El consejero Azkarraga aclara que no está presentando un «plan antiterrorista». Faltaría más. Un Gobierno que incluye en sus Presupuestos las ayudas a familiares de los presos de ETA no va a ponerse en contra de un colectivo al que, lejos de deslegitimar, muestra su comprensión. Por eso este plan no busca siquiera la equidistancia entre víctimas y victimarios.
Hay que estar pendientes del calendario para entender algunas claves del comportamiento político. Porque estamos aún inmersos en la vorágine de la cabalgata de Reyes, con la consiguiente indignación, por cierto, de quienes no van a poder ver la retransmisión por ETB porque la televisión pública vasca no conecta este año con el desfile de carrozas (o carretas arrastradas por bueyes) y resulta que ya estamos a dos meses, dos, de las generales.
Con la cuesta de enero doblemente empinada, con el IPC rebasando las previsiones del Gobierno de Zapatero, que contaba con una inflación menos disparada de la que se nos viene encima, lo que parece claro es que los informes nada halagüeños en materia económica no tienen nada que ver con los gastos provocados por la Casa del Rey. Porque, según se ha sabido ahora, la Corona cuesta 19 céntimos al año a cada ciudadano. Una miseria comparada con el gasto público de más de 443.000 euros que ha costado la difusión, viajes incluidos, del plan del lehendakari, según denuncian los socialistas vascos. Él sigue tan retórico y poco renovado como en su primera legislatura y, aún así, la publicidad de sus ensoñaciones nos sigue costando un Congo a los contribuyentes.
Y por si nos habíamos quedado algo distraídos con la resaca navideña, el consejero Azkarraga presenta su plan de educación para la paz, del que dice que busca deslegitimar el terrorismo y formar en derechos humanos a policías y funcionarios. Pero no incluye a ninguna asociación de victímas del terrorismo en su consejo consultivo ni tampoco se ha propuesto formar a los socios de los terroristas para enseñarles que si matan, extorsionan o amenazan, están violando los derechos humanos. Por ejemplo. El consejero, de EA, aclara que no está presentando un «plan antiterrorista». Faltaría más. Un Gobierno que sigue incluyendo en sus Presupuestos las ayudas a familiares de los presos de ETA no va a ponerse en contra de un colectivo al que, lejos de deslegitimar, muestra su comprensión con el entorno. Por eso este plan, que no ha sido sometido a consulta con todos los partidos para buscar el consenso predicado, y de eso se lamenta el socialista Loza, no busca siquiera la equidistancia entre víctimas y victimarios.
Estamos a dos meses de las elecciones generales. Es muy probable que ANV no pueda presentarse con esas siglas a las urnas. Y ese segmento electoral radical abertzale de Batasuna no puede ser desaprovechado por los partidos nacionalistas del Gobierno vasco. Y en eso están. Queriendo dar clases de ética democrática a los alumnos equivocados. Para no ser los únicos que empiezan el año con mal pie, los Reyes Magos también quieren hacer política y piden «tolerancia para quienes quemaron las fotos de los Reyes de España». Qué manipulación del disfraz. Menos mal que estos reyes sólo duran un día. De lo contrario, pobres niños.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 5/1/2008