Santiago González, EL MUNDO, 28/9/12
Hay en los nacionalismos una tendencia al victimismo que resulta ser connatural,vienen así de serie. Por eso es inane todo afán de combatirla mediante la exhibiciónde buenos sentimientos para tratar de inducir una respuesta favorable. El error básico consiste en que, siendo el victimismo un subjetivo afán de impostar el papel de víctima –no siéndolo, y ustedes perdonen el vicio del pleonasmo en aras de la claridad conceptual– toda cesión, concesión, reconocimiento de derechos reales o imaginarios, gestos o posturitas que haga Madrit para aplacarlo resultarán estériles. No digamos lo del PSC, que ayer se abstuvo ante la propuesta del Govern, en un no sabe/no contesta ante lo que viene, y han optado por una disolución al 3% en su propia incertidumbre. Un ejemplo: la gran desfachatez de las balanzas, que sustenta su aspiración de pacto fiscal. «Espanya ens roba» dice en lenguaje mitinero gente con estudios. Este es un asunto que había quedado ya claro hace 36 años en un interesante debate que se planteó en la revista Sistemas, cuando un economista vasco, Juan Cruz Unzurrunzaga, escribió que, por cada peseta que pagaba el País Vasco en impuestos, sólo retornaban70 céntimos. Lo refutaron inapelablemente Julio Segura, J. Muñoz y J.L. García Delgado, explicando algo que probablemente conoce Mas y con toda seguridad sabe Mas-Colell: la necesidad de distinguir entre quien recoge los impuestos y quien los soporta. Un suponer: Cataluña vende al resto por valor de más de 50.000 millones de euros al año. Los dirigentes catalanes contabilizan el IVA correspondiente (más de 5.000 millones, menos de 10.000) como pago de Cataluña a la Hacienda española, cuando quien paga el impuesto son los consumidores españoles de las manufacturas y los servicios catalanes. La Cataluña independiente dejará de percibir ese dinero, porque las exportaciones están exentas de IVA. Ésta es la más barata demagogia al servicio del agit-prop, lo que alguna vez he definido como prevaricación intelectual: decir chorradas a sabiendas. Otro ejemplo: aquel Gobierno Aznar, al que con tanto entusiasmo aprobó los presupuestos el PNV durante cuatro años, tuvo un gesto en febrero de 2002, al establecercomo definitivo el Concierto Económico, sin necesidad de negociarlo cada 20 años, como sucedía hasta entonces. Naturalmente, ni las gracias. Veinte días después, Ibarretxecontinuaba sus puestas en escena victimistas. Siete meses después anunció el plan que lleva su nombre. Aznar entendió lo que venía y un año más tarde introdujo una modificación legal para castigar penalmentea los lehendakaris que convocaran legalmente referendos. Fue una reforma inadecuada por la forma (rap), colgada de la ley de acompañamiento de los presupuestos de 2004, pero su derogación en 2005 ha dejado a la democracia española legalmente inerme frente a la arrancada de Mas. Rosa Díez ha anunciado su voluntad de presentar una proposición para penalizar estas casuísticas, pero no sé si el Gobiernova a estar por la labor o se va a fumar un puro con la propuesta, dicho sea sin afán de señalar, naturalmente.
Santiago González, EL MUNDO, 28/9/12