrayan el fracaso de la política y de los políticos. Y habría que precisar. Porque lo cierto es que la nueva política no ha sabido garantizar lo que la vieja ha dado durante décadas: gobierno y estabilidad. Sobre los fracasos de la vieja política no hace falta extenderse. Paro, despilfarro, corrupción, que silabeaba aquel Aznar.
Pero es evidente que la nueva política ha dado, en su estreno, los minutos más grotescos de la democracia española, y que por vez primera las urnas no han propiciado un gobierno. Nadie debería extrañarse que, visto lo visto, los ciudadanos volvieran a la vieja política, que al menos tenía la virtud de resolver el problema de las mayorías gobernantes sin causar más molestias que las inevitables.
Pero la nueva política no parece haber aprendido la lección de estos meses. Ayer, donde Ana Rosa, explicaba el portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, que su partido jamás apoyará un gobierno presidido por Mariano Rajoy. ¿Por qué? Porque se trata de Rajoy. El obstáculo no son las intenciones, el programa, la letra, en fin, del Partido Popular. El obstáculo es el hombre. La argumentación ad hominem es detestable en el ejercicio de la lógica, y una de las peores falacias escondidas en torno de los argumentos.
Y en política no pierde nada de su carácter letal. Es sorprendente que C’s la utilice ahora, ellos que conocen con tanta crudeza hasta qué punto ha funcionado en su Cataluña de origen el veto ad hominem, la persecución al margen de las ideas y del debate democrático. Pero es sorprendente también por razones políticas: parece obvio que esa actitud de C’s favorecerá el repliegue orgulloso, defensivo, de votantes del Pp que tal vez habrían dado el voto a C’s, convencidos de que se trata de un partido racional y moderno, capaz de llegar a acuerdos por el texto de las políticas y no por sus encarnaciones más o menos simpáticas. Sobre el partido Podemos baste decir que encuentran graves dificultades para entenderse incluso consigo mismos.
La nueva política ha dado dos partidos incompatibles entre ellos e incompatibles con los demás. No es descartable que los ciudadanos quieran volver a respirar, a partir del 26 de junio, el viejo y conocido olor.