Vayamos por partes. Aunque Ayuso no interviniera en esa operación que favorecía económicamente -no en concepto de comisión, sino de gestión- a un hijo de sus padres, parece obvio que a éste la condición de hermanísimo de la ‘presi’ le benefició ante terceros. Como parece también obvio que le habría hecho quedar de cine a su hermana renunciando por solidaridad y patriotismo al cobro de ese trabajo en lugar de meterla en el lío en el que la ha metido (hay cariños que matan o que hieren cuando menos). Lo que resulta chocante y demuestra su fe en la propia impunidad es que, teniendo tantos motivos para estar callado, el sanchismo en pleno se haya lanzado contra Ayuso en un tema en el que no tiene nada que rascar judicialmente.

En cuanto a la comisión de ¿expertos? sobre la pederastia con sotana y su encubrimiento, parece también evidente que el sanchismo busca un circo. Como es evidente que ese circo hoy es posible gracias a que ni la Iglesia romana ni la Justicia española han actuado con el celo que debían para que esas prácticas perversas no quedaran impunes. Por otro lado, la izquierda en su conjunto incurre en una gráfica y sangrante contradicción al mostrar contra los pecados del clero un afán justiciero que se echa en falta ante el caso de Mónica Oltra, de su siniestro exmarido y del informe encargado para denigrar a la víctima. Aquí ni la condición de menor ni la de mujer han despertado una solidaridad mínima. He echado de menos alguna pancarta en defensa de esa chica durante el 8-M.