REPORTAJE / Opinión de varios expertos, EL CORREO 23/03/14
· Expertos advierten que la ley no exige que los reclusos de ETA se arrepientan, pero ven este gesto «necesario» para la sociedad y para «restituir su propia dignidad»
¿Deben los presos de ETA arrepentirse y pedir perdón para ser acercados a Euskadi? El Ministerio del Interior considera que es un gesto indispensable y así lo ha manifestado su máximo representante, Jorge Fernández Díaz, en reiteradas apariciones públicas. Por contra, la izquierda abertzale no solo rechaza que deba ser un requisito para acabar con la dispersión, sino que, en palabras de uno de sus dirigentes, Pernando Barrena, exigirlo supondría «un intento baldío de humillación añadida».
Varios expertos consultados por este periódico advierten que la ley no contempla que sea necesario el arrepentimiento para poder optar a beneficios penitenciarios. Es más, son conscientes de que este paso se ve por ahora «difícil». Prueba de ello, señalan, son las palabras que el ex ‘número uno’ de ETA pronunció hace dos semanas ante el juez. Jurdan Martitegi Lizaso se declaró «muy orgulloso» de su militancia en la banda terrorista, e hizo suyas todas las acciones cometidas por la organización durante su medio siglo de historia. Pese a todo, coinciden en destacar el reconocimiento del daño causado como algo «necesario» para la sociedad, «sobre todo si es sincero». También sostienen que permitiría a los presos «restituir su dignidad».
Rafa Aguirre / Teólogo «Lo que hay que exigir no es humillación, sino valor»
«El arrepentimiento se puede exigir en justicia». Rafa Aguirre considera que este gesto por parte de ETA y sus presos es «necesario». «Lo cual no quiere decir –matiza– que tengan que darse golpes de pecho en la plaza pública. Se puede hacer de manera discreta, sobria». Profesor de Teología, sostiene que «ha habido una injusticia flagrante motivada ideológicamente». «No ha sido un daño accidental sino voluntario y justificado en su momento». En esta línea, valora que el arrepentimiento ayudaría a los miembros de la banda a «rehabilitarse como personas y a restituir su dignidad». «Descalificaría la causa por la que recurrieron al terrorismo», señala.
Aguirre estima que el reconocimiento del daño causado es algo que «necesita la sociedad si queremos que el futuro se asiente sobre unas bases sólidas democrática y moralmente». «La violencia –subraya– se ha ejercido sobre el conjunto de la sociedad y ha tenido su máxima expresión en los atentados». Dice así que «la sociedad necesita purificarse, reconocer la trayectoria de lo ocurrido, que está llena de complicidades». Si algo defiende es que «no se trata de pasar página». «Si se quieren sanar las heridas hace falta un arrepentimiento». El teólogo reconoce que el hecho de que los presos «reviertan» su pasado violento es un «paso personal difícil», sobre todo porque «el ‘cuerpo de la serpiente’ está muy vivo», pese a que la banda cesara su actividad armada hace ya más de dos años. Aun así, se reafirma en su postura: «Lo que hay que exigir no es humillación, es valor. Cuando uno asume su responsabilidad hace un ejercicio de libertad».
Javier Pérez Royo / Jurista «La ley no lo contempla ni tampoco se exige»
La opinión de Javier Pérez Royo se divide en un doble registro: subraya que «la ley no contempla ni se exige» que sea preciso un gesto de arrepentimiento o una petición expresa de perdón para poder optar a beneficios penitenciarios, pero reconoce que «sería bueno» para los presos «y para todo el mundo» que los reclusos reconocieran la «barbaridad» de tantos años de violencia. Por eso, este catedrático de Derecho Constitucional que colaboró en la redacción de los estatutos de Sortu anima a «convencer» a los internos de la banda de que «ganarían en altura moral» si asumieran las tragedias provocadas por el terrorismo. «Nadie puede sentirse orgulloso del tiro en la nuca», recalca.
Rechaza, sin embargo, que la petición de perdón se convierta en una «exigencia», como ha planteado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, porque supone «una humillación» y puede ser «contraproducente». «Generalmente cuando se te ordena algo, no lo haces», asegura antes de insistir en la necesidad de sugestionar a los presos sobre la conveniencia de «reconocer que se equivocaron». Un cambio de mentalidad que, en su opinión, podría verse acelerado si el Gobierno del PP «abordara el tema» del final del terrorismo. «Se podrían hacer cosas en materia penitenciaria. Incluso transferir a Euskadi la gestión de las prisiones», sostiene el experto jurista, que no descarta que en el futuro se pudieran aplicar con los reclusos «medidas de gracia si son necesarias» para apuntalar la convivencia en Euskadi.
Pérez Royo resta importancia a la disolución de ETA porque, a su juicio, la banda «ha interiorizado la derrota». «El paso de hace dos años de cesar la violencia significaba eso. La legalización de Sortu, con sus estatutos, también tenía ese valor», subraya. En todo caso, el catedrático andaluz no espera ningún movimiento por parte del Gobierno de Rajoy porque «nunca va a considerar que es suficiente» lo que haga la banda terrorista. «A Rajoy sólo le importa el termómetro de las víctimas y de su extrema derecha. El Gobierno se verá obligado a dar pasos, pero los retrasará todo lo que pueda».
Javier Elzo / Sociólogo «Quien tiene que pedir perdón es Sortu»
«Quien de verdad tiene que pedir perdón es ETA y también Sortu, como continuadores de la ideología que siempre ha defendido la estrategia de la banda». El sociólogo Javier Elzo es de los que cree que exigir un arrepentimiento individualizado a los presos de ETA no tiene demasiados efectos prácticos. No porque carezca de elementos positivos, sino porque duda de que ese alejamiento con el pasado se realizase de modo sincero. «No tiene sentido pedírsela si se exige para obtener beneficios penitenciarios», tal y como plantea el Ministerio del Interior.
Elzo echa la vista al pasado para poner un ejemplo que puede servir de paralelismo a la actual situación. «Es como cuando se jura la Constitución por imperativo legal. Se pone en un papel y ya está. Y eso no sirve», sostiene el sociólogo, quien in-
siste en que tiene que ser «lo que quede de la banda» y la izquierda abertzale quienes pidan perdón de forma oficial y conjunta «por todo el daño causado a las víctimas y a la sociedad». «Eso es más importante que pedirlo de forma individual», matiza.
Elzo admite, en todo caso, que no es una de las «prioridades» de la sociedad vasca, que tiene puesta su atención en la economía y el paro. «Pero cuando a los ciudadanos se les pregunta directamente, exigen a la banda que entregue las armas o que los presos sean acercados». En este sentido, el sociólogo también aprovecha para lanzar sus críticas al Gobierno de Mariano Rajoy por su inmovilismo. «El Ministerio del Interior está actuando como un pirómano, no como un bombero que apaga fuegos. Está preso de alguna asociación de víctimas y de algunos periodistas y tertulianos», añade.
Mª Carmen Hernández / Víctima ETA «Sería bueno para todos, también para ellos»
Al preguntar a Mari Carmen Hernández qué le parecieron las palabras del dirigente de Sortu Pernando Barrena, quien afirmó que exigir a los reclusos que pidan perdón es una «humillación añadida», su respuesta es inmediata. «Es la opinión de ese señor, pero es una tontería», replica. Viuda de José Mari Pedrosa, concejal del PP en Durango asesinado por ETA en junio de 2000, tiene muy claro que «cuando uno obra mal y lo asume, eso ensalza a la persona. No pueden justificar lo que se ha hecho».
Mari Carmen sabe bien de lo que habla. Se entrevistó con un disidente de ETA cuando permanecía aún preso, ha participado en encuentros con víctimas de diferente ideología y ha llevado su testimonio a los colegios de Euskadi. «Lo primordial es que se reconozca el daño causado, que lo que se ha hecho estuvo mal, y si hay arrepentimiento, sobre todo si es sincero, mucho mejor», afirma. «Sería bueno para todos –añade–; también para ellos». La viuda de Pedrosa advierte que la reconciliación «será difícil». «La cuestión es que se pueda convivir con respeto. Eso es lo que ha faltado durante décadas, que no se ha visto al vecino como semejante».
Mari Carmen considera que «resarcir el daño causado ayudará a cerrar el proceso antes», siempre en base a criterios de «justicia y verdad». «Si no se cierran las heridas bien ocurrirá como con el franquismo, que todavía siguen abiertas porque no se cerró aquel capítulo como debía», remarca. «Hacer una autocrítica de lo que se ha hecho mal es lo que necesitamos no solo individualmente, sino también institucionalmente. Decir las cosas a medias no ayuda; es ir poniendo parches», apostilla.
Ramón Múgica / Jurista «No debe resolverse en conciencia, sino por ley»
Ramón Múgica fue uno de los autores del informe sobre vulneraciones de derechos humanos cometidas a «víctimas de todo signo» en el período 1960-2013 impulsado por el Gobierno vasco de Iñigo Urkullu. Aquel documento atribuía 837 muertos a atentados de ETA; 94 a actuaciones «indebidas» y abusos de las Fuerzas de Seguridad del Estado; y 73 a grupos parapoliciales y de extrema derecha. Abogado y exconcejal del PP en Bilbao, considera que la expresión «pedir perdón» debe cumplir una serie de condiciones previas: «Reconocer el propio error, asumir el daño injusto causado con voluntad de contribuir a paliar el mal causado, ser sincero y que exista propósito de no reincidir».
Para Múgica, para pedir ese perdón se necesita «valor y lucidez» y, si los presos de ETA y los miembros de la banda lo hiciesen, «aliviará, y de forma extraordinaria, a las víctimas». Pero también alerta del peligro de que esta reclamación de arrepentimiento se acabe burocratizando. «Su valor ético sería irrelevante, cuando no contraproducente. Existe el riesgo de que se convierta en un simple ‘ticket’», afirma el abogado bilbaíno, quien deja clara su postura sobre la posibilidad de que la petición de perdón tenga que ser un requisito imprescindible para realizar un gesto en política penitenciaria: «Si debe o no ser una exigencia para acercar a los presos a Euskadi es algo que no debe resolverse en conciencia, sino aplicando la ley».
<h3Javier Vitoria / Teólogo «Sería un gesto de fortaleza, no humillación»Javier Vitoria está convencido de que el enfoque que la izquierda abertzale está dando a la posible petición de perdón por parte de los presos de ETA no es el correcto. Porque para este teólogo no se trata de un gesto de «humillación», como dijeron hace unos días los principales portavoces de Sortu, sino de «fortaleza». «Hay que tener mucha dignidad humana para hacerlo», sostiene.
En este sentido, Vitoria considera que la muestra de perdón y arrepentimiento puede ser positiva, pero siempre y cuando se haga de manera sincera, «no como un mero trámite» o como un «gesto de cortesía». «Salvando las distancias, todos conocemos a personas que te hacen una trastada, al día siguiente te piden perdón, y luego te vuelven a hacer otra trastada. No se trata de eso», enfatiza Vitoria, quien expresa sus numerosas dudas sobre la voluntad de la izquierda abertzale y de los miembros de ETA de dar el paso del perdón de un modo sincero. «Sólo lo harán si creen que eso les puede servir para lograr beneficios, no por una cuestión moral», sostiene.
En ese punto, Vitoria es muy pesimista. A su juicio, los presos de la banda y quienes han apoyado su trayectoria durante los últimos cuarenta años «no tienen ninguna conciencia de lo que han hecho». Del dolor causado, del daño que han padecido tantas familias. «Es una deshumanización total», añade el teólogo, quien también está convencido de que la sociedad vasca, «de forma mayoritaria, pasa de este tema». «Los vascos han pasado la página porque están más preocupados por lo que les hiere en estos momentos: el paro y la crisis económica», opina Vitoria.