Agustín Valladolid-Vozpópuli
- Siguen en su mundo, con un gobierno descompuesto, 4 millones de personas en exclusión severa y la Justicia apretando. Tienen mal pronóstico, el Zar y la Zarina
Un documental de la BBC sobre el fin de la dinastía de los Romanov señalaba la corrupción, la incompetencia de ministros y funcionarios estatales y la enorme brecha entre pobres y ricos como las causas que aceleraron la descomposición de aquel régimen. El trabajo de los colegas británicos ilustraba el derroche de las élites zaristas con ejemplos como este: “Mientras la mayoría de los trabajadores vivía en absoluta pobreza, según reportes de la época, un tren proveniente de la ciudad francesa de Niza llegaba todos los días a palacio con un cargamento de flores frescas”.
Voz en off: “El manejo de esas diferencias [entre clases sociales] ya había puesto a Nicolás II en problemas. Pero todo parece indicar que el último de los Romanov no había aprendido la lección. El conflicto de 1914 [Primera Guerra Mundial] puso en evidencia la ineficiencia y la corrupción del gobierno ruso y su ejército -pobremente equipado y peor manejado- sufrió terriblemente”. Fin de la cita.
Nada más lejos de mi intención que establecer paralelismos inadecuados. Hoy no estamos en guerra (¿o sí?); ni nuestro régimen político es una autocracia (¿?); ni la sensación es de corrupción generalizada (¿?); ni todos los días llega a Moncloa procedente de Niza un tren cargado de alelís. Y sin embargo el ambiente está cargado de electricidad negativa. No hay peligro de revolución, pero sí motivos para un profundo malestar.
El aviso de Cáritas
Informe FOESSA (Cáritas) 2025: «España vive un proceso inédito de fragmentación social (…) La exclusión social severa afecta ya a 4,3 millones de personas, de las que un tercio son menores de edad. Las causas principales son la precariedad laboral y el coste de la vivienda (…) La pobreza se ha vuelto más crónica y multidimensional, afectando especialmente a la infancia y a las clases medias trabajadoras (…) La desigualdad salarial es estructural, con brechas significativas entre generaciones y regiones”. Fin de la cita.
Cáritas nos notifica que el Estado de bienestar enfrenta tensiones que amenazan su sostenibilidad y eficacia, que la desconfianza fiscal y la polarización ideológica dificultan el consenso necesario para garantizar su financiación; que la atomización social dificulta la creación de identidades colectivas y proyectos comunes. Pero como quien oye llover.
Al contrario, los poderes públicos, y en particular el Gobierno, siguen apostando por fragmentar, por las dos Españas, no las herederas de la Guerra Civil, que en parte también, sino por alimentar la realidad cada vez más divisiva de una sociedad compuesta por dos grupos crecientemente antagónicos: por un lado el bien atendido que garantiza un granítico suelo electoral (los 12 millones de funcionarios y pensionistas, que ya superan en número a los empleados del sector privado) y por otro el resto del país.
Nada de esto parece preocupar en exceso en el Palacio de Invierno de la carretera de La Coruña, donde el Zar y la Zarina siguen a lo suyo, en su burbuja, pidiendo, anteayer mismo sin ir más lejos, favores para los amigos, una ayudita para el proyecto de fulano, que es muy chulo, anda zutano, presidente-de-la-empresa-pública-X, no te hagas de rogar, que para eso te hemos puesto ahí.
El Zar y la Zarina siguen en su mundo, sin entender nada, o entendiendo solo lo que les conviene entender. Sin presupuestos, sin capacidad legislativa, sin Junts… Pero rodeados de fieles. Viendo como llueve, más bien jarrea. Observando como la corrupción consentida va comprimiendo la superficie del suelo que pisan. Tienen mal pronóstico; el Zar y la Zarina.
Una colecta generosa
Los jueces y las Fuerzas de Seguridad están cada vez más cerca de la raíz. Y acabaremos sabiéndolo casi todo. E identificando el origen del problema: los compañeros de viaje elegidos; y el que los eligió. Las amistades peligrosas. Los entornos. Siempre los entornos: el político y el personal. Ábalos, Cerdán, Koldo… Ahora la Guardia Civil también investiga otros favores menos conocidos. Nos enterábamos hace unos días: “El 11 de mayo de 2020, en los peores momentos de la Covid, la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE aprobó la entrega como donación de un millón de euros al Instituto de Salud Carlos III”. ¡Un partido político dona un millón a un organismo dependiente del Ministerio de Ciencia! Suena a disparate. O más bien a algo peor.
La transferencia del millón la firmaron Ábalos, en ese momento ministro, secretario de Organización y mano derecha del presidente, Cerdán, secretario de Coordinación Territorial y de relaciones Partido-Gobierno, y Mariano Moreno, gerente del PSOE y hoy presidente de la Empresa Nacional de Uranio. Dijeron que habían hecho una colecta entre militantes. A la Guardia Civil no acaba de convencerle tanta generosidad y ya investiga ese trasiego de dinero. A la UCO le parece relevante que el momento del traspaso coincidiera con el auge de las compras de mascarillas que también están siendo investigadas. ¿Nepotismo? ¿Blanqueo? ¿Ambas cosas?
Sabemos quién pagó, y en este caso también quién recibió. Otra vez los entornos. La directora del Instituto de Salud Carlos III era por aquel entonces Raquel Yotti, una cardióloga casada con Iván García Yustos, nombrado en junio de 2018 subdirector de Relaciones Institucionales del Gabinete de la Presidencia del Gobierno (en enero de 2020 ascendió a director del departamento); Yotti fue elegida para hacerse cargo del Carlos III el 3 de agosto de 2018, poco después que su marido desembarcara en Moncloa. Casualidades de la vida. Ambos matrimonios, Sánchez&Gómez y García Yustos&Yotti, cultivan desde hace tiempo una sincera amistad.
El ’Koldo de Sánchez’
¿Quién es García Yustos? Un inseparable. Persona de la máxima confianza del presidente del Gobierno. Dejemos atrás el episodio cutre de los teléfonos eróticos. No en cambio otro políticamente más trascendente: cuando era concejal en Móstoles, don Iván presidió en 2001 el tribunal que entre 86 candidatos iba a seleccionó a los agraciados con 27 plazas de empleados municipales: 17 barrenderos, 6 albañiles y 4 encargados de la recogida de residuos y de la red de riego municipal. Dos de las candidatas, Noelia Posse y Rebeca Prieto, obtuvieron una puntuación de 9,5. Del resto de aspirantes ninguno pasó del 6. Posse obtuvo una plaza de albañil, pero aspiraba a más y se negó en redondo a coger una paleta. Nunca, en efecto, la cogió. La mandaron a un despacho a no hacer nada y en 2018 fue nombrada alcaldesa socialista de esa localidad madrileña. Un carrerón.
Lo vamos a dejar ahí, que esto se está haciendo muy largo. Si tienen más curiosidad sobre el particular, pregúntenle a Tomás Gómez. Lo de Yustos es solo un ejemplo. Significativo (“el Koldo de Sánchez”, le llaman algunos en Moncloa, y en Ferraz), pero un ejemplo cercano y por ello muy sintomático. Ábalos, Cerdán, Koldo… Lo mejor de cada casa. Yustos, un gobierno descompuesto, ministros abrasados, la posición judicial de la Zarina que se complica, y el hermanísimo a punto de sentarse en el banquillo como anticipo del carnaval. El contexto y el entorno ideales para sobreponerse a la ingobernabilidad, a la corrupción, a la desigualdad y a la mayor pobreza de las clases medias.
No sé Pedro, igual debieras aprender la lección de aquelos zares, mirar con más atención a tu alrededor y ver con qué bueyes has elegido arar. Y si te fijas bien, quizá llegues a la conclusión de que cuanto más esperes más difícil será pactar una salida. Medianamente honorable.