Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

La vicepresidenta de estas cosas del trabajo estará contenta. Se impone a la parte ‘casi mala’ del Gobierno compartido y saca adelante su reducción de la jornada laboral y su aumento del salario mínimo interprofesional, que queda situado en la parte alta de lo sugerido por su comité de expertos, nombrados para asesorarle en materia tan peliaguda y en base a su gran experiencia. ¿Expertos en qué? Ni idea, pero desde luego no en pagar salarios, pues entre todos ellos dudo mucho que hayan pagado alguno de su bolsillo. A cambio, seguro que han leído muchos libros e informes sobre remuneraciones salariales y compensaciones laborales. Eso sí. Total, tres puntos de oro para su casillero y a cambio solo de ceder en un par de cosas y encima con la oposición de la patronal. Perfecto. La OIT, la Organización Internacional del Trabajo, acaba de recordar la necesidad de ajustar los cambios laborales «a la negociación colectiva» y estas medidas no cuentan con el aval de ninguna mesa de diálogo, pero ¿qué mas da?

Por su parte, el ministro de Economía estará contento. No ha conseguido descarrilar la idea de reducir la jornada pero ha conseguido torcer el brazo de su compañera en el Consejo, superior en el escalafón, y dulcificarla con la ampliación de plazos y el reparto de ayudas para facilitar el tránsito, que la señora Díaz retiró de la mesa como castigo cuando la abandonó la patronal. Con la subida del salario mínimo ya dijo que estaba contento, así que nada que objetar, lo cual es muy razonable pues él tampoco paga salarios de su bolsillo, así que le da igual.

También estarán contentos los sindicatos, que obtienen todo lo que deseaban, la gran parte al contado y el resto en cómodos plazos, como lo estarán los miembros del comité de expertos, cuya opinión ha sido escuchada, compartida y ratificada. Lo está seguro el presidente Sánchez que cierra así una nueva vía de agua que se le había abierto y aunque se mueve bien en el chapoteo, un sofocón que se ahorra. ¿Alguien descontento? Sí, claro, los empresarios. ¿Pero eso qué mas da? Aparte de contratar trabajadores, pagar los salarios, pagarlos más elevados, exigir a cambio menos horas de trabajo y pagar a la Seguridad Social unas cotizaciones más elevadas, ¿qué han hecho ellos para merecer alguna atención especial? Que no se quejen, los romanos hicieron mucho más por Judea y ya sabemos cómo les trataron.