EL MUNDO – 01/04/16
· La vencedora en las elecciones internas de 2015 revela las presiones para que no fuese líder.
· Que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) está estrechamente vinculada a partidos políticos no es ninguna sorpresa.
· Su anterior líder, Carme Forcadell, acabó situada de número dos en las listas de Junts pel Sí en las últimas elecciones autonómicas y ahora es presidenta del Parlament.
Pero un enfrentamiento en Twitter entre dos de sus rostros más conocidos dejó ayer al descubierto las maniobras de algunas de esas formaciones para ejercer un control directo sobre la entidad independentista.
El prestigio de la ANC entre los soberanistas se debe a que ha sido la encargada de organizar las multitudinarias manifestaciones de las últimas Diadas. Además, la versión oficial dice que es una entidad que ha conseguido superar la tradicional división de los partidos independentistas, con el método de no decantarse por ninguno de ellos e invocar constantemente la unidad.
Pero la conversación que mantuvieron ayer en la red social el ex vicepresidente de la ANC Jaume Marfany y la editora y escritora norteamericana Liz Castro –cuantiosamente promocionada por el independentismo y el Govern por su defensa de la secesión de Cataluña, también en el ámbito internacional– destapó la guerra de poder que tuvo lugar en la entidad hace casi un año.
Castro denunció ayer presiones para que se retirara de la carrera por presidir la ANC en mayo de 2015. La editora fue la más votada por las bases en el proceso para relevar a Carme Forcadell, cuyo mandato expiraba. Pero, en un giro que ya en su momento provocó malestar entre algunos afiliados, a quien se eligió finalmente como nuevo presidente fue a Jordi Sànchez, estrechamente vinculado a quien fue durante años mano derecha y principal estratega de Artur Mas, David Madí.
Antes, Marfany se había hecho eco de una información que asegura que Antonio Baños, que fue jefe de filas de los antisistema de la CUP en las últimas elecciones autonómicas, podría encabezar una candidatura para liderar la entidad. «La batalla para controlar políticamente la ANC ha empezado hace ya semanas», comentó al respecto el ex vicepresidente de la entidad.
Liz Castro le respondió en ese momento que las presiones vienen de más lejos. De «hace más de un año», concretamente. «No entiendo qué quieres decir. Quizás si lo dices más claro…», contraatacó Marfany. Fue entonces cuando la editora norteamericana reveló las maniobras: «Hace casi un año tú me dijiste que no me presentase a presidenta, pese a ser la más votada, para ‘preservar la unidad’».
La conversación siguió por esos cauces, entre protestas de afiliados a la ANC y prohombres del oficialismo independentista acerca de que salieran a la luz los trapos sucios de la entidad. «Me pediste mi opinión y te la di. Jordi Sànchez era la persona más adecuada», afirmó Marfany. «Jaume, eso sencillamente no es cierto. Tú me llamaste y tú me presionaste, tú solito», contestó Castro. «¡Mentira! Tú me llamaste… Increíble», siguió Marfany. «Es más: yo no quería ser presidenta, decidí postularme después de ver las maniobras que hacíais. Yo confiaba en la ANC», remachó Castro.
Finalmente, los llamamientos a la discreción cuajaron y Marfany se despidió afirmando que Twitter no era «el lugar» para abordar asuntos internos.
Lo cierto es que durante el mandato de Jordi Sànchez la ANC ha recorrido un camino paralelo al de Convergència, y en los últimos meses ha orillado las posiciones maximalistas para adoptar una postura más moderada. La entidad celebrará una asamblea el 17 de abril donde se decidirá la nueva hoja de ruta.
Con casi toda probabilidad, la ANC –que auguró en 2014 que la declaración de independencia llegaría en abril de 2015– defenderá que «habrá que acordar un referéndum para no parar el proceso independentista». La entidad detalla que esa consulta debería ser «vinculante» y contener –a diferencia de lo que sucedió con el proceso participativo del 9 de noviembre de 2014– «una pregunta clara, una respuesta binaria, propaganda equitativa, no alterar el censo de votantes, permitir el ejercicio de voto de los catalanes residentes en el extranjero y la intervención de observadores internacionales».
La ANC justifica su cambio de postura en la «aparición de nuevas fuerzas de izquierdas que respetan el derecho a decidir del pueblo catalán», en referencia a Podemos. La emergencia de ese partido, que junto a otras fuerzas ganó las últimas elecciones generales en Cataluña, ha abierto de nuevo «la posibilidad» de celebrar un referéndum.
EL MUNDO – 01/04/16