- Sin Ortuzar, Imanol Pradales se queda sin su principal valedor en el PNV. Aitor Esteban deberá lidiar ahora desde el partido con Pradales al frente del Gobierno vasco.
En un partido político, como organización humana que es, las decisiones acerca de las personas que tienen que decidir en su seno se pueden adoptar de dos maneras. O a favor de la persona elegida o en contra de la que no se elige.
Y en el PNV se están tomando últimamente en contra de quien no se elige.
Eso explica lo que está pasando ahora en el PNV. Y eso no es nada bueno para la organización, por dos razones.
Primero, porque así no hay forma de que el partido y quien lo dirige vayan a una.
Y segundo, porque desde fuera, como está ocurriendo ahora, se pueden sacar consecuencias indeseables o, como mínimo, erróneas.
Ahora todo el mundo está hablando de los apellidos de Aitor Esteban Bravo y de los orígenes sorianos de su madre.
También se acuerdan de que Imanol Pradales Gil tiene todas sus ascendencias en la Ribera de Duero burgalesa, así como en Valladolid y Cantabria. Ninguna en el País Vasco, al que sus padres llegaron con las grandes oleadas inmigratorias de las décadas centrales del siglo XX y que cambiaron por completo su fisonomía.
Pero me temo que ese análisis no da en el clavo de lo que está ocurriendo ahora. Qué más quisiéramos algunos.
Y no da en el clavo por varias razones. La más importante, porque Imanol Pradales Gil no representa ninguna corriente de opinión dentro del partido.
Pradales era un perfecto desconocido cuando fue elegido y sigue sin tener ascendiente alguno entre las bases. Su elección no ha alterado nada el ecosistema identitario en el interior del partido ni nadie, desde dentro, ha sacado ninguna conclusión a futuro en ese sentido. La prueba está en que las elecciones recientes a los órganos directivos provinciales del partido han dado como resultado una presencia abrumadora en ellos de los pata negra del partido: gente con los dos apellidos eusquéricos y de quien todo el mundo en el partido conocía a alguno de sus ancestros.
En Guipuzcoa el resultado en este sentido ha sido abrumador, como en Vizcaya. Hasta en Álava son mayoría.
Entonces, ¿qué ha pasado ahora con Aitor Esteban Bravo para volver al perfil de Imanol Pradales Gil y que todo el mundo esté diciendo que en el PNV van a mandar los maquetos?
Pues muy sencillo. Que están eligiendo a la contra. No a favor del elegido, sino en contra del que no lo es.
«Cuando Andoni Ortuzar eligió a Imanol Pradales Gil le hizo un feo imperdonable a Iñigo Urkullu. Sobre todo, por la calidad de su sustituto»
Por eso el tema de los maquetos sería una consecuencia completamente imprevista, colateral, con la que algunos se pueden entretener, pero que no pasa de ahí.
Cuando Andoni Ortuzar eligió a Imanol Pradales Gil le hizo un feo imperdonable a Iñigo Urkullu. Sobre todo, por la calidad de su sustituto. Un perfecto desconocido en el partido, y no digamos ya a nivel social vasco. Alguien sin bagaje institucional, con apenas la responsabilidad de un departamento dentro de una Diputación, la de Vizcaya.
Repasemos los anteriores lendakaris para apreciar la diferencia.
Ardanza, Ibarretxe, ambos con responsabilidades institucionales de primer nivel antes de llegar al cargo. Ambos habían sido alcaldes, presidente de Diputación en el caso de Ardanza. Vicelendakari en el caso de Ibarretxe.
Iñigo Urkullu ha sido lendakari por tres legislaturas, a dos años de batir la longevidad de Ardanza, y antes fue nada menos que presidente del partido.
Andoni Ortuzar eligió a Imanol Pradales para que no siguiera Iñigo Urkullu. Así de brutal fue esa decisión. Y le salió bien la apuesta porque en el País Vasco un candidato puesto por el PNV, con el apoyo de todo el partido, es muy difícil que no salga, dada la aritmética parlamentaria que tenemos y con un EH Bildu que, por mucho que suba, tiene su techo, sobre todo moral, que nunca va a romper por la mochila que le cuelga. La de un terrorismo del que nunca ha abjurado ni lo hará.
Del mismo modo, lo que tenemos ahora es que las bases del partido, donde el urkullismo cuenta, como no podía ser de otra manera, han elegido a Aitor Esteban para que no salga Andoni Ortuzar. Así de sencillo y así de brutal también.
«Aitor Esteban significa una excepción en toda regla en el PNV, ya que ha llegado hasta la cúspide del partido desde Madrid»
No hay renovación ninguna, al menos no generacional, porque ambos se llevan apenas unos meses de diferencia en edad.
Aitor Esteban ha hecho su carrera política adulta en Madrid, algo insólito hasta ahora entre los cuadros de primer nivel del PNV. El más longevo fue Anasagasti, que quedó luego como una suerte de intelectual orgánico del partido.
El que le sucedió, Josu Erkoreka, a lo más que llegó fue a vicelendakari con Urkullu.
Aitor Esteban significa una excepción en toda regla, ya que ha llegado hasta la cúspide del partido desde Madrid. Lo que pasa es que su mujer es quien es, Itxaso Atutxa, todopoderosa presidenta del partido en Vizcaya durante los mismos años que Ortuzar ha estado al frente del partido. Esa provincia es la principal territorial del PNV.
Lo que es seguro es que ninguna de esas condiciones habría bastado para encumbrar a Aitor Esteban al frente del partido si Andoni Ortuzar no hubiera elegido a Imanol Pradales candidato a lendakari en detrimento de Iñigo Urkullu.
Ahora, Imanol Pradales se va a quedar sin su principal valedor. Y ya veremos cómo gestiona Aitor Esteban desde el partido la presencia del elegido de Ortuzar al frente del Gobierno vasco.