Balance satisfactorio para el PP, marcado por la apoteósica mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo en Galicia. El alcance de su triunfo permitirá al partido vivir hoy una jornada de celebración en la reunión vespertina del Comité Ejecutivo Nacional. A partir de hoy será imposible decir que Mariano Rajoy no tiene relevo en el PP. Otra cosa será el momento y las circunstancias en que pueda producirse.
La victoria de Feijóo, en un momento político tan difícil en España, le confirma como una de las personalidades políticas más destacadas del PP. Alguien a quien en cualquier escenario de futuro habrá que tener en cuenta. Pese a que ha prometido quedarse en Galicia hasta 2020, el resultado le sitúa de nuevo en la carrera de la sucesión, de la que hace sólo unos meses había sido apeado.
El anverso de la victoria gallega son los malos resultados en el País Vasco. Al contrario de lo que preveía la dirección del PP, los populares no han podido superar el pronóstico de los sondeos. Nueve diputados, uno menos de los que tenían ahora, que confirman la decadencia de un discurso que ha ido perdiendo paulatinamente apoyo. Ni la figura de Alfonso Alonso, ex ministro de Sanidad y ex portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, ha logrado taponar su progresivo deterioro electoral. Sólo aquietarlo.
En una primera lectura, a falta de los movimientos que se produzcan durante estos días, los nueve escaños obtenidos por el PP podrían sostener al PNV en el País Vasco. La carambola que contribuiría a un nuevo gobierno de Mariano Rajoy se produjo. Matemáticamente PNV y PP sí alcanzan juntos la mayoría absoluta. El problema es que el PSE, con un catastrófico resultado, también puede contribuir a la continuidad de Iñigo Urkullu en Ajuria Enea. Los nacionalistas dejaron claro en la campaña su preferencia por el PSE. Y los socialistas están dispuestos a reeditar la alianza que ya han mantenido esta legislatura con el PNV.
No obstante, todos estos pasos están pendientes del futuro de Pedro Sánchez al frente de PSOE. Los populares creen que la debacledel PSOE puede suponer su salida de la dirección. Este hecho, opinan, podría ser la única manera de evitar unas terceras elecciones. El desenlace de ayer les lleva a pensar que sin Sánchez, Rajoy aún puede llegar a ser presidente.
En términos comparativos el PP se mostraba ayer satisfecho por haberse situado a la par de los socialistas en el País Vasco. Los dos partidos han caído en Euskadi a lo más bajo. El PP, del cuarto a quinto puesto, el PSE, del tercero al cuarto, pero en su caso pierden casi la mitad de los escaños.
A falta de una reflexión profunda sobre el descenso en el País Vasco –en 2001, con Jaime Mayor Oreja, alcanzó los 19 escaños–, el PP saboreó ayer con intensidad el triunfo de Feijóo. Tras estar a punto de retirarse de la política y marcharse a la empresa privada hace sólo unos meses, el dirigente gallego decidió presentarse otra vez cuando más difícil era reeditar la mayoría absoluta. Año y medio antes ni Juan Vicente Herrera lo había conseguido en Castilla y León. Se quedó después de que se lo pidiera Rajoy y hoy vuelve a ser uno de los principales activos del PP, tenga o no finalmente opciones de sucederle. Su victoria revitaliza al PP –hay futuro– y fortalece a Rajoy de cara a unas terceras elecciones. El PP no pierde un ápice de fuerza electoral. Al contrario.
CIUDADANOS
Primer gran fracaso de Albert Rivera
· El líder de Ciudadanos se implicó en las dos camapañas, pero no logra representación en ningún parlamento
País Vasco y Galicia fueron ayer dos bofetadas, una en cada mejilla, para Ciudadanos. Se quedó sin entrar en ninguno de estos dos parlamentos regionales, empeoró sus resultados respecto a los obtenidos en las elecciones generales del 26J –no se presentó en las anteriores autonómicas– y en las vascas no superó los resultados de 2012 de UPyD, que logró un escaño y 21.492 votos. Y eso que hizo un llamamiento explícito a sus votantes y protagonizó actos con Francisco Sosa Wagner o Fernando Savater, referentes de la formación magenta. El partido de Albert Rivera logró 21.362 votos (2,02%) en el País Vasco y 47.365 (3,37%) en Galicia.
«Está claro que no hemos cumplido. No hemos alcanzado el objetivo. No estamos contentos», resumió José Manuel Villegas, vicesecretario general y mano derecha de Rivera.
Aunque eran dos comunidades difíciles para Ciudadanos, donde ha contando con importantes problemas de implantación, con dimisiones y ceses de cargos y militantes –cambiaron a dedo de cabezas de lista al Congreso, entre otras polémicas–, también eran dos enclaves para medir la fuerza del ADN del partido naranja: lucha contra el nacionalismo, regeneración de la vieja política y contrapeso a lo que llaman «populismo». Perdieron las tres batallas. Hoy se reúne la Ejecutiva. Ayer prefirieron esperar al análisis detallado para asumir responsabilidades.
Estas dos citas electorales suponen el primer gran fracaso de Albert Rivera, desde que es una formación de ámbito nacional. El líder de Ciudadanos ha tenido una especial implicación en sendas campañas, con seis días de presencia en cada una de ellas. Sin embargo, los resultados del partido han ido en declive en estas comunidades. En Galicia pasó de 148.852 votos el 20-D (9,06% de los votos), a los 133.938 (8,6%) el 26-J y ayer se quedó en 47.365 (3,37%). En unas generales se vota en clave distinta a unas autonómicas, pero es el único referente para saber la evolución de Ciudadanos.
En cuanto al País Vasco, el 20-D logró 50.268 votos (4,1% de los votos), 40.326 (3,5%) el 26J, y 21.362 (2,02%) ayer. Según Ciudadanos, en Álava se quedaron a 500 votos de lograr el escaño. Esta provincia era su gran esperanza.
La dirección de Ciudadanos no considera que su pacto con Partido Popular y el voto a favor de Rajoy los haya penalizado. «Creemos que hicimos lo que había que hacer para desbloquear porque no creemos que haya otra alternativa al Gobierno en minoría del PP», reflexionó Villegas. Los estrategas de Rivera consideran que los resultados de ayer no afectarán al desbloqueo político nacional. En todo caso, Ciudadanos no piensa realizar ningún movimiento.
Los portazos a las aspiraciones naranjas en Galicia y el País Vasco suponen que la formación no cuente con representación en cinco parlamentos autonómicos: a los dos mencionados hay que sumar Castilla la Mancha, Canarias y Navarra. Por contra, son llave de Gobierno en cinco: Madrid, Castilla y León, La Rioja, Murcia y Andalucía.
PARTIDO SOCIALISTA
Pedro Sánchez, ante el precipicio
· El PSOE obtiene de nuevo los peores resultados de su historia, esta vez en País Vasco y Galicia
El PSOE de Pedro Sánchez consiguió ayer los peores resultados de su historia en el País Vasco (donde perdió el 40% de sus votos de 2012 y fue cuarta fuerza política, con nueve escaños). Pero también en Galicia, donde el PSdeG fue tercera fuerza tras el PP y En Marea, con 14 parlamentarios. El sorpasso de los socios de Podemos se confirmó por casi 17.000 votos, aunque las dos fuerzas empataron a 14 parlamentarios con el 99,9% escrutado.
Como esperaban los barones socialistas críticos, las dos federaciones obtuvieron sus peores resultados en unas autonómicas en ambas comunidades. El PSE-EE igualó la cifra de nueve escaños que obtuvo en 1980, cuando el Parlamento vasco tenía 60 escaños (ahora tiene 75), cayendo del 19,1% de 2012 al 11,9% de ayer. En Galicia, el PSdeG cayó de 18 a 14 escaños, uno menos que en su peor resultado histórico de 1997.
El secretario general del PSOE vivió la peor de sus noches electorales acompañado por varios miembros de la Ejecutiva. Sus previsiones eran mejores que las que reflejaban las encuestas. Pero esta vez, los sondeos se cumplieron.
La gran mayoría de los presidentes autonómicos socialistas y casi todos los referentes históricos del partido, desde Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero pasando por Alfredo Pérez Rubalcaba, además de muchos otros mandatarios, desconfían ya del secretario general, al que consideran enrocado en una posición que está llevando al PSOE al peor momento de su historia.
Varios dirigentes del PSOE andaluz próximos a la presidenta andaluza, Susana Díaz, calificaron anoche estos resultados en conversación con EL MUNDO como «una debacle», «un desastre» y como «malos sin paliativos». La secretaria general del PSOE de Sevilla puso un crítico tuit anoche: «Harta de ‘resultados históricos’ del partido al que quiero tanto, harta de volver a pulverizar nuestros peores resultados. Y ahora qué?»
Las elecciones de ayer tenían desde antes de celebrarse una lectura interna clarísima. Tanto la dirección del PSE-EE como la del PSdeG apoyan de forma cerrada a Pedro Sánchez frente a sus críticos. Sin embargo, la debacle de ayer lo debilita mucho frente a los barones pocos días después de que la tensión interna del PSOE haya llegado al máximo, con una amenaza de congreso exprés incluida. También debilita la estrategia del no a Rajoy y no al PP que ha seguido hasta ahora.
El sábado, Sánchez ha convocado un Comité Federal y hoy reúne a la Comisión Permanente de la Ejecutiva. Pero en el PSOE-A no descartaban anoche que antes de ese cónclave puedan exigir responsabilidades al secretario general. O, incluso, forzar su salida de la dirección.
De hecho, el mal resultado de ayer pone a Sánchez a tiro de los barones. La estrategia que podría seguir desde hoy la dirección es culpar de los malos resultados a los dirigentes que airearon disputas internas en el PSOE en plena campaña, como la propia presidenta andaluza, Susana Díaz, y otros presidentes autonómicos que la apoyan. Ya lo apuntó ayer el número dos socialista, César Luena, que lamentó el resultado «negativo» tras una «campaña electoral en condiciones muy difíciles».
Fuentes de Ferraz añadieron anoche que el mal resultado se explica porque el mapa político es hoy distinto, pero los pésimos resultados de anoche suponen la sexta derrota consecutiva del PSOE en las urnas desde que Pedro Sánchez asumió la Secretaría General en julio de 2014.
PODEMOS
Iglesias se reconcilia con el ‘sorpasso’
· Podemos y sus aliados superan al PSOE aunque los resultados no le servirán para presionar a Sánchez
Podemos se reconcilió ayer con las urnas tras la profunda decepción de las generales de junio. Pablo Iglesias pudo volver a sonreír. La formación morada y sus aliados consagraron el sorpasso en votos en Galicia, logrando el hito de convertirse en la principal fuerza de la oposición al PP, aunque con el mismo número de escaños que el PSOE –14 cada uno–. Mientras, en el País Vasco irrumpió como el primer partido de ámbito estatal. No obstante, la noche dejó un regusto amargo, pues el pretendido pulso con Bildu por liderar la oposición al PNV ni siquiera se pudo disputar y los resultados en Galicia se quedaron por debajo de lo esperado.
En efecto, Podemos quedó más lejos de lo previsto de la izquierda abertzale tras encadenar dos triunfos en las generales de diciembre y junio, lo que demuestra una vez más que los vascos votan con lógicas diferentes y que parte del electorado de Bildu prestó su voto a Podemos en el Congreso por su discurso sobre «plurinacionalidad» y la promesa de convocar un referéndum.
En todo caso, los resultados en el País Vasco y Galicia consolidan a Podemos por delante del PSOE en otras dos comunidades autónomas más, lo que abona el optimismo del partido en ambos territorios de cara a unas posibles terceras elecciones.
La gallegas avalaron con buenos datos las alcaldías participadas por Podemos –La Coruña, Santiago y Ferrol– y llevaron a superar al PSOE en su feudo de Vigo. No obstante, las ciudades no fueron suficientes para impedir la rotunda mayoría de Feijóo. Eso impedirá a Iglesias presionar al PSOE para intentar constituir una mayoría alternativa al PP, lo que habría podido servir de palanca para hacer lo mismo en Madrid.
Así pues, los buenos resultados en ambas comunidades no tendrán ninguna repercusión inmediata en las relaciones entre el PSOE y Podemos. Precisamente, el debate interno más urgente que debe afrontar el partido morado, pues la llamada de Pedro Sánchez a Iglesias para buscar una alternativa al PP y en teoría impedir las terceras elecciones está al caer.
A eso se refirió Iglesias unas horas antes de conocer los resultados en la clausura de la universidad de verano de Podemos, donde desveló que existen tres posturas sobre qué hacer con la investidura. «Tenemos que tener ese debate sin que nos desangre», advirtió. La primera postura es dar el Gobierno al PSOE «a cambio de nada y que se estrelle». «El problema es que se puede estrellar el país y eso nos coloca en una posición incómoda en el Parlamento, porque ahí la oposición sería el PP», dijo. «Si damos cheque en blanco a cambio de nada a lo mejor nos estrellamos todos». La segunda es apoyar a Sánchez «a cambio de un programa muy social». Sin embargo, Iglesias tampoco está de acuerdo con este planteamiento porque «los papeles y programas se los lleva el viento», y él sólo se fía de «quien los aplica». Por eso, su posición es rotunda a la hora de exigir al PSOE formar una coalición. Así lo defenderá en la Ejecutiva frente a Errejón, más partidiario de pedir políticas y no ministerios.