HERMANN TERTSCH, ABC – 22/07/14
· En España, desde el ministro de Exteriores a la última becaria radiofónica, todos tienen el corazoncito prendado de Rusia.
Dos conflictos tienen al mundo en vilo en estos momentos. Se disputan ambos con fiereza en todos los sentidos, el tiempo y la prioridad en los medios de comunicación del mundo. El derribo del avión de MH17 y el secuestro de los restos, todo indica que por milicianos separatistas de Ucrania controlados por Rusia, y la operación militar israelí en Gaza, con su creciente número de víctimas, compiten en crueldad, en gravedad y dramatismo.
Y una vez más, la opinión hegemónica en los medios en España revela nuestra permanente anomalía. Mientras en todos los países europeos se producen todo tipo de opiniones, muchas vehementes, vuelve a ser evidente que en los medios españoles siempre tienen supremacía la postura objetivamente hostil a los intereses y criterios de una sociedad libre y abierta. Igual que en el debate nacional parece proliferar en amplios sectores el lema «en la duda contra España», en la política internacional es «en la duda contra Occidente».
Resulta terrorífico comprobar además cómo al izquierdismo mediático se suma una infantilización del discurso y los conceptos que hace imposible una aproximación racional e informada a las tragedias de que hablamos. Nadie discute ya que Vladímir Putin rompió con todo intento de democratizar Rusia, que ha construido un régimen autocrático en el que disentir se paga con la ruina y marginación, cuando no la muerte. Nadie discute que ocupó y se anexionó una parte de un país vecino. Nadie discute que quería a Ucrania en Eurasia para convertirla en otra dictadura disfrazada.
En Ucrania ha habido elecciones en mayo, celebradas con pulcritud y gran participación y con un presidente con mayoría absoluta salido en primera ronda. Pese a tanta intoxicación y diatriba sobre supuestos poderes neonazis en Ucrania, el voto a la extrema derecha no llegó al tres por ciento. Ahora se da el derribo del avión malasio por esos grupos de mafiosos locales y mercenarios, pero también oficiales regulares llegados de Rusia. Ha quedado demostrado que armas y soldados se suministran, organizan y dirigen desde Moscú. Ucrania se esfuerza por deshacerse de los vicios totalitarios y homologarse con Europa. Mientras Rusia bajo Putin vuelve a sus peores fueros imperialistas y totalitarios. Pues en España, desde el ministro de Exteriores a la última becaria radiofónica, todos parecen tener el corazoncito prendado de Rusia.
Sobre Gaza casi no hay palabras para describir la mugre judeófoba y antisemita que ha surgido en los medios. Quienes no se inmutaron con colegios enteros de niños árabes masacrados por Assad, a quienes importaban un carajo los niños asesinados por Milosevic, llaman genocidio a una operación que ningún ejército del mundo podría hacer con menos bajas. Una operación que Israel intentó desesperadamente evitar. Hamás, después de matar a los tres chicos judíos, no dejó un día de lanzar cohetes. Israel abandonó Gaza hace muchos años. Ahora es una inmensa base terrorista cubierta por escudos humanos. Mientras los jefes de Hamás viven en el Golfo. Israel aceptó el alto el fuego propuesto por Egipto. Para no entrar en Gaza. Hamás lo rechazó. Hace seis días solo. Pues nadie se acuerda en España. Hay infamia suficiente para hablar de genocidio y comparar la sobajas de esta operación, que hacen jóvenes soldados que se juegan y pierden la vida para evitar más bajas civiles, con los millones llevados a las cámaras de gas.
Y después hablan de proporcionalidad. Israel es ya hoy la única nación occidental con voluntad, además de costumbre, de defenderse. Por eso existe esa democracia. Cuando nuestra democracia tenga enemigos como los suyos, los tiene ya casi, seguro que nosotros somos tan estupendos que lo solucionamos con una oportuna rendición ante el totalitarismo y la barbarie.
HERMANN TERTSCH, ABC – 22/07/14