- Es un principio fundamental de la izquierda que la izquierda no puede delinquir. Punto. Por el contrario, la derecha, y no digamos la «extrema derecha» (consultar a Prisa, brújula de la verdad), son por definición culpables
Cuando la Justicia actuare contra un político, partido u oenegé de izquierdas, o contra esos incomprendidos a los que se acusa de ser enemigos de España y de la Constitución, y que son todos socios de Sánchez, la Justicia será injusta. Por principio y por definición. Se tratará de lawfare, de enemistad de algún juez, de partidismo, sectarismo, sesgos familiares o cualquier otro motivo. Es un principio fundamental de la izquierda que la izquierda no puede delinquir. Punto.
Por el contrario, la derecha, y no digamos la «extrema derecha» (consultar a Prisa, brújula de la verdad), son por definición culpables. Si no fueran malas personas no estarían ahí sino en la izquierda, o en partidos progresistas como Junts. Con los políticos de derechas, con sus familiares, amigos, socios, así como con los partidos indeseables, que son dos, la Justicia actuará rectamente si los investiga y condena. Si se acumularan asuntos, no cabrá hablar de lawfare. También por principio. Si siendo investigados archivara el juez el asunto, o siendo juzgados no los condenaran, Prisa, justamente, ofrecerá un perfil personal del juez o magistrados, que pasarán a ser sospechosos en sus medios. No se ahorrarán detalles sobre las preferencias ideológicas de sus familiares, pues alguna explicación tiene que haber para no condenar a quien ha decidido militar en el bando del mal. Si hay que dedicar ciento setenta portadas a una chorrada que, además, acaba no siendo delito, se dedican.
Ser de extrema derecha tiene un significado muy concreto que debería orientar al dubitativo: trátase de aquel partido que más claramente se enfrente al secesionismo. Es importante que en este punto no se despiste el súbdito, digo el ciudadano. Ciudadanos fue extrema derecha en Cataluña. El PP fue extrema derecha hasta que llegó Vox, etc. Al partido que ocupe ese lugar se le debe tratar en lo mediático con la machacona reiteración del sambenito; en lo político, estableciendo en torno a él un cordón sanitario. En lugares tan sensibles y diferenciales como Cataluña, la «extrema derecha» no merecerá participar en debates, aunque tenga representación parlamentaria, y aunque esta sea mayor que la de antiguas extremas derechas, que sí participarán porque han dejado de ser extremas derechas para ser aliados de la extrema derecha.
Apartarse de lo expuesto hasta aquí exigirá respuestas a la altura del desafío. En el caso de los jueces, es secundario, y hasta cierto punto irrelevante, que una conducta encaje o no en un tipo delictivo. Si encaja perfectamente y el encausado está en el bando del bien (izquierdas y secesionistas), el juez o tribunal se valdrá del uso alternativo del derecho o del constructivismo jurídico para evitarles contratiempos a aquellos que Prisa indique. Si no encajara ni por asomo estando el encausado en el lado del mal, se practicarán sucesivas acusaciones y acciones judiciales, sin límite. No hay peligro de incurrir en lawfare, ya que en esa fea cosa que tan mal pronuncian todos solo puede incurrir la derecha. No sé si me explico.