El viaje de Lluís Llach

RAFAEL MOYANO – EL MUNDO – 29/04/17

· Para algunos de los que no hablamos catalán ni en la intimidad nuestro contacto más íntimo con esa lengua ha sido Lluís Llach. La intimidad de su piano, de su voz, de sus letras de amor y libertad, nos acercaron por la vía nunca muerta del arte a un idioma que se había tratado de acallar. Sus canciones, como las de Raimon o las de Serrat, o como las de Labordeta, Luis Pastor, Jarcha o Pablo Guerrero, pusieron música hace ya muchos años al reencuentro con la democracia. Perseguido por el franquismo, Llach pagó con detenciones, exilios y multas su resistencia, pero siempre pensé que muy por encima de la heroicidad que le convirtió a él en un mito y a su Estaca en un himno, estuvo su música y su poesía.

Lo bueno de ellas, de la música y de la poesía, es que permanecen inalterables mientras sus creadores van mutando. Cuando Cat Stevens se convirtió en Yusuf renegó de sus canciones anteriores, pero Father and son o Wild world siguen sonando igual de bien. La sensibilidad de Llach, la que enamora con los mismos compases que enardece, no puede ser borrada. Un hombre es lo que es, pero también lo que ha sido y, cuando su trabajo está expuesto, los demás, espectadores anónimos, podemos elegir.

Aunque a él ni siquiera le importe. Y como puedo elegir, elijo al que fue, al cantautor, y rechazo al diputado, al que amenaza con sancionar a los funcionarios catalanes (o que trabajen en Cataluña) que no acepten la independencia. No, Llach no se refería a eso cuando hace más de cuarenta años musicó el Viaje a Itaca de Constantin Kavafis: «Buen viaje para los guerreros si a su pueblo son fieles». Recordaba el poeta griego, por cierto, que lo importante para Ulises en la Odisea no era la meta, Itaca, sino el camino. Para muchos independentistas, que no viven para otra cosa que para el procés y desatienden sus tareas de gobierno, también lo es.

Me quedo con la poesía de quien fue sancionado por no aceptar y luchar contra una legalidad injusta que le fue impuesta: «Te hemos ofrecido canciones de amor,/ para sufrir un poco menos tu ausencia./ La libertad/ esta dama encadenada que nos está esperando» (Cançó d’amor a la llibertat). La poesía de quien ofrecía esperanza frente a la represión: «A fuerza de noches envidio el nuevo día, a pesar de los verdugos de razones y de vidas» (A força de nits). El político, que siga su viaje.