Javier Elorrieta García-Editores
Las elecciones al Parlamento Vasco de 2001 se dieron en unas condiciones muy graves para la convivencia democrática. Se había producido el Pacto de Estella entre el PNV-EA-ETA, pero la tregua que ETA anunció no sólo la rompió, sino que llegó a su mayor nivel en su escalada terrorista asesinando al portavoz del PSE- EE-PSOE y a su escolta, a periodistas y jueces, elevando así la amenaza a cualquier persona que públicamente expresara su crítica al nacionalismo separatista. En aquel Parlamento vasco participaban dirigentes de la organización que simultaneaba su presencia parlamentaria con el asesinato al adversario.
Era un tiempo en el que ETA – HB estaban a la vez legalizadas y practicaban el terrorismo.
Pues en aquel panorama, aquellas elecciones autonómicas concitaron la mayor participación histórica electoral con un 78,48 % del electorado, con unos resultados que estuvieron a punto de conseguir la alternativa constitucionalista, Cuyos resultados fueron los siguientes:
La coalicción PNV-EA subieron en votos y escaños. Hoy EA está adosada al brazo político de lo que fue ETA-HB.
ETA-EH, rota la tregua, cuando parte de sus dirigentes, como Otegui Y Josu Urrutikoetxea (Josu Ternera) estaban ocupando cargos parlamentarios. La ironía llegó al delirio de que Josu Ternera fuera el responsable de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.EH perdió casi 80. 000 votos, y la mitad de sus parlamentarios. pasaron de catorce (los mismos que tenía el PSE-PSOE. con Nicolás Redondo de Secretarios General ) a siete.
El PP subió en votos y escaños. ( La gestión del Gobierno Nacional era del PP, con Aznar). Un clásico en autonómicas era que el partido que gestionaba el Gobierno Nacional acusara cierta ventaja electoral en las autonómicas, respecto al otro partido nacional. Además, hasta ese momento político, las elecciones generales concitaban mayor participación que las autonómicas, en las que los partidos nacionales recibían mayor número de votos que los nacionalistas.
El PSE-PSOE, además de algunos problemas internos en Vizcaya, y la oposición de Maragall, más la incomprensión de Felipe González y la llamada «Agrupación Yuste» (EL País de Cebrián) no estuvieron por la labor de apoyar el pacto electoral PP-PSE como alternativa al nacionalismo soberanista. Les supongo, ahora, arrepentidos. Pues era evidente que sus desvaríos políticos sólo obedecían a un odio personal a Aznar y no a un serio y argumentado análisis político enfocado en la defensa institucional de la España constitucional y autonómica. Que reclamaba necesarios pactos de Estado entre los partidos nacionales. Ese PSE-PSOE también ganó en votos, pero perdió un escaño.
Ahora, imagínense Vds., cómo hubiera estado el panorama actual de persistir en aquella política , tras los acuerdos por «Las Libertades y Contra el terrorismo», que el PSOE de ZP rompió.
Sólo alguna nota más. Las últimas elecciones autonómicas concitaron casi el 50% de abstención. La presencia de los partidos constitucionales, aunque una generosidad calificativa incluyera al PSE-PSOE en ese ámbito, se muestra ridícula, si se compara cuando ETA asesinaba y su brazo político estaba legalizado. Pero había una voluntad política de acuerdos de Estado en defensa de la libertad y los marcos institucionales que la amparaban la presencia del constitucionalismo.
La anulación presencial partidista del constitucionalismo, la enorme fuga de ciudadanos a otras zonas de España, el monopolio de expresión política en la calle y ámbitos públicos del nacionalismo separatista y el «izquierdismo regresista», evidencian la gran mentira política que se esconde tras la definición de que ETA ha sido derrotada. Es difícil admitir que alguien ha sido derrotado, si el proyecto político por el que asesinaba no acompaña a esa supuesta derrota.
Bueno, pues miren, comparen. Y luego piensen quién tiene la mayor responsabilidad sobre cómo hemos llegado a esta situación.