Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 15/3/12
En Bizkaia, ya ha empezado la precampaña electoral. Lo ha hecho, además, desde un lugar inesperado: Hacienda. Y el método elegido por el PNV, que controla la Diputación foral de este territorio, ha sido airear por medio de un dossier de 400 folios entre varios medios de comunicación las irregularidades fiscales de Melchor Gil, dirigente del PSE-EE y cuñado del lehendakari, Patxi López. Todo ello en medio de una descarada pelea entre José Luis Bilbao y el Gobierno vasco sobre cómo armonizar la fiscalidad en el País Vasco y, principalmente, la acción conjunta contra el fraude. Para demostrar que sabe hacer los deberes sin compañía de nadie, Bizkaia pone como ejemplo las vergüenzas fiscales de un prohombre socialista.
Al accionar el ventilador, el PNV envía varios mensajes. De entrada, que se avecina una pelea autonómica de caza mayor donde el simplista guante blanco dejará paso a la artillería pesada. Y como primer botón de muestra sirva esta primera entrega de Melchor Gil para exhibir la capacidad de la Diputación para desnudar fiscalmente en público a cada ciudadano cada vez que se lo proponga. De hecho, todos los documentos han sido filtrados directamente –EL PAÍS no los recibió- desde los ordenadores de la Hacienda vizcaína. Es decir, al menos un funcionario contravino el código deontológico de este organismo para colaborar en la causa política emprendida. Quizá con su desobediencia ética quien fotocopió el expediente para sacarlo a la plaza pública quería aflorar también el desagrado que les produce escuchar reiteradamente al lehendakari el emplazamiento a la lucha conjunta contra el fraude fiscal porque puede transmitir la sensación de que en Bizkaia no se cumple debidamente con su labor.
En el caso Gil, curiosamente, no se persigue ya una irregularidad fiscal porque la detectada quedó subsanada. De hecho, el cuñado del lehendakari ya ha pagado la deuda y la multa por no haber consignado en su IRPF unos extraños ingresos atípicos sin duda de 400.000 euros, pero la Diputación entiende que no es suficiente: quiere que la justicia investigue si este dinero procede de un tráfico de influencias. Melchor Gil, con peso político reconocido en el PSE-EE siempre ha mantenido relaciones con el mundo empresarial, ocupando de hecho puestos en algunos consejos de administración y así aviva directamente la sospecha. Desde luego, no todos los ciudadanos tienen la suerte de que los amigos les dejen sin compromiso alguno semejantes cantidades de dinero. Eso sí, en Bizkaia suele ocurrir. Hace unos años, Juan Ramón Ibarra, responsable de Hacienda, tuvo un día de suerte: de repente, en el armario de su casa se encontró 300.000 euros en billetes de 500. La justicia le absolvió.
En el caso de Gil, Bizkaia entiende que ha mordido presa y no ceja en el empeño de la inculpación desde hace meses hasta el punto de que Hacienda ha exigido una decisión a la propia Fiscalía. Como la respuesta tarda demasiado y no se consigue una imputación directa que supondría un duro golpe en la imagen pública del rival, nada mejor que accionar el ventilador en los medios de comunicación. Continuará.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 15/3/12