Del Sánchez desencadenado al Sánchez bien temperado. Del implacable killer al bonancible franciscano. Los infaustos pronósticos obligan a una nueva mudanza que alivie las aristas del personaje. Sus asesores han logrado convencerlo de que su perfil produce rechazo, como pudo comprobarse este 28-M en el que su hiperprotagonismo arrasó con las esperanzas de renovación de sus candidatos. Ahora toca recomponer la estrategia y modificar los mensajes. Lo están intentando pero nada de cuanto se propone Moncloa desemboca en el acierto. El protocaudillo del progreso, quién lo diría, es un loser. Colecciona derrotas (sólo ha ganado como presidente las inocuas autonómicas catalanas) como Stacy Keach en Fat City. Cosas del destino, y de la soberbia. He aquí el esquema del volantazo estratégico que ahora se propone desde el ala oeste. Un sortilegio de chuscas naderías pendiente tan sólo de un golpe de fortuna o de calor. Moncloa todo lo fía a un colapso en el ánimo del votante conservador, incrédulo y pasmado por tener que votar en julio.
CAMBIO DE GUION.- Nada de griterío o de pasear al dóberman. Toca que el candidato socialista amaine su furia y se acomode a lo que se espera de un líder europeo que aspira a ser referente universal. Los insultos y la crispación son cosa de la derecha. «Llenas de maldición estaban las bocas, y de engaños y de fraude». Romanos, 3:14. Quizás no logre contener sus impulsos, su tendencia al macarrismo chuleta, sus actitudes de golferas de billares, pero lo va a intentar. La agresividad no le funciona. Se vio el 28-M. Y se ha comprobado ahora mismo, en su soflama ante sus diputados y senadores, cuando recurrió a esa ‘ola reaccionaria’ que recorre Europa y que provocó una oleada de memes y una alabanza de memas. En sus discursos se hablará más de España y no se descarta que aparezca en algún selfie junto a la bandera nacional.
Calviño asumirá el papel de la experta exquisita, toda amabilidad y calma, y así atajar la zalamera obsequiosidad de Yolanda Díaz, a quien, luego de lanzarla al estrellato, toca saquearle su botín de papeletas
RELEVO PROTAGÓNICO.- No es que Sánchez vaya a taparse, a ceder el centro del escenario a otro protagonista, jamás lo haría, no entra en el ADN de su ego desbocado. Va, eso sí, a espaciar sus comparecencias y, especialmente, a potenciar la presencia de Nadia Calviño, esa socialista-chanel de un fariseísmo imbatible y una amabilidad depravada. La vicepresidenta del Gobierno ni tiene carnet del PSOE ni va en las listas, he ahí su nivel de compromiso con la causa descamisada. Es más, en cuanto se concrete el batacazo, volverá rauda a sus cuarteles de Europa. Mientras tanto, asumirá el papel de la experta exquisita, toda amabilidad y calma, antídoto a la zalamera obsequiosidad de Yolanda Díaz, a quien, luego de lanzarla al estrellato en esa iniciativa obtusa llamada Sumar, corresponde saquearle el botín de sus futuras papeletas.
SIMPATÍA POR EL DIABLO– Saltó al fin la pieza más esperada de la cacería. Los pactos del PP con Vox han iluminado a los prosistas de la izquierda, que han desplegado todo tipo de admoniciones e invectivas ante la súbita aparición de la diabólica entente. Un torpe empeño «hecho con las uñas de los muertos», como aquella embarcación de leyenda nórdica. No funcionó el recurso al miedo a la ultraderecha ni en Madrid, ni en Andalucía, ni en las autonómicas. En CyL el bloque del actual gobierno PP-Vox cosechó 70.000 votos más que en la última cita electoral. Aun así, lo van a intentar. Pocas bazas más tienen a su alcance los micrófonos orgánicos y las teles del movimiento. Eme Jota Montero y Pilar Alegría se desgañitan ya en sus abjuraciones frente al mal, que llega acompañado de ofuscadas injurias de Àngels y burdas viñetas de Peridis.
BOLAÑOS, EL DINAMITERO.- Óscar López, fontanero mayor del régimen, y los Migueles, los brujos visitadores del lugar, han despojado a Félix Bolaños de sus estrafalarios galones. El cerebro ejecutor de la mudanza de los huesos de Franco perdió hace ya tiempo su predicamento en los siete círculos del poder. Sobrevivió malamente al escándalo Pegasus, abochornó a su jefe con el disparate del ‘presidente de la gente» (sólo pudo realizar tres actos de los 30 visitas previstas por aldeas y plazuelas) y demolió la última campaña con su descortesía protocolaria en la fiesta de Ayuso del 2 de mayo. Como Peter Sellers en El guateque, cuando dinamita los decorados de una escena crucial, Bolaños reincide en el desastre. Al cabo, es el responsable del nombramiento como delegado del Gobierno en Madrid de ese Paco Martín que ha anegado de inmundicia los primeros compases de este tramo decisivo hacia las urnas. De su manita, Bildu ha vuelto a la campaña, esta vez ensalzado por su contribución a ‘salvar miles de vidas’ de españoles. No es necesario ollar con tanta fruición el lodazal de lo detestable como lo ha hecho este Martín, quien, por cierto, aún no ha dimitido.
Ya no le preocupa el resultado del 23-J, que presume un desastre, sino el futuro de su partido, al que adivina una suerte similar al de sus pares de Francia o Italia
MOVILIZADOS, PERO MENOS.– Sánchez convocó para julio con dos objetivos. Atajar la gozosa celebración del triunfo de la derecha y abortar las incipientes muestras de enojo intramuros de sus siglas. Hay una tercera razón. Diluir la masiva participación electoral que ya se adivina. La derecha está movilizada, como se vio en mayo. Hay recelos con el voto por correo, la complejidad del proceso, la incomodidad del trámite, la fecha de la cita, que pueden abonar el desaliento o la renuncia. «Que le vote Chapote, que yo no dejo mis vacaciones». Ese es el único temor en la cúpula de Génova.
Justo lo contrario de lo que ocurre en la otra orilla. La banda del PSOE quedó desfondada, exhausta, harta de su líder y con enormes deseos de pasar página. Ya no le preocupa el resultado del 23-J, que presume un desastre, sino el futuro de su partido, al que adivina una suerte similar al de sus pares de Francia o Italia. La extinción.
Tan baja está su moral que Ferraz ha tenido que cambiar el escenario del mitin del domingo en Dos Hermanas, recinto germinal del arranque del sanchismo, cuando las primarias del ‘no es no’, sin ánimo ahora para colmar un aforo de tres mil sillitas.
Ni Vox, ni Nadia, ni el dóberman, ni el resplandor de Europa. Moncloa no acierta con la tecla de la campaña por la sencilla razón de que no existe. La derecha está on fire y la izquierda jadea en una agonía larga e irrefrenable. Un sólo anhelo guiará las papeletas en las urnas: cerrar el paso a la continuidad de Sánchez.