Fernando Navarro-El Español
  • Por la Empresa Nacional del Uranio, presidida por el exgerente del PSOE hoy bajo sospecha por los pagos en negro, pasó también Leire Díez. El primero no tiene experiencia en el sector, y los conocimientos de la segunda se circunscriben más bien a la fontanería.

En abril de este año Pilar Lucio, consejera del Consejo de Seguridad Nuclear, emitió un innovador dictamen en el Congreso:

«Para ser un consejero o consejera independiente y neutral, no es imprescindible tener conocimientos técnicos extraordinarios en esta materia, aunque ayuda. Pero cuidado, que a lo mejor tener demasiados conocimientos también es contraproducente«.

Fueron unas palabras inspiradoras, posiblemente similares a las que en 1986, en Chernóbil, indujeron a subordinar los conocimientos técnicos a los méritos en el Partido.

El Consejo de Seguridad Nuclear es el regulador encargado de garantizar la seguridad nuclear. Entre otras cosas supervisa a la Empresa Nacional del Uranio (ENUSA).

Tal vez el espíritu de Pilar Lucio indujo en 2018 a sustituir a su presidente José Luis González, un ingeniero industrial experto en Técnicas Energéticas que había ocupado el cargo durante más de 20 años (cargado, por tanto, de conocimientos contraproducentes), por José Vicente Berlanga.

Berlanga, por el contrario, era el candidato ideal: no tenía formación ni experiencia en el sector energético y era amigo de Ábalos.

En 2021 Berlanga fue sustituido por Mariano Moreno, que tampoco tenía conocimientos en el sector y también era amigo de Ábalos. Todo en orden.

Hasta ese momento Mariano Moreno era gerente del PSOE, y el próximo día 29 debe declarar ante el Tribunal Supremo por ese asuntillo de los pagos en sobres que algún mal pensado podría atribuir a financiación irregular del partido (Ignacio Varela, que conoce a la perfección el interior de los partidos, lo tiene claro: «Si te pagan en efectivo es porque el dinero entró en la caja en efectivo»).

En todo caso Mariano Moreno, exgerente del PSOE sin formación técnica contraproducente, pasó a cobrar un sueldo de más de 245.000 € anuales en ENUSA. En español se llama «encontrar una mina de oro» a acceder repentinamente a una enorme fuente de riqueza. También se habla de hallar un filón, e incluso descubrir petróleo. En el caso del PSOE quizás sea más exacto decir que han encontrado uranio.

Porque también recalaron en ENUSA otras personas provenientes del PSOE. Charo Arévalo, exconsejera de Medio Ambiente en Castilla-La Mancha, y Gloria Parra Calero, amiga íntima de Ábalos. Ambas recibieron sueldos cercanos a los 10

Es curioso que los políticos que dicen defender la igualdad no suelan tener reparos en ser tratados desigualmente, siempre que sea para mejor.

Y también pasó por ENUSA la inefable Leire Díez. Sus conocimientos se circunscriben más bien a la fontanería, pero es tan chapucera que también empiezan a ser contraproducentes. Ya sabíamos que organizaba conspiraciones mediante videoconferencias, pero ahora nos hemos enterado de que intentó sobornar a dos fiscales, que la denunciaron inmediatamente.

Uno de ellos era el fiscal Stampa, al que María Dolores Delgado, entonces fiscal general, abrió una investigación para impedir su ingreso en la Fiscalía Anticorrupción.

Leire Gotera, que le explicó candorosamente que, tras la imputación de Begoña Gómez, Sánchez había dado instrucciones de «limpiar sin límite» la Fiscalía y la UCO, le ofreció, precisamente, la Fiscalía Anticorrupción, y esto sentó mal a Stampa.

La Fiscalía de Álvaro García Ortiz archivó la denuncia contra las cloacas del PSOE porque uno de los implicados no le cogía el teléfono, y así no hay manera. Luego Leire pasó a Correos, dirigido en ese momento por Juan Manuel Serrano Quintana. El currículum de Serrano también estaba impoluto de conocimientos y es persona de confianza de Sánchez, y de este modo consiguió llevar a la empresa a unas pérdidas de 1.100 millones.

Mientras tanto la fontanera Leire Díez estuvo, ejem, a cargo del voto por correo. Todo esto, como ven, es una historia de agentes secretos, pero no precisamente de LeCarré sino de Anacleto.

Pero el último filón parece haber aparecido en Indra. Cuenta Hay Derecho que podría estar a punto de adquirir la empresa EM&E por 1.100 millones de euros. Dice Luis Garicano que, en los últimos tres años, la valoración de esta empresa se ha multiplicado por 15 gracias a haber recibido numerosos contratos públicos.

Bueno ¿y qué?

Pues que EM&E quiere decir Escribano Mechanical & Engineering. Tal vez el nombre no les suene, pero los hermanos Escribano son, simultáneamente, propietarios de EM&E, segundos mayores accionistas de Indra (con un 14,3%; el mayoritario es la SEPI con un 28%). Y uno de ellos, además, presidente de Indra.

Los conceptos «economía de amiguetes», «crony capitalism» y «conflicto de intereses» palidecen ante esta situación. Pero ya saben que aquí no pasa nada y que, según Pedro Sánchez, este el Gobierno «más limpio de la historia de la democracia». Circulen.