LUIS VENTOSO – ABC – 07/01/16
· Salvo un rapto de sensatez del PSOE, no se las salta ni un torero.
En tres meses repetiremos elecciones. Es lo más probable, aunque avezados ufólogos divaguen sobre misteriosos cenáculos, donde demiurgos del Ibex y algún viejo druida del PSOE cocinarían con la habitual enviada especial del PP una solución de gobierno.
¿Es un cataclismo continuar tres meses con un Ejecutivo en funciones? No: Bélgica estuvo quinientos días así… y los datos del paro y el déficit incluso mejoraron. ¿Es positivo repetir las elecciones? Tampoco. En un país más sereno y menos cainita se aplicaría la solución obvia: un acuerdo de los tres partidos constitucionalistas y centristas, que defienden el libre mercado, el imperio de la ley y la unidad de España (los demás socavan esos pilares de cordura). PP, PSOE y Ciudadanos suman 253 de los 350 escaños. En contra de lo que se está contando, la mayoría de los españoles se han situado en la centralidad y el sentido común. Lo normal sería que los socialistas y Rivera apoyasen un Gobierno de quien ganó claramente los comicios, Rajoy, con 1,7 millones más de votos que Sánchez, quien sin pudor y haciendo el ridículo calificó de «histórico» su paupérrimo resultado. Pero el PSOE, infectado todavía de sectarismo zapaterista, enfatiza que jamás dará el plácet a Rajoy.
Una peculiaridad de la democracia española respecto a las anglosajonas es que no se va nadie. Miliband renunció al minuto, con un 8 por ciento más de votos que Sánchez. Un contendiente que pierde en Estados Unidos pasa de inmediato al olvido. Pero ahí sigue Garzón, riñéndonos a todos tras achicharrar a IU; o el gran Sánchez, con su castañazo «histórico»; o el propio Rajoy, que ha ganado, sí, pero con un resultado frustrante, pues, aunque se apliquen paños calientes, la verdad es que a día de hoy sus cifras no le permiten gobernar, de ahí su aire lánguido.
Si al PSOE le quedase un dedo de frente, dentro de tres meses presentaría a Susana Díaz. No es ninguna eminencia (diez años para acabar Derecho, no se le conoce idea nueva en la Junta, es la heredera del corrupto Griñán y en sus autonómicas logró un resultado similar al de Rajoy el 20-D). Pero Díaz posee una elemental lealtad con España (una proeza en el actual PSOE), es elocuente, enormemente trabajadora, y tiene nervio político. Si Susana diese el paso (aunque parece que hará su clásico: amagar y no dar), el PP tendría un problemón, pues ella mejoraría mucho las cifras de Sánchez (que, entre otros detalles, cae humanamente mal a muchos españoles).
En el otro lado, es un hecho empírico que Rajoy no resulta un político valorado (véase cualquier encuesta). Ha sido un buen presidente para un momento agónico de quiebra, pero ahora choca con su techo de cristal. Dentro de tres meses recuperará algunos votos estériles que se fueron a Ciudadanos, pero es dudoso que los escaños que arañe le alcancen para formar Gobierno con comodidad. Si enfrente tuviese a Díaz, incluso podría registrarse un nuevo nudo, un empate PP-PSOE. Hace bien el PP en fingir unión en torno a Rajoy en tiempo de tribulación, pero la realidad es que ahí llegará también la hora de un relevo que abra nuevas expectativas electorales. Soraya y Feijóo lo saben. Bajo cuerda, hace tiempo que fabulan con la sucesión y la trabajan.
LUIS VENTOSO – ABC – 07/01/16