Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 4/10/11
Que alguien premie un libro del prófugo Sarrionaindía no es un acontecimiento nuevo. En 2002 ya lo había hecho la Asociación Española de Críticos Literarios cuyo portavoz manifestó posteriormente desconocer la condición de terrorista del premiado. El asunto no es comparable, porque la citada asociación es una organización de particulares. Un Gobierno es otra cosa y no debería realizar actuaciones que cuestionen su propia razón de ser.
La consejera de Cultura ha decidido retener el importe del premio. La decisión es inadecuada por dos o tres motivos: el primero, porque el dinero del premio no es lo fundamental. Negárselo es un homenaje añadido al terrorista, que se sentirá doblemente halagado: me persiguen, pero no tienen más remedio que rendirse ante mi talento. Cómo se le puede hacer llegar el dinero a un fugitivo de la Justicia? ¿Aprovechando los servicios de Currin y sus mediadores internacionales? Por otra parte y respecto al dinero, ni siquiera debería haberse planteado la cuestión: Hace ya tiempo que la legalidad exige incautar el patrimonio de los terroristas condenados para resarcir a sus víctimas.
Otra cuestión de algún interés es la muletilla con que se presenta al autor: condenado por pertenencia a ETA. Cierto, pero no sólo. Fue condenado por el secuestro del industrial conservero bermeano, José Garavilla. Una hermosa lección práctica: con los impuestos que paga Garavilla a la Diputación de Vizcaya, ésta, junto a sus homólogas, entrega sus aportaciones al Gobierno Vasco para las cosas que le son propias y éste organiza un premio, paga (al menos dietas) a los miembros del Jurado para que premien a uno de los secuestradores del citado contribuyente. Economía en circuito cerrado. Con la Diputación de Guipúzcoa, regentada por Bildu, el proceso es mucho más simple por razones obvias.
El columnista Espada mostraba esta mañana una simpatía congénita por el jurado:
“Es justamente esta costumbre tan española la que me impide salir en resuelta y cerrada defensa del jurado”.
Conozcamos al jurado:
– Ainhoa Larrañaga Elorza, presidenta del jurado.
– Andoni Eizagirre Eizagirre, vocal.
– Katixa Agirre Miguélez, vocal.
– Josu Bijuesca Basterretxea, vocal.
– Fernando García Murga, vocal.
– Marta Merino Ortíz de Landaluce, secretaria (sin voto).
Ahora asómense al tema, a la sintaxis, a las razones del premio. Con sus propias palabras:
– En lo que respecta al contenido, está muy bien estructurada, las ideas se desarrollan adecuadamente, es una obra muy sólida formalmente, una gran obra, muy documentada.
-La originalidad, pasarán años y la obra podría convertirse en un clásico de la cultura vasca.
– Una obra que abre muchas puertas; es también válida para hacer consultas.
– Pluralidad en el discurso y, al mismo tiempo, subrayar también el intento de ofrecer diferentes puntos de vista al margen del pensamiento imperante. Un grito a la pluralidad cultural.
– Para finalizar, hay detrás un gran trabajo de edición, un título sugerente, una obra llena de fotos y explicaciones.
Bueno, tal vez sea que su fuerte es el euskera y no sean muy competentes en la lengua extraña. Desmenucen los argumentos. El colofón de todo esto es que en su juventud, según contó a la revista Rolling Stone, Patxi López bailaba con brío el ”Sarri, Sarri”, con el que Kortatu homenajeó la gesta de su fuga de la cárcel de Martutene. Para entonces, López tenía 26 años cumplidos, era de las Juventudes Socialistas y hacía un año y medio que la organización terrorista a la pertenecía Sarri Sarri había asesinado a Enrique Casas, senador del PSOE y amigo de su padre.
Virgen Santa, así está el tema.
Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 4/10/11